Recientemente se
presentó en Londres, como orador en una cena a la que asistieron los ejecutivos
más poderosos de la industria minera en la capital del Reino Unido, el
presidente del directorio de Codelco, la minera estatal, el señor Oscar
Landerretche. En dicha ocasión, criticó cómo la industria enfrentó el ciclo
alcista de materias primas; planteó que la industria ha cometido bastantes
pecados…“ganancias sin productividad”…“inversiones sin continencia”. Terminó
manifestando que la contracción de los precios tendrá consecuencias en la vida
de las familias, comunidades y países en que están presentes…¿descubrió la
rueda?.
Resulta extraño que el
principal ejecutivo de la estatal Codelco vaya a Londres a dictar cátedra
respecto de cómo hacer buenos negocios cuando todos saben que Codelco es una
empresa pasiva, generadora de flujos y que no asume riesgos en los mercados, estando
sometida a los cambios tecnológicos y rogando al cielo que los cambios de
precios le sean favorables…¿Qué puede enseñar una empresa de estas
características?. En general, ¿qué puede enseñar una empresa estatal de pobre
gestión y sin visión de largo plazo?.
¿CUÁLES
SON LOS SIETE PECADOS CAPITALES DE
CODELCO?
Primer
pecado, el pecado original: Ser una empresa estatal.
El pecado original de
Codelco es ser una empresa estatal, gestionada en base a los principios
políticos más caros de los gobiernos de turno que necesitan recursos como si
fuera una vaca lechera. Es decir, Codelco no es una empresa estrella, es una
empresa vaca lechera. Pero, ¿qué se espera de una empresa estatal?. Solo dos
cosas: que no sea problemática y genere enormes beneficios al Estado en
términos de ingresos. Por eso, lo único que interesa a los políticos es el
precio de la libra de cobre en los mercados internacionales y su impacto en las
arcas fiscales…¿tiene futuro una empresa que es gestionada por un solo
indicador?.
Segundo
pecado: Sus gerentes son elegidos políticamente.
Los gobiernos de turno
eligen directores y altos gerentes basándose, únicamente, en principios
políticos sin tener en cuenta si tienen experiencia y conocimientos técnicos en
el sector. En realidad, son interventores políticos que están en la empresa
para salvaguardar los intereses del gobierno de turno y usar la empresa para
pagar favores políticos.
Por lo tanto, ¿pueden
velar por el bienestar de la empresa, personas nombradas en base a criterios
políticos, sin experiencia ni capacidad probada en el sector?, ¿pueden ser buenos
ejecutivos aquellas personas que gestionan en base a principios políticos y no
en base a criterios técnicos?.
Tercer
pecado: Ser cogestionada por los trabajadores
Codelco se ha
transformado desde hace tiempo en una empresa que no puede hacer cambios revolucionarios
en su gestión porque los trabajadores deben aprobarlo. Es más, los trabajadores
tienen la convicción que en la empresa no se puede mover una hoja si ellos no
lo aprueban….¿cómo puede gestionarse una empresa que tiene esta estructura de
poder?.
Mirando la situación
desde afuera se puede llegar a la conclusión que una empresa no puede ser
gestionada si existen demasiados intereses en pugna. Por un lado, gerentes y
ejecutivos que deben agraciarse con el poder político de turno y por otro lado,
trabajadores que cogestionan la empresa con el único fin de sacar la mayor
tajada posible de los ingresos recibidos. A ambos, no les interesa hacer una
empresa eficiente sino solo una empresa que les permita satisfacer sus voraces
apetitos personales. Y nadie le rinde cuantas a nadie.
Cuarto
pecado: Es una empresa pagadora de favores políticos
La eficiencia no forma
parte de la esencia de Codelco. Esta es una empresa generadora de flujos
destinada a servir intereses políticos de escasa rentabilidad. Es la razón para
tener ejecutivos elegidos políticamente, adquirir recursos de dudoso
rendimiento y poseer una plantilla de trabajadores recibiendo jugosos montos
por un desempeño de dudosa productividad.
Esta forma de ser de
Codelco tiene como consecuencia que sus recursos no son utilizados para
aprovechar las oportunidades más rentables en los mercados.
Quinto
pecado: No poseer una visión de largo plazo para su crecimiento.
El punto anterior nos
lleva a la siguiente conclusión: las empresas estatales, ineficientes económicamente,
no poseen una estrategia de crecimiento de largo plazo, centrando su accionar
solo en la visión cortoplacista generadora de flujos. ¿Cómo puede crecer una
empresa que solo mira el corto plazo?.
La carencia de una
visión de largo plazo es castrante para el crecimiento de la empresa; centrarse
en el corto plazo implica caminar sacándose las pelusas del ombligo sin
levantar la vista para observar las imperfecciones del camino. Así camina
Codelco.
Sexto
pecado: No comprender como funciona el mercado.
Cuando una empresa se
gestiona con una visión de corto plazo se pone de espaldas al funcionamiento de
los mercados. En el corto plazo, los mercados tienen fluctuaciones que son
imposibles de seguir si no tenemos una visión de largo plazo. Este es el motivo
de muchas decisiones que toma Codelco: vende a futuro con un precio de corto
plazo, paga a sus trabajadores basándose en un precio de corto plazo. A lo más,
una visión de corto plazo es miope y de corto alcance…¿podría ser distinto?.
No comprender los
fundamentos de largo plazo de los mercados, es la peor de las situaciones que
le puede suceder a una empresa puesto que no tiene anclas en el futuro al cual
deba dirigirse.
Séptimo
pecado: No ser innovadora ni provocar al mercado.
Cada uno de los
aspectos anteriores ha impedido que Codelco haya sido (¡y lo sea en el futuro!)
la primera empresa transnacional chilena. Las restricciones que enfrenta su
accionar diario y su estrecha visión la lleva a ser una empresa pasiva,
conservadora, no innovadora (¿para qué innovar si me conformo con lo que
tengo?) ni a crear nuevos mercados y modelarlos de una cierta manera para
mejorar el bienestar de los ciudadanos del mundo. Codelco parece ser una empresa
que espera en el patíbulo que los jueces (¡los mercados de commodities!) sean
piadosos con ella.
Al final, Codelco en
toda su historia no ha creado toda la riqueza potencial que está en su esencia.
Y esta situación es responsabilidad de los gobiernos socialistas, de escasa
visión y escaso liderazgo, que han creído que la gestión estatal es generadora
de riqueza cuando es todo lo contrario. El Estado empresario es una figura que
rapiña la riqueza y la redistribuye de la manera más ineficiente posible,
premiando a unos pocos mientras las grandes mayorías observan cómo se
desperdicia la riqueza en los bolsillos de los menos talentosos. Es el futuro
que votamos; es el futuro que está acá en las frases de una persona como el
actual presidente ejecutivo de Codelco. Una pena, una vergüenza.
Panorama
LIBERAL
Martes
3 Noviembre 2015
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