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sábado, 17 de octubre de 2015

Sociedad DAVID HARVEY O COMO LOS INTELECTUALES SNOBS EMPOBRECEN AL MUNDO

Algunos intelectuales pasean por el mundo ventilando ideas fracasadas como un intento de adquirir notoriedad y respeto por su originalidad. Pero, resulta todo lo contrario. Podemos entender que alguien defienda ideas fracasadas pero resulta dificil de comprender que se la defienda de espaldas a la realidad...¿método científico?...Los intelectuales snobs prefieren sus creencias irracionales...  
¿Qué hace que algunos intelectuales se paseen por el mundo ventilando su devoción a las ideas socialistas e intentando ver en sus áreas de especialidad al “malvado” capitalismo y su nefasto primo, el “neoliberalismo”?. La falacia de la construcción socialista no merece reparos excepto para aquellos que la han aprendido desde su más tierna edad y la repiten descaradamente. Sin embargo, algunos de esos fanáticos creyentes, cuando tienen la oportunidad de disfrutar de las “delicias” de los regímenes socialistas y la sufren en carne propia, más temprano que tarde terminan entendiendo que el socialismo es una ideología totalitaria que persigue acabar con el espíritu humano por medio de la fuerza y la violencia, pese a que la disfrazan de “democracias populares”.

Es el caso de David Harvey que, desde la geografía, ha reinterpretado el mundo y ha vuelto a la vida a Carlitos Marx, interpretando las desigualdades a partir de un enfoque espacial, mostrando cómo el capitalismo mueve sus fichas en la ciudad y amenaza con hacerla invivible…¡invivible..! Y lo dice una persona que viene del primer mundo, que no vive estas supuestas imperfecciones pero está lista para repetir monsergas fosilizadas a aquellos que piensan como él…

Cuando le preguntan a Harvey como se relaciona la geografía con los modelos económicos y sociales no trepida en afirmar que “hoy en día muchas ciudades del mundo están desarrollando comunidades aisladas, limitando espacios y paisajes en función de las clases sociales, con un ímpetu muy difícil de contrarrestar. El estudio de la producción de espacios, entonces, es un prisma de observación para entender cómo se están segregando las clases sociales entre sí…”. Y agrega que “la estructura de la ciudad es el producto de la dinámica capitalista. Parte del problema proviene de la acumulación de capital en las ciudades, que funcionan como fuentes de producción de dinero. Esa enorme acumulación de capital, como necesita rentabilizarse, se vuelca hacia inversiones en la producción de espacios urbanos, la construcción de condominios y de estructuras de gran escala, que luego, a su vez, se transforman en la estructura de clases, en la forma que toman las ciudades. Construir en la ciudad es un negocio muy rentable, pero el tipo de construcción más rentable está destinado a los estratos socioeconómicos altos. Entonces se construyen condominios exclusivos para la gente rica, y simultáneamente se reduce la inversión en viviendas asequibles a la población pobre…”.

Y plantea que “hace poco estuve en Guayaquil, Ecuador. Ahí hay un área de la ciudad donde, a los costados de un gran camino principal, solo existen comunidades privadas. No puedes salir del camino principal para entrar a esas comunidades sin un permiso residencial. Entonces te preguntas qué tipo de mundo se construye allí, en que la experiencia urbana de las personas queda secuestrada tras estos muros, tienen un contacto casi nulo con personas de otras clases sociales. Por lo tanto es un hecho que la concentración de capital se transforma en una barrera para el desarrollo urbano, es decir, se opone a lo que debería ser una ciudad. No necesitamos ciudades que generen dinero, sino ciudades que sean buenas para vivir. Y ese objetivo no es necesariamente compatible con la acumulación de capital…

Y respecto de la pobreza, Harvey plantea que la segregación espacial es una causa de la pobreza y afirma que “si miras cuidadosamente, los barrios segregados suelen tener problemas de acceso a los colegios, los servicios de salud son pésimos, el sistema de recolección de basura no funciona bien y la gente vive en un entorno urbano desastroso; hay mucha cesantía y una de las pocas maneras de ganar dinero es entrando al negocio de la droga. Entonces lo que ocurre ahí es que el modelo de pobreza se replica por la segregación de esta comunidad en una zona de la ciudad donde las oportunidades para surgir son muy restringidas, porque no hay servicios adecuados…”

¿Qué puede llevar a un intelectual y estudioso a aferrarse a ideas fracasadas por la historia e intentar reinterpretar el mundo de la peor manera posible?. Decimos que estos intelectuales son snobs, intelectuales sin nobleza, puesto que tienen su pensamiento atrapado en creencias que van más allá de la razón, creencias que los limitan y los llevan a conclusiones sin sentido. Podemos incluso, suponer, que Harvey busca aplausos y reconocimientos dado que considera que, como geógrafo, no ha tenido el necesario agradecimiento de la sociedad. Pero, respecto de lo último no tenemos certezas. Por eso, nuestra crítica debe centrarse en su análisis fracasado y fanático.

La pobreza no es una consecuencia del capitalismo y de los mercados libres sino que, y perdonen la redundancia, es una consecuencia de la ausencia de mercados libres y de capitalismo. En otras palabras, la pobreza y la segregación espacial es el resultado de la aplicación histórica de recetas socialistas fracasadas y solo basta con observar el sentido de los procesos migratorios: la gente emigra desde la pobreza socialista a la riqueza capitalista. Por ejemplo, Cuba estuvo más de 50 años de “revolución” y es un país atrasado y pobre, aunque blanden la excusa del bloqueo de EEUU. En realidad, era imposible que la dictadura socialista cubana creara bienestar a los cubanos puesto que ello hubiera necesitado una sociedad libre y abierta lo que contradice los fundamentos de una dictadura de izquierda.

Los intelectuales snobs como Harvey buscan el aplauso fácil de unas plateas repletas de fanáticos creyentes de dichas ideas. Esta es la principal crítica que se le podría hacer a este tipo de estudiosos, porque son incapaces de hacer diagnósticos correctos y alejados de sus creencias. Por eso, la mayoría de sus ejemplos provienen de los países más atrasados y pobres.

Harvey no es capaz de reconocer que la pobreza y la segregación es una consecuencia inevitable de la aplicación de recetas socialistas o, más concretamente, la implementación de modelos sociales y económicos neosocialistas que entregan enorme poder a políticos corruptos para reducir los mercados libres y dar vida a grandes corporaciones y oligopolios que se apoderan de los mercados más rentables. Es decir, la pobreza que impera en estos lares es el resultado de la ausencia creciente de mercados libres y oportunidades para que las personas pongan en marcha su iniciativa y emprendimiento. Si una persona talentosa y esforzada no tiene oportunidades para progresar en la vida debe terminar recluyéndose en campamentos en que florece la pobreza como una maldición. Esa es nuestra pena: personas esforzadas y de talento no tienen oportunidades porque los políticos socialistas han cerrado los mercados, entregándoselos a empresarios oligopólicos que financiarán sus campañas electorales futuras.

Que una persona culpe al capitalismo por la pobreza de muchas sociedades es una señal clara de falta de realismo y de diagnósticos adecuados; que un estudioso culpe al capitalismo de todos los males es una señal clara de snobismo sin sentido. No culpemos al mundo si no nos reconoce nuestras supuestas grandes cualidades, y menos aún busquemos el aplauso fácil defendiendo ideas propias de fanáticos y creyentes que solo generan pobreza.

La pobreza que abunda en este continente es el resultado de los modelos socialistas que históricamente han sido aplicados y, en la actualidad, el neosocialismo del siglo XXI es el nuevo modelo que no entrega oportunidades para que las personas surjan por iniciativa propia, sino que más bien concentra el poder político y económico en las manos de políticos y mercachifles que son los determinan los resultados en términos de empleos de baja calidad y bajos salarios. Por eso, no es novedad, que los que más progresan en estos sistemas neosocialistas son los políticos (¡que se permiten viajar a los mundiales deportivos mientras sus distritos sufren desastres naturales!) que usan los bonos como la práctica populista para mantener cautivo a su electorado. Los otros que progresan son los  empresarios tipo mercachifles, dedicados al comercio, que concentran la oferta y le cantan “cumpleaños feliz” a los políticos, mientras se enriquecen con la ausencia de mercados libres…

No podemos creer en intelectuales snobs, de corte socialista, que buscan explicaciones de la pobreza galopante en fantasmas que crean en su imaginación para capturar las voluntades de los menos educados. La segregación en nuestras ciudades es el resultado de la sempiterna pobreza generada por siglos de aplicación de políticas socialistas y ausencia de mercados libres que no generan oportunidades para personas libres y con iniciativa…

¿O usted piensa lo contrario?

Panorama LIBERAL
Sábado 17 Octubre 2015

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