En el Cónclave de la izquierda, los políticos tipo Cantinflas estarán a sus anachas...¿o no? |
La
izquierda gobernante, autodenominada Nueva Mayoría (¿o nueva minoría?), y sus
iluminados integrantes, han tomado la decisión de reunirse en un Cónclave para
conversar entre ellos y reunidos en distintas mesas temáticas, replantear el futuro
de sus programas de gobierno. Esperamos una catarsis para que la izquierda
dirima sus prioridades, pero ¿alguien cree que todo cambiará debido a esta
reunión?, ¿pretenden hacernos saber que ellos tienen la solución en sus manos o
sus cabezas?. En realidad, mirando desde afuera pareciera que solo les importa que
el poder se está escapando de sus manos y no pueden permitirlo…¿De verdad les
importa el país?. Es de imaginar que, a la cabeza de dicho Cónclave, estará la señora
Bachelet, quién hará uso de sus acostumbradas frases para no decir nada. Los
políticos han abusado de las técnicas del formidable cómico Cantinflas quién, cuando
hablaba, nunca decía nada concreto y usaba expresiones folclóricas sin ningún
sentido. Los políticos actuales se caracterizan por usar las técnicas de
Cantinflas que, por lo menos hacía reír, mientras que todos los otros nos hacen
llorar.
LAS DUDAS CANTINFLESCAS DE
LA IZQUIERDA…
En
este Cónclave, los socialistas esperan hallar la piedra filosofal que les
permita una juventud política eterna asociada al poder. Ha transcurrido más un
año y desean encontrar explicaciones a los problemas que ellos mismos han
generado, provocando una caída grosera de popularidad de Bachelet debido a la
creciente incertidumbre y desconcierto que las reformas han provocado en la
ciudadanía. Sin embargo, existen marcadas dudas.
En
primer lugar, muchos de los integrantes del actual gobierno no son capaces ni
competentes para los temas que deben gestionar. Las sociedades modernas
enfrentan múltiples desafíos en un entorno de creciente complejidad, para lo
que se requiere un grupo de personas capaces, técnica y profesionalmente, para
sacar el mayor provecho posible de la riqueza extraída a los ciudadanos por
medio de los impuestos. Es decir, muchos miembros y funcionarios del actual
gobierno no están preparados para penetrar en el espíritu de la modernidad
porque están dotados de demasiado fanatismo por ideas fracasadas o una
manifiesta ignorancia en los temas que deben gestionar. Y cuando un ignorante desea
implementar ideas fracasadas lo más probable es que todo fracase.
En
segundo lugar, si el actual clima ha sido provocado por las mismas personas en
base a reformas improvisadas, mal diseñadas y peor implementadas, ¿por qué razón
serían ellos las personas adecuadas para variar el rumbo?. Jamás reconocerán
los miembros del actual gobierno que la incertidumbre económica comenzó apenas
se supo que la señora Bachelet era la precandidata de la izquierda. Cuando
aceptó la candidatura el panorama del país parecía dantesco cuando planteaba que
“¿y de qué hablamos cuando decimos
desigualdad?...Hablamos de las brechas salariales, por cierto, pero también del
abuso de empresas que estafan a sus clientes…Hablamos de la letra chica que
afecta a millones de consumidores endeudados…De los cambios unilaterales de
planes de salud…De las regiones, postergadas por el centralismo…Hablamos de la
persistente diferencia de remuneraciones entre hombres y mujeres que hacen el
mismo trabajo…De la impotencia de los trabajadores que no pueden negociar colectivamente,
en igualdad de condiciones, con sus empresas…De los derechos sexuales y
reproductivos de los hombres y mujeres de nuestra patria…La desigualdad se
expresa también con toda su fuerza en la brecha educacional, que resta
oportunidades a los estudiantes de la educación municipal…Se expresa también en
el día a día de una clase media cada vez más afectada por altos pagos en
educación, vivienda y salud, pero que no califica para programas de apoyo
social…A todas esas personas que día a día enfrentan estas desigualdades, les
digo: es tiempo. Es urgente, es importante debemos vencer la desigualdad en
nuestro país…Debemos combatir la desigualdad con decisión. Esa debe ser, a todo
nivel, nuestra prioridad…”
Es
decir, el diagnóstico que hacía la izquierda era demasiado negativo para un
país que se distinguía del resto de los países del vecindario pese a que la
misma Bachelet indicaba, en el mismo discurso, que “sabemos, a ciencia cierta, que desde el retorno de la democracia,
Chile ha tenido progreso y crecimiento. No lo digo sólo yo, sino también
líderes de todo el mundo…Hemos sido capaces de construir una democracia estable
–con insuficiencias que reclaman nuestra atención, pero estable – con mejoras
sociales y con crecimiento económico. Por eso puedo decir que si hacemos las
cosas bien, soy optimista con el futuro de Chile…Por eso podemos aspirar a una
mejor vida para nosotros y para nuestros hijos e hijas, nietos y nietas…”
En
resumidas cuentas, el diagnóstico socialista era que el país estaba muy bien
pero que tenía demasiados problemas que requerían el diseño e implementación de
reformas estructurales que modificaran radicalmente, en el corto plazo, la
forma en que hacíamos las cosas. Así, como se necesitaban recursos financieros,
se comenzó con una reforma tributaria, muy mal diseñada e implementada
torpemente, que generó caída de las inversiones; se continuó con un proyecto de
reforma educacional que solo intenta eliminar a los oferentes privados sin
centrarse en la calidad educativa; luego, están imponiendo un pésimo proyecto de
reforma laboral que promete paralizar la economía por medio de huelgas y paros
sin reemplazo; y terminan las ofertas con la promesa de una nueva Constitución
que nadie sabe cómo se concretará. En otras palabras, en un breve lapso, han
llenado de incertidumbres a los agentes económicos del país, entiéndase
familias, empresarios y trabajadores.
La
gran pregunta es: ¿qué se puede esperar de un conjunto de personas comunes y
corrientes, profundamente creyentes en una cierta manera de ver el mundo que
consideran una especie de verdad iluminada para conducir al país?. Y la
respuesta es única: no se puede esperar nada.
En
tercer lugar, aparte de los puntos anteriores (demasiada incompetencia e
ignorancia en un espacio limitado y excesivo fanatismo por ideas fracasadas) el
mundo es demasiado complejo como para que una minoría de personas comunes y
corrientes pretendan transformar nuestras vidas en una breve reunión de cinco
horas sin disponer de ningún de información adicional que enriquezca la discusión.
Con
todo, resulta increíble que algunos crean que se puedan realizar tantas reformas
estructurales, con efectos de largo plazo, sin la necesaria búsqueda de
consensos y apoyos transversales. La coalición gobernante está compuesta de izquierdistas
extremos y más centrados. Los más extremos, de carácter totalitario, desean imponer
su clásico “avanzar sin transar y a todo costo” porque ellos buscan imponer un
ideario propio basado en centralizar el control del poder; no desean compartir
el poder, desean usar el poder sin restricciones para imponer una cierta
Sociedad Perfecta propia de mentes alucinadas. En cambio, los izquierdistas más
centrados desean recuperar la estabilidad política y económica por medio de la búsqueda
del consenso.
¿Cómo
acabará todo en este Cónclave?. Ya resulta claro para las mayorías que las
citadas reformas estructurales requieren mejor elaboración y discusión; no
basta con un supuesto mandato de una supuesta mayoría. Todos desean buenas
reformas que atiendan las causas precisas que aumenten el bienestar de todos,
pero nadie quiere reformas indeseables que deben implementarse con fórceps. En
este Cónclave no veremos ningún resultado sobresaliente porque la mayoría de las
personas que participarán son comunes y corrientes, sin habilidades ni
capacidades para prever el futuro…Y si las hubieran están sumergidas en un pozo
ideológico del cual no les resultará fácil salir a tomar aire.
Los
políticos, tipo Cantinflas, generan un enorme daño a largo plazo en países pobres
como el nuestro, ¿podremos soportarlo?.
Panorama LIBERAL
Lunes 3 Agosto 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario