Ahora que ha muerto Hugo
Chávez y, mientras sus fanáticos peregrinaban para despedirlo, el gracioso delfín
chavista Nicolás Maduro se atrevió a anunciar que el cuerpo del presidente sería
embalsamado tal como se hizo con Ho Chi Minh, Lenin y Mao, “para que el pueblo
pueda tenerlo por siempre en una urna de cristal”.
Chávez se fue de
Venezuela, para tratarse por última vez en Cuba, un lejano 8 de diciembre del
2012 y nunca más se le volvió a ver con vida. Pero, antes de marcharse para
siempre, había nombrado a Nicolás Maduro como su sucesor ante cualquier
eventualidad. Después, todo fue silencio, nada más se supo de la salud del
gobernante y, muchos, sostienen que Chávez no soportó el último tratamiento y
se le mantuvo artificialmente con vida por cuestiones políticas porque se
necesitaba tiempo para organizar la sucesión ante la ausencia del líder.
Debía haber tomado
juramento el 10 de enero para asumir en su nuevo período, pero el tribunal estableció
en un fallo emitido el 9 de enero que Chávez podía tomar juramento una vez que
se recuperara de la enfermedad, considerando ese acto una formalidad
innecesaria para un presidente reelegido. Las dictaduras hacen lo imposible
para mantenerse en el poder, y solo así se entiende que, durante 2 meses,
Venezuela tuvo un jefe de estado que públicamente estaba en la plenitud de
ejercicio de todas sus atribuciones y poderes, pero que en la práctica no estaba
en capacidad de hacerlo.
Hoy, ya se sabe con
certeza que Hugo Chávez jamás se recuperó de las últimas operaciones, y solo
volvió a Venezuela para estar con los suyos en los momentos finales. Era
inhábil para gobernar, pero los parásitos que lo rodeaban estiraron el tiempo
para preparar la sucesión de un “fenomenal humorista” como Nicolás Maduro.
Porque a los socialistas chavistas solo les interesa mantener el poder, y el
poder basado en el miedo es muy poderoso…”Cuidado, nuestro gran líder los sigue
vigilando…”. A una persona fallecida ya no le debe importar lo que pasa en esta
tierra, pero a los vivos (¡oh…si…a los vivos!) si les interesa seguir
extendiendo el “legado” y el negocio del “gran hombre” para extender el mito y
el culto a su figura, y como una potente señal del gobierno de que, pase lo que
pase, el “Comandante Chávez” seguirá presente, tanto con su revolución como con
su cuerpo.
Por eso, muchos líderes
socialistas han sido embalsamados porque de esta manera, aunque ya no molestan
a nadie con sus acciones, pueden ser reinterpretados, manipulados y reutilizados
por los tiempos de los tiempos. Así, los chavistas podrían seguir peregrinando
para conseguir la bendición de Chávez ante cualquier eventualidad que surja en
el futuro.
Y el primer paso lo dio
el gracioso Maduro cuando afirmó que “nosotros sabemos que nuestro comandante
ascendió hacia esas alturas y está frente a frente a Cristo, alguna cosa
influyó para que se convoque a un Papa suramericano, alguna mano nueva llegó y
Cristo le dijo ‘bueno llegó la hora de América del Sur', así nos parece”.
Así nos parece. Lo único
concreto es que la oposición venezolana deberá aprender a pelear contra un
fantasma pero tiene a su favor que su contrincante es un ex chofer de microbús que
se subió a ese podio porque era un perrito fiel…Y así lo dijo Chávez cuando
indicó que “miren por dónde va Nicolás, el autobusero Nicolás. Era chofer de
autobús en el metro, y cómo se han burlado de él”. ¿Puede haber mejor halago
que el que proviene del fallecido y rimbombante “comandante de la revolución
bolivariana”?.
En 2012, Chávez fue
reelecto con el 55,08% de los votos, ocho millones doscientas mil personas,
mientras que Capriles obtuvo el 45%, más de seis millones y medio de votos. Y
estos números expresan el alma de la Venezuela de hoy: un país polarizado dividido
en chavistas y antichavistas, exilio, inseguridad creciente (21.000 muertos por
delitos comunes en 2012), muchas familias separadas, amigos irreconciliables y
ex chavistas que merecen el inmediato castigo de los traidores.
En su primera campaña,
Chávez afirmó que “Cuba es una dictadura. ¿Planes de nacionalización? No,
absolutamente ninguno. ¿Entregar el poder en cinco años? Por supuesto, estoy
dispuesto a renunciar al poder incluso antes”. Y miren como dejó Venezuela este
socialista “demócrata”. Nacionalizó cerca de 1.400 empresas, de las cuales sólo
indemnizó a poco más del 10%; antes de Chávez, los pobres eran el 44,4% de la
población, y después, del 26,6%; el trabajo informal y precario está por encima
del 40%; la deuda pública se duplicó a más de 80.000 millones de dólares; la inflación
es superior al 30%; el desempleo bajó a 7,6%; el bolívar se devaluó en forma
creciente.
Afortunadamente, en la
prensa se comenta que el proceso de beatificación de Chávez ya no considera el
embalsamiento de su cuerpo mortal. Por favor, chavistas, déjenlo en paz; ya les
embromó la vida a la mitad de los venezolanos, y la otra mitad se dará cuenta
con el paso del tiempo cuánto les complicó la vida este personaje, porque Venezuela
jamás volverá a ser la misma.
PANORAMA Liberal
Lunes 18 Marzo 2013
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