Me pareció haberle escuchado a Marco Enríquez en el programa Estado Nacional que Rajoy era un “excremento”, y que no entendía el por qué los españoles le votaban tan claramente. Después, atacó a los mercados que actúan en un enfoque basado en la libertad más que en un enfoque basado en la igualdad. Y él prefiere lo segundo lo que representa el más puro socialismo, progresismo o como se le llame, y de la más rancia cepa: antidemocrático y enemigo de la libertad.
Mientras tanto, en Europa y España se mantiene el desconcierto y las tensiones no dejan de acosar a sus habitantes que salen a las calles a protestar por el fin de la pesadilla socialista. Así, la derecha de Rajoy han ocasionado al socialismo español una sonora derrota electoral, los que no logran entender como los votantes se terminan inclinando por una opción que, consideran ellos, profundizará los problemas.
Lo mismo que ha planteado Enríquez: ¿Cómo la derecha pudo apropiarse del poder tan fácilmente?. Sin embargo, en lo previo, tanto el PP como el PSOE prometían en sus programas acatar fielmente la senda de reducción del déficit que mostraban unas cifras muy complicadas para la economía española.
Y solo queda el recorte…
El 12 de mayo de 2010, Zapatero anunciaba el sacrificio de 15.000 millones en dos años y la congelación de pensiones, recorte de sueldos a funcionarios y la desaparición de los 2.500 euros por hijo, entre otras medidas. Y la situación en Europa se agravó por lo que se esperan nuevos recortes que pueden llegar a los 30.000 millones…¿Cómo enfrentar ese brutal ajuste sin recortar pensiones ni otros gastos y con una economía estancada que no augura una mejora relevante en los ingresos salvo que haya cambios fiscales bruscos?. Al parecer las cifras no se cumplirán ni este año ni el que viene.
El PP y Rajoy manifiestan que cumplirán la senda de consolidación fiscal que marcan los compromisos con los socios de la UE, por lo que acometerán una reforma fiscal que mejore el incentivo al trabajo, al ahorro y a la inversión por medio de las rebajas de impuestos, y una acabada revisión del gasto público que mantenga financiados los servicios públicos más relevantes. Por lo tanto, la herramienta para cuadrar las cuentas va a residir en el control y reducción del gasto, y un esperado incremento de ingresos que debiera provenir de una reactivación económica que nadie espera.
El gallinero europeo.
El gallinero europeo de la planificada economía socialista de mercado |
España está contra la espada y la pared y la Unión Europea se parece a un gallinero. El socialismo europeo vendió a los habitantes de la regia Europa el sueño del fin de la miseria, pero lo único que consiguieron fue enfermar a los pueblos, a la política y a la economía. Y hoy día andan en la búsqueda del oxígeno, necesario para sobrevivir, en la forma de deuda para pagar las pensiones y tapar los innumerables agujeros del sistema que han creado…¿Qué pasará cuando ya no les quieran prestar?.
Europa ha construido un sistema de economía planificada de socialismo de mercado por medio de la cual un grupo de políticos incompetentes y sus secuaces han destrozado la economía de los países reduciendo la musculatura económica y aumentando la grasa no productiva.
Estos socialistas, hijos de las sirenas de Ulises, han usado la democracia para poner sobre el tablado institucional un sistema que satisface todos los sueños más imaginativos de las personas sin el correspondiente correlato del esfuerzo. Es cierto que todos quieren estabilidad económica, prosperidad, seguridad social, derechos laborales, salud pública, grandes obras de infraestructura, pero todo esto surge del esfuerzo y de la transpiración como un resultado final, y no como el punto de partida. Y, en el intertanto, en Europa se forjó una clase política formada por corruptos e incompetentes que han esquilmado y engañado a los países hasta el cansancio. Y la cuenta la tendrán que pagar.
La clase socialista, en todo el mundo, es lo más nefasto que le puede suceder a un país porque traen consigo la incompetencia, la corrupción, la demagogia, el desprecio al estado de derecho, el afán de controlar las instituciones para propagar sus letanías, la propaganda patética en los medios de comunicación, un pobre sistema educacional que sume al pueblo en “la belleza de la ignorancia”. El paso final buscado es agotar el sistema productivo.
Por lo tanto, las democracias no están preparada para enfrentar a los que la corrompen por dentro por medio de los, aparentemente, fines más nobles. Hoy, los socialistas y los comunistas apuestan por el capitalismo intervenido y redistribuidor y no por el socialismo expropiador; quieren empresas privadas y economías de mercado, pero reguladas e intervenidas. La democracia es incapaz de frenar la expansión estatal que expulsa la innovación y el trabajo esforzado.
Por lo tanto, la democracia ha validado un modelo estatal intervencionista y redistribuidor, un Estado que sigue a Keynes, y que se olvida de la defensa de la libertad y sus instituciones, para privilegiar otros de carácter social o colectivos. Así, el mensaje de que “el Estado no redistribuye adecuadamente” equivale a dejar salir el genio intervencionista de la lámpara que no podremos volver a meter de nuevo porque sería negar la voz de las mayorías y del pueblo.
¿Y en Chile?
No extraña, entonces, que el mesías Marco Enríquez culpe a la derecha de todos los males del mundo porque los socialistas son así. Y tampoco extraña que él se considere “la” solución a todos los problemas. Es parte de la imbecilidad del mensaje socialista que debemos atender.
Mientras tanto, la muchachada sigue en las calles pidiendo a todo pulmón que el Estado intervenga en la educación. También nosotros hemos frotado la lámpara y el genio intervencionista ha salido para liderar las marchas. Mientras Europa se cae a pedazos, el socialismo en Chile vive nuevos aires producto de las marchas estudiantiles y de cientos de personas que creen que estarán mejor si no pagan nada por su educación.
Nadie parece ya creer en la actual institucionalidad, sobrepasada por la contingencia y el desorden de los capaces de ocupar las calles y avenidas. Estos nos están imponiendo sus ideas a la fuerza porque ellos creen que son las más apropiadas, ¿estaremos en presencia de un Estado con fallas de origen?.
Miremos a Europa, aprendamos de sus crisis, ¿será mucho pedir?
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