En
Chile, los poderes fácticos de todos los colores han instalado, con evidente
orgullo y desde hace tiempo, la siguiente afirmación: “Tenemos la fortuna que Chile
no es un país corrupto”…¡Y lo dicen los mismos poderes fácticos que se han
enriquecido gracias a la corrupción ya evidente para todos!.
La
verdad es muy diferente porque, a lo largo de nuestra historia, los políticos
siempre han buscado el poder económico que les permita prolongar su estadía en
los pasillos del poder, y los ricos siempre han buscado el poder político para
seguir prosperando y enriqueciéndose en base a regalías y apertura de mercados
solo para ellos, en desmedro de todos los demás.
Así
se ha prostituido la democracia en beneficio de algunos pocos que aprovechan la
oscuridad y la ignorancia de todos para actuar en su propio beneficio. Por todo
lo anterior, podemos afirmar claramente que la corrupción es un mal de las
democracias intervenidas por los políticos que se apropian de sus recursos y
disponen de la fuerza para coaccionar a la población con el fin de satisfacer
sus propios fines.
Como
ejemplos, basta con remitirnos a las dos alcantarillas abiertas. Por una parte
el caso Penta –alcantarilla abierta de la derecha política- ha llegado a las
instancias judiciales con todas las implicancias posibles para la derecha. Es
una muestra palpable de los mecanismos que tenían los políticos de este sector
para financiar sus campañas electorales, sin pudor alguno. Sin embargo, que un
privado done recursos para que un político haga campaña no es algo nuevo ni
exclusivo de la derecha porque se ha hecho en Chile desde que tenemos memoria…Por
eso, es imposible pensar que un político llegue a un cargo sin tener deudas de
todo tipo que lo restringen e invalidan.
Aparte
del contubernio entre los intereses económicos y políticos, el caso Penta muestra
la brutal pobreza de las ideas de derecha transmitidas por unos candidatos que
creen que los recursos económicos harán la diferencia en el electorado. La
pobreza de la derecha no tiene relación con los recursos financieros sino con
el hecho que no han sabido vender las ideas más exitosas de la historia humana.
Por eso, por la sanidad de la derecha, todos los comprometidos en el caso Penta
deben renunciar a sus cargos si es que desean honrar el sector que dicen
defender…aunque lo más probable es que no den la cara y se oculten de la
vergüenza pública que ya los alcanzó en sus alcantarillas.
En
otras palabras, en este contexto, la derecha ya no es una opción política
viable porque ha pervertido sus principios vitales y ha sucumbido al canto de
sirenas socialistas defendiendo ideas que no son las correctas…¿Cómo la gente
de derecha va a creer en políticos que les hablan de más intervención y paternalismo,
más bonos e impuestos y crecientes regulaciones?...mientras abusan de las leyes
que deben defender…
Por
otra parte, el caso Caval-SQM y relacionados –alcantarilla abierta de la izquierda- muestra
a las claras que la izquierda no tiene autoridad moral para sermonear a la
sociedad: ¡ellos son los corruptos que deben ser sermoneados!.
Si
suponemos, con certeza, que la izquierda considera el trabajo asalariado como
una especie de esclavitud, siempre ha resultado dudoso responder: ¿de qué vive
un izquierdista promedio?. En general, un izquierdista promedio vive y ansía vivir
a costa del Estado y del dinero de todos los contribuyentes, es un parásito que
piensa que ha sido maltratado por la vida y que el Estado es responsable de
ello. De aquí viene la visión que la sociedad cambiará con paternalismo y
muchos bonos para lograr la igualdad total…
Por
eso no extraña que los izquierdistas se emocionen cuando dicen que una persona
ha sido “servidor público” toda la vida…En otras palabras, no ha hecho más que
apropiarse de parte de la riqueza sin aportar nada a cambio…¿puede ser más
paradójica esta visión?.
Al
final, una democracia intervenida por la derecha y la izquierda crea
alcantarillas de corrupción que son pruebas evidentes que la sociedad no va para
ninguna parte, excepto enriquecer a la maleza que crece bajo el sol…Los
ciudadanos comunes y corrientes somos la presa que estos depredadores capturan
para solazarse con los recursos que les entregamos. Así, hoy, la ciudadanía
esta hastiada pero debemos tener cuidado de no desbordar los cauces jurídicos
de un Estado de Derecho porque de colapsar la actual democracia quedamos
expuestos a los mesiánicos poseedores de la verdad revelada como
Enríquez-Ominami, Parisi u otro más que surja del desorden y de la falta de
valores.
Sin
embargo, en los casos indicados se muestra con claridad las enormes
oportunidades de que gozan aquellas cucarachas que profitan de su cercanía al
poder, así se enriquecen mientras los demás ciudadanos debemos luchar día a día.
Por eso, es muy dudoso decir que en Chile la corrupción no sea relevante y, más
bien, los que la niegan son una muestra palpable de dos de las características
más notables de nuestra sociedad, una vulgar hipocresía que niega lo evidente y
una capacidad de mentir descaradamente.
¿Qué
puede hacer un ciudadano responsable…seguir votando por ellos o patear el
tablero?
Panorama LIBERAL
Domingo 26 Abril 2015
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