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miércoles, 4 de diciembre de 2013

Crónicas de un Liberal Enajenado. ¿DEBIERA PREOCUPARNOS LA SALUD MENTAL DE LOS POLÍTICOS…?

Mientras a las promesas políticas se las lleva el viento, los tontos seguimos votando por esta manga de parásitos mentirosos y locos de remate...¿de veras no tenemos otras opciones de gestionar la vida en sociedad?
Se dice que Nikita Krushov, otrora máximo dirigente de la URSS, dijo alguna vez que “los políticos son iguales en todas partes. Prometen construir un puente incluso donde no hay río…”. A su vez, el último liberal chileno, don José Ducci Claro, manifestó en cierta oportunidad que “la política es un tremendo negocio, ¿conocen a algún político que no se haya enriquecido ejerciendo el noble arte de la política?”. Dos frases; dos visiones de la política a nivel mundial que nos guían en la interpretación del actuar de un grupo de personas que se ha apropiado del poder a nivel mundial, financiados por el dinero de los contribuyentes, con un mínimo provecho para todos.

En Chile, durante la última campaña eleccionaria, he realizado el esfuerzo de escuchar con atención lo que dijeron algunos candidatos a cargos públicos para volver a reconocer en sus dichos la falta de complejos y de vergüenza para emitir todo tipo de estupideces y sandeces por segundo; pareciera que todos habían contraído una enfermedad delirante que los inducía a disparar ideas cada vez más extravagantes y locas. Y, al parecer, solo tenemos dos opciones para dicho comportamiento: son muy mentirosos o están muy locos. Todos concuerdan que los políticos tienen la profesión de mentirosos porque están conscientes de la imposibilidad de lograr cumplir las promesas que han hecho la campaña, pero, al mismo tiempo, de tanto repetir dichas estupideces las terminan creyendo por lo que no es complejo llegar al diagnóstico de una locura auto-inducida por sueños de grandeza. Y en algún momento surgen los delirios y la locura asalta las mentes de esas personas no preparadas para el poder que llega a sus manos. Los resultados los pagamos todos al sufrir las políticas que diseñan e implementan.

Como una pequeña digresión no está demás poner en la palestra otro tema. Llama la atención la falta de rigurosidad de algunos “periodistas”, tipo lectores de noticias, que no son capaces (¿o no pueden o no se atreven o son ignorantes?) de confrontar a los candidatos para hacerles sentir el peso de la duda respecto de la cantidad de estupideces, mentiras, sandeces y barbaridades que dicen por segundo al aire. Jamás confrontan posiciones, pareciendo que concuerdan en todo lo que sus entrevistados manifiestan, lo que muestra una falta de rigor y profesionalismo que confunde a la opinión pública (a la que piensa por sí misma)…Por lo tanto, si una persona preparada no es capaz de confrontar la irracionalidad de un entrevistado, ¿quién podrá hacerlo?.

Al final, conviene preguntarse: ¿quiénes son los locos al mantener esta casta de indeseables administrando el poder?, ¿ellos o los que eligen?, ¿nos estamos volviendo locos o ya estamos todos locos al elegir personas comunes y corrientes para que gestionen el poder a nuestro nombre?. Aunque debemos reconocer que no existen las personas normales; todos somos anormales en más de algún aspecto de nuestra personalidad y forma de ser. La normalidad es una cuestión estadística que solo refleja comportamientos promedios a nivel agregado, pero que no significa que la normalidad exista como una norma estándar y preestablecida. Por eso, se dice que los insanos mentales ven a los demás como locos rematados.

¿ESTÁN TODOS LOS POLÍTICOS REMATADAMENTE LOCOS?

El tema de la locura de los políticos se estudia en sociedades avanzadas, pero en países del sótano mundial, como el nuestro, es un tema de menor cuantía porque la pobreza material es más importante que la pobreza mental, ¿pueden creerlo?. En cambio, en Europa, algunos estudios estiman que el 38,2% de europeos padece al menos un trastorno mental al año, y sólo un tercio de ellos recibe tratamiento. La locura debiera ser preocupante porque aumenta las incapacidades provocando trastornos económicos y sociales. Por ejemplo, la ansiedad, el insomnio, la depresión, el alcoholismo, la drogadicción, el déficit de atención e hiperactividad...y uno muy preocupante: la demencia, que si bien se mantiene en un 1% hasta los 65 años, se dispara al 30% a los 85. Y, por cierto, debemos incluir otras patologías neurológicas como el mal de Parkinson o el infarto cerebral, con lo que la situación se agrava progresivamente. Y si en Europa acontece lo anterior, ¿podemos imaginar que puede estar pasando en países del sótano mundial marcados por el hambre, la guerra, la pobreza, la discriminación y la falta de oportunidades?.

Que todos estemos expuestos a situaciones de tensión, necesidad y exigencias, genera condiciones para que algunos seres humanos vayan más allá de sus reales posibilidades. Y, en el caso, de los políticos sometidos a presiones múltiples surge una enfermedad mental muy característica, aunque no esté reconocida como tal, el Síndrome de Hybris que, desde los griegos, se puede traducir como exceso de orgullo y autoconfianza desmedida que una persona tiene respecto de sí mismo hasta el punto de enojar a los dioses que, en respuesta a este exagerado comportamiento, enviaban todo tipo de males para castigar al humano que se dejara llevar por ella. Por eso, se dice que "los dioses vuelven loco a aquél a quien desean destruir".  Si esto es verdad, hay varios políticos que parece que han comenzado a ser muy odiados por los dioses…Marcel Claude, Michelle Bachelet, Marco Enríquez Ominami, Evelyn Matthei, Franco Parisi, Roxana Miranda…etc.

Este Síndrome de Hybris es un endiosamiento o delirio de grandeza que se apodera de la persona que intenta alcanzar el poder y que representa un trastorno narcisista de la personalidad. Este trastorno transforma la manera en que una persona ve el mundo al que considera un lugar incompleto sin su presencia; se cree un mesías predestinado para regir los destinos de una nación como una especie de gloria personal; intentan identificar sus propios intereses con los de la nación cuya representación temporal intentan obtener.

Por eso, lo más dramático es que las sociedades modernas dependen de una manera exagerada de este tipo de personas que, suponemos equivocadamente, tienen un gran control de sí mismos, son profundamente racionales, no tienen defectos notorios, están perfectamente capacitados y preparados para ejercer los cargos…Así, las sociedades modernas han entregado peligrosas cuotas de poder a personas irracionales, sin cabeza ni sentido común. Y si tienen cabeza, no la tienen en su sitio sino en su trasero. Veamos algunos antecedentes adicionales.

LA LOCURA EN LOS POLÍTICOS DE INGLATERRA…Hace unos años un psiquiatra, Jonathan Davidson, publicó un libro muy interesante sobre la política británica titulado “Downing Street blues: A history of depression and other mental aflictions in british prime ministers (El blues de Downing Street: Una historia de la depresión y otras enfermedades mentales entre los primeros ministros británicos)”, en el cual, supuestamente, se estudiaba el comportamiento de algunos individuos que ocuparon el cargo de primer ministro del Reino Unido desde Robert Walpole hasta Tony Blair. Sus conclusiones fueron: las tres cuartas partes de los primeros ministros sufrieron "significativos" trastornos mentales que, en algo más del 40 por ciento de los casos, llegaron a afectar el ejercicio de sus funciones sin que la información trascendiera públicamente entre los confiados electores que les dieron su voto. Dichas patologías incluían desde la demencia pura y dura hasta fobia social, bipolaridad y depresiones severas, pasando por ese vicio tan británico que es el alcoholismo.

LA LOCURA EN LOS POLÍTICOS DE ESTADOS UNIDOS…Antes, había estudiado el comportamiento aberrante de los políticos norteamericanos, que se publicó en el Journal of Nervous and Mental disease (Revista de enfermedades nerviosas y mentales), referente a los presidentes de EEUU entre 1776 y 1974, llegando a la conclusión de que el 49 por ciento de ellos sufrieron enfermedades mentales como la depresión. Y los electores tampoco se enteraron que votaban por un dudoso personaje que tenía enormes responsabilidades al sentarse en el sillón de la Casa Blanca, tomando decisiones que implicaban no sólo al pueblo de EEUU sino a todo el mundo…

LA LOCURA DE LOS POLÍTICOS EN ESPAÑA… En el año 2007 se publicó en España “La salud mental de los políticos”, firmado por el psiquiatra forense José Cabrera Forneiro que indicaba que el tema resultaba para él "literalmente imposible…un absoluto tabú, un tema intocable en torno al cual existe un férreo pacto de silencio", motivo por el cual el análisis tenía que hacerse a menudo sobre deducciones y especulaciones. Y como señalaba Cabrera, “lo más grave es que no se exige ningún tipo de prueba ni examen para asumir un cargo político de importancia, cuando para ocupar numerosos puestos laborales se pide como mínimo superar un psicotécnico. Por eso, resumía, unas primarias al estilo norteamericano, donde se escruta al milímetro, no las aguantaría nadie en España…”.

UNA TIPOLOGÍA DE POLÍTICOS… En el año 2003, otro investigador, Jerrold Post, publicó “The psychological assessment of political leaders (La evaluación psicológica de los líderes políticos)”, en el que analizaba la psiquis de los políticos. En dicho estudio se presentaron tres tipos de políticos: el "integrador", dedicado a defender la integridad de su propio partido en tiempos difíciles (como Larraín o Andrade); el "conciliador" que va más allá de su partido y busca acuerdos con todos (como Bachelet o Longueira) y el "obsesivo-compulsivo" que se apega a su obra y se niega a revisarla y recibir consejos al respecto como si fuera una parte real de sí mismo, una extensión de su cuerpo como un brazo o una pierna (como Piñera o Ricardo Lagos o Guido Girardi). Este tercer tipo de político, personalista y de ego enorme como una catedral, es el más abundante y que se puede asociar a las características y formas de actuar, progresivamente dictatoriales, con la Hybris.

LA LOCURA DE LOS POLÍTICOS EN CHILE. ¿Y, en Chile podríamos ser capaces de sacar a colación las serias limitaciones mentales, conductuales y morales de los políticos?. La mayoría de ellos manifiestan tan pocas habilidades cognitivas que no debiera sorprender. Por ejemplo: piensen en el caso Parisi.

Franco Parisi es un académico universitario de alto nivel, con estudios de postgrado, pero en algún momento de su vida un bicho de extraña procedencia lo picó para entrar a la arena política (con toda probabilidad, el citado bicho lo picó en una de sus múltiples apariciones televisivas en la etapa previa en las cuáles parecía resolver mágicamente los misterios de la finanzas nacionales y personales). Todo marchaba bien hasta que Matthei sacó a la luz su pasado empresarial y Parisi se derrumbó; contraargumentó que la citada acusación correspondía a las típicas malas prácticas de la politiquería, la citó como “ejemplo de mala política”, y en la noche de su derrota electoral llamó a Matthei “persona mala”, por la cual nadie debiera votar…Comenzó a respirar por la herida y obligó a un político de derecha a reunirse con la socialista Bachelet para indicar que votaría por ella…¡Parisi, el hombre sin principios, mostró que no tiene principios y le da lo mismo votar por la izquierda…!...¿De que sirvió que se educara en las mejores universidades si sucumbe como pera madura ante el zumbido de una mosca de la fruta política?, ¿se volvió loco?. Parisi, en privado, debió haber tenido una pataleta de niño malcriado…Este tipo no está preparado aún para gobernar a otros sino es capaz de gobernarse a sí mismo; no sabe respirar en la cloaca política. Se volvió loco con la verdad que le dijo la Matthei y aún respira por la herida abierta.

Este fue un caso público, pero ¿alguien cree que se podría estudiar el comportamiento mental de los políticos en Chile?. Solo recordar el escándalo que se produjo cuando alguien sugirió la obligatoriedad de que los políticos se realizarán el test del pelo para establecer si habían consumido drogas…¡Estos empleados fiscales se indignaron con dicha proposición y la consideraron que atentaba contra su honorabilidad y su libertad!. Por lo tanto, se requiere que la ciudadanía fije su atención en estos temas que se escapan con frecuencia del escrutinio público…

Sin embargo, vivimos en un Chile hipócrita y es virtualmente imposible presentar un estudio de estas características, pero ¿sería necesario hacer dicho estudio?. Ya hablamos de Parisi, y basta escuchar a tipos como Marcel Claude, Marco Enríquez, Michelle Bachele, Roxana Miranda, Evelyn Matthei, etc. para percatarse de la sarta de idioteces y locuras que dicen por segundo. Y la mayoría de estos son gente preparada en las mejores universidades nacionales y extranjeras, ¿de qué les sirvió estudiar en las mejores universidades si tienen una forma de pensar que raya en la locura?, ¿se educaron para mejorar o para empobrecerse?.

UNA EXPLICACIÓN MÁS TERRENAL PARA EL ACCIONAR DE LOS POLÍTICOS NACIONALES…

Un socialista diría que “la locura es democrática e igualitaria” porque se distribuye en la ciudadanía de una manera uniforme. En realidad, en el caso de Chile, los políticos no están dementes al emitir tal cantidad de estupideces en sus campañas porque saben que arrimarse al poder fiscal les asegura enriquecerse para toda su vida viviendo a costa del dinero de los contribuyentes…Es decir, la respuesta más probable es más terrenal: los políticos solo buscan el lucro personal. En un país del sótano, como Chile, y para las características de una mayoría de los políticos indicados, resultaría imposible para ellos acceder en los mercados laborales a salarios como los que les pagan por ejercer su cargo público. Por eso, quizás después de todo, hay una razón más terrenal y poderosa para esta locura autoinducida: prometen y ofrecen lo imposible debido al generoso premio monetario de por vida que recibirían…

Amable lector, solo pregúntese: Muchos de ellos son personajes de escasos talentos y nula experiencia laboral y de vida, ¿qué pueden aportar al bien vivir de todos este tipo de personajes de escaso pelaje pero mucha palabrería insulsa?.. Piensen, por ejemplo, en los nuevos políticos tipo Vallejo, Jackson, Boric y Cariola…¿a quién le han ganado en la vida como para pretender estar en un lugar central del quehacer nacional?, ¿están locos o son extremadamente cuerdos?. No resulta extraño entender que son elegidos por un electorado que, graciosamente en su ignorancia, los instala en un lugar en el que se pasarán la vida gratamente, engordarán como cerdos, viajarán como príncipes, gozarán la vida como pocos sin ninguna contraprestación, mientras continúan despotricando contra los que los mantienen financieramente. En otras palabras, estos sujetos no innovarán ni crearán nada durante toda su vida que mejore el bienestar de todos, pero a cambio de nada recibirán una generosa retribución de por vida por parte de los contribuyentes…Esto es lo que persiguen y es la principal razón del comportamiento irracional que tienen.

Por eso, una vez Bertolt Brecht, dramaturgo y poeta alemán, indicó que “el peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales…”. Es decir, la locura es más probable que sea del electorado.

¿Está claro de donde sale el político inmoral que lucra con el dinero de todos los contribuyentes?. Es la ciudadanía, analfabeta política, la que permite la racional conducta de los políticos (buscar su propio lucro) mientras nos mienten descaradamente. Aunque no podemos descartar que, con el transcurso del tiempo, la buena vida, las pocas presiones, las leves exigencias y la gloria del cargo, etc., lleven a algunos políticos a desarrollar patologías mentales y a considerar que el mundo no sería el mismo sin ellos. Y estos desvaríos mentales pueden terminar afectando a la sociedad al promover leyes y programas más propios de una mente en ruinas.

Y los principales mentirosos son los políticos socialistas de todo el espectro político que nos aseguran más años de miseria mientras nos ofrecen el País de los Ensueños. ¿Estamos todos locos que siguen votando por ellos?

PANORAMA Liberal

Jueves 5 Diciembre 2013

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