¿Hacia dónde marcha el
mundo?. En el siglo pasado, algunos llegaron a sostener el Fin de la Historia
luego de la caída del muro de Berlín y el fin de guerra fría. Sin embargo, el
“fin de la historia” fue una afirmación pedante y sin correlato con la
realidad. La historia es tejida por máquinas inescrutables, instaladas más allá
del intelecto humano. Al final de todo, la historia humana es una historia de
la distribución del poder entre distintos grupos humanos. Eso es todo: poder.
La lucha comenzó con el
poder religioso por encima del poder político. Paso a paso, el poder político
le disputó el poder al religioso y se hizo un espacio propio, hasta que el
poder económico lo desplazó y comenzó a marcar el territorio. El mundo se
convirtió en una gran mina llena de tesoros que los más poderosos aspiraban a
poseer. Y el más grande de los tesoros estaba en el Medio Oriente: el petróleo.
El poder económico comenzó a dirigir las operaciones mundiales en base al modelo
neosocialista, controlador y concentrador del poder. Así ha sido hasta que el
poder religioso proveniente del Medio Oriente ha despertado en las peores
manos. Si el profeta Mahoma viviera, castigaría a los terroristas que usan el
islam, una religión de paz, para justificar sus atrocidades propias de mentes
retorcidas.
Sin embargo el poder
económico del mundo desarrollado ha cometido pecados enormes en el Medio
Oriente; ha creado países y fronteras; ha impuesto y defendido liderazgos
brutales; ha sometido poblaciones enteras a dictadores sanguinarios solo porque
ellos les entregan el oro de la tierra. El segundo error ha sido eliminar a
esos dictadores, con el paso del tiempo, para intentar imponer el modelo
político democrático que solo ha creado caos y violencia dado el vacío de
poder. Es la absurda creencia del neosocialismo internacional: fabricar
progreso llevando a otras latitudes modelos políticos creados bajo otras
condiciones…¡y llevan los peores modelos!, ¿podría ser distinto?.
Las sociedades humanas
han progresado en la historia por diferentes caminos y han llegado a diferentes
estados evolutivos. La sociedad occidental ha impuesto el modelo democrático
porque eso les ha permitido resolver, de alguna manera, la cuestión de la asignación
del poder, pero otras sociedades menos desarrolladas todavía deben lograr
consensos respecto de cómo gestionar el poder. Los pueblos de estas sociedades
jamás han dispuesto del poder y a lo más, han logrado una comedia representada
en congresos o parlamentos en que las elites continúan manejando los hilos del
poder. En el caso del Medio Oriente, con fronteras trazadas por Occidente, las
distintas tribus debieron agruparse en sociedades que pasaron a formar “países”.
En ese contexto, los liderazgos solo podían surgir de las tribus más agresivas
y expansivas que se apoderaban del territorio entero, respaldadas por las
naciones más desarrolladas. Los países más poderosos de Occidente necesitaban el vital petróleo para
su crecimiento y no titubearon en respaldar regímenes brutales y dictatoriales
con el fin de mantener un acceso privilegiado al recurso.
La intervención
interesada de las naciones avanzadas de Occidente mantuvo a los pueblos árabes
sometidos a dictaduras brutales. Esta situación no podía continuar y poco a
poco, los pueblos comenzaron a buscar alternativas que les permitieran
controlar sus vidas. Se había creado un caldo de cultivo preciso para otro tipo
de dictaduras, igualmente brutales: las que se basan en un Islam mal entendido.
Al igual como las cruzadas fueron respaldadas por la iglesia de su tiempo, la
guerra santa también fue justificada por los mulás, ayatolas y ulemas. Los
infieles debían reconocer al Islam como la única religión y debían someterse.
Las sociedades
atrasadas, controladas por un poder central brutal, solo podían ser “liberadas”
por otro poder central al que podían reconocer como propio, aunque fuera
igualmente brutal. La primavera árabe
fue el despertar de una serie de conglomerados humanos que querían otra vida,
más allá de la violencia del poder de turno, sin saber que les deparaba el
futuro. La guerra santa dio a muchos jóvenes la oportunidad de plantarse frente
al mundo y mostrarse orgullosos de sus creencias y sus pretensiones, defendidas
e impuestas con las armas. El resentimiento de siglos contra Occidente ha sido
explotado, por ciertos liderazgos, inoculando en las mentes más jóvenes la
realización de perversas acciones que se justifican por el paraíso que les
espera. Nadie les ha dicho a esos jóvenes que asesinan personas brutalmente o se
inmolan, casi gratuitamente, que las vidas que quitan y sus propias vidas son
más valiosas que las creencias de los que los envían a la barbarie.
Algunos culpan a la
religión de la crueldad y la barbarie de estos grupos minoritarios, pero ¿qué tiene
que ver la religión?. La “guerra santa” que enarbolan algunos religiosos fanáticos
solo representa una manifestación del pasado lleno de resentimiento hacia las
naciones que los dividieron y controlaron. Las religiones verdaderas, el Islam
entre ellas, son creencias de paz y de respeto, mientras que la violencia solo
es la expresión de aquellos que no respetan nada y que la usan de excusa para
sus diabólicos planes de apoderarse del poder. Algunos dicen que el Islam no es
una religión de paz por algunos párrafos sacados de contexto, pero ese texto
solo es una manifestación de otras épocas que no puede interpretarse en forma
literal.
La razón no está de
parte –ni puede estarlo- de los que están detrás de los atentados y de los que
bombardean poblaciones civiles; la intolerancia y su afán totalitario les
llevan a buscar sus propios fines por medio de la barbarie que alimenta el
miedo y el terror. En realidad, estos amantes del poder totalitario solo desean
esclavizar por el miedo. No aceptan un mundo distinto al de sus creencias;
quieren un mundo que responda a sus reglas…Sin embargo, la naturaleza y la vida
son sabias.
Todo lo que está
pasando tiene un sentido que aún no podemos definir con certeza…¿Cómo
racionalizar la matanza de París e intentar justificarla o comprenderla?. No
podemos hacer ni lo uno ni lo otro; la violencia debe ser rechazada porque el
mundo está llegando a la conclusión –pese a estos bárbaros- que la vida humana
es demasiado valiosa cómo para extraviarla en desvaríos criminales…La
naturaleza y la vida les cobrará la cuenta a aquellos que han usado su vida
para masacrar vidas ajenas bajo cualquier excusa…Todo se paga en esta Tierra
puesto que no existen ni paraísos ni vida eterna y la maldad no puede ser
pagada con maldad, sino con amor y paz.
El Islam es una
religión de paz y amor, y el Occidente cristiano ya ha cometido demasiados
errores en su mundo. Debemos mirar las causas y entender porque un mensaje
violento y totalitario permea las mentes de los más jóvenes…¿No habremos
actuado con demasiada violencia en sus tierras?, ¿no hemos abusado demasiado de
ellos?…La solución está en crear sociedades más libres y abiertas y no lo contrario,
aunque eso nos convenga en el corto plazo. El abuso y el maltrato siempre abre
las puertas para que el pensamiento totalitario haga su ingreso con sus
visiones de un mundo cerrado y dividido en compartimentos estancos…¡Eso no lo
queremos!. Queremos un mundo sin
fronteras donde no existan los extranjeros, ni los extraños, sino solo los
individuos haciendo uso de sus talentos y capacidades para traer bienestar a otros;
el planeta es una nave espacial demasiado pequeña como para que se la apropien
unos locos amantes del poder.
Porque la lucha
violenta por el poder siempre termina en el sufrimiento de los más pobres y
débiles; las portadas son para los generales y líderes que sobreviven en sus
cuarteles protegidos por toneladas de concreto, en cambio, las tumbas y las
cruces son para los inocentes que mueren o son muertos por órdenes de esos locos
que declaran guerras santas o bombardean ciudades enteras. Todo se paga en esta
Tierra porque todo efecto tiene una causa. La violencia es un camino corto y doloroso,
mientras que el amor y la paz es un camino largo y tortuoso. Debemos recorrerlo
llevando pensamientos de paz y amor. No hay otra solución aunque nos duela,
pero para eso se requieren líderes de otra estirpe que los actuales.
El universo es
demasiado grande e inescrutable como para pretender conocer nuestro futuro...Cada
acción que realizamos y cada pensamiento que cruza nuestras mentes responde a
designios que están más allá de las posibilidades de la especie humana...Los
bárbaros que nos sorprenden en el día de hoy son iguales que nosotros, pero
están dirigidos por energías que deben gastarse para desaparecer…Somos tan
pequeños en un universo tan gigantesco que resulta un mito pensar que los
dioses se preocupan por nosotros. Estamos solos en el universo y debemos encontrar
el camino hacia la verdad caminando por nuestros propios medios. No culpemos a
Dios ni oremos para pedirle por algo que nuestras civilizaciones han creado
porque los individuos lo hemos permitido. Hemos elegido liderazgos que abusan
de los más débiles y se apropian de riquezas que no les pertenecen…¿no habrá
llegado el momento que los individuos comiencen a pensar por sí mismos y dejen
de poner sus vidas en manos de personas y agrupaciones de escasos valores?...
¿O usted opina lo
contrario?
Panorama
LIBERAL
Domingo
15 Noviembre 2015
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