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jueves, 1 de agosto de 2013

Política. EL EUFEMISMO DE LA VOCACIÓN DE SERVICIO PÚBLICO.


¿Por qué será que los políticos no se recuerdan de esta frase
con más frecuencia? 
“Lucharé porque se restablezca
un viejo concepto que hizo grande
a nuestro país: a la vida pública
se va a servir y no a buscar honores
ni mucho menos beneficios”.
Jorge Alessandri Rodríguez

En la vida nacional e internacional, es muy común escuchar a los señores políticos usar expresiones políticamente correctas para referirse a ciertas situaciones a las cuáles le dan un tratamiento muy distinto cuando están los micrófonos cerrados. Estamos en presencia del característico cinismo tan propio de los diplomáticos y de los que practican la diplomacia, los políticos.

En especial, los políticos son sujetos hábiles y expertos en el uso de eufemismos que corresponden “a una palabra o expresión políticamente aceptable o menos ofensiva que sustituye a otra palabra de mal gusto o tabú, que puede ofender o sugerir algo no placentero o peyorativo al oyente… Se produce cuando se pretende usar palabras inofensivas o expresiones para desorientar, evadir, o evitar hacernos conscientes de una realidad cruda y desagradable…Cabe indicar que el eufemismo no siempre reemplaza palabras de la jerga en un idioma, sino que muchas veces sustituye palabras aceptadas en el uso normal pero que por alguna razón se consideran tabúes, o al menos que pueden ser rechazadas o molestas para una parte de la población…”.

Por eso, se refieren elocuentemente a “la sabiduría popular” cuando la gente busca excusas para no hacer lo que debe hacer; “el derecho a expresarse” cuando la gente destroza los bienes públicos y privados; “el valor de la democracia” cuando se nos permite votar cada cuatro años...Y la infaltable “vocación de servicio público”.

Por lo tanto, los eufemismos son muy empleados en el lenguaje políticamente correcto para evitar posibles ofensas a grupos de individuos, o como instrumento de manipulación del lenguaje para hacer más fácil la aceptación por la "masa" de conceptos o ideologías que, expuestas de otro modo, resultarían reprobables. Y uno de estos eufemismos es “la vocación de servicio público”.

EL EUFEMISMO DE LA VOCACIÓN DE SERVICIO PÚBLICO.

¿Puede explicar el concepto de eufemismo la permanente afirmación que realizan los políticos respecto de su “dedicación y vocación de servicio público”?. Por ejemplo, cuando Longueira presentó su sorpresiva renuncia a la candidatura presidencial del sector debido a un cuadro depresivo, un coronel de la UDI, Juan Antonio Coloma, manifestaba que “Pablo ha sido un servidor público por excelencia, él ha buscado siempre entregar lo mejor, y cuando se dio cuenta que estaba afectado por esta enfermedad, ha anunciado, de manera transparente y abierta, que no sigue…”; Piñera elogió “la nobleza, la lealtad, el coraje y la vocación de servicio público…”, y Bachelet afirmó que “su pasión ha sido siempre la vocación pública, el servicio al país y llevar adelante una política limpia con un debate de ideas”. Hablamos de una vocación de servicio público pagado generosamente con el dinero de los contribuyentes.

¿Será verdad que existe la “vocación de servicio público”?, ¿quiere decir que todos los demás, a los cuales no les interesa ocupar cargos políticos, no tienen vocación de servicio público?...Se entiende que “vocación” es una especie de llamado de la naturaleza por medio del cual se expresa una especie de fuerza interior de una persona que la compele a realizar ciertas acciones. Es una especie de llamado de la selva que hace más felices a las personas que pueden responderle, sin embargo, la vida está llena de aquellos que nunca logran escuchar este llamado y sufren su pasar por esta Tierra, viviendo vidas tristes y apagadas; sufren calladamente como los días pasan y su fuerza vital se apaga en actividades intrascendentes.

Y, por cierto, no podemos negar que existen algunas pocas personas que sienten este llamado y responden con entusiasmo…Y este llamado también se siente en política, pero, como en todo orden de cosas, la excepción justifica la regla: la mayoría de los políticos no tienen ni pretenden poseer la llamada “vocación de servicio público” sino otra muy distinta, la vocación de poder. En otras palabras, están en política porque es la mejor instancia para aprovecharse del poder con el fin de desarrollar sus proyectos personales y satisfacer sus ambiciones financieras, ¿podría ser de otra manera?. Así, durante el proceso eleccionario son capaces de besar piedras, pero una vez elegidos, se especializan en patearlas para hacerlas a un lado si estorban.

Cada sociedad tiene sus propias fantasmas e ilusiones que le dan algún sentido a su existencia. En Chile nos gusta repetir que “nuestro himno nacional salió tercero en una competencia”; “la bandera chilena es la más hermosa”, “nuestras mujeres son las más lindas”, “somos un país poco corrupto” y “nuestros políticos tienen vocación de servicio público”…Son afirmaciones que no tienen correlato con la realidad pero que nos permiten reafirmarnos como sociedad.

La denominada “vocación de servicio público” que se reitera en los discursos políticos es un eufemismo que solo indica cuanto aman el poder todos los sujetos que conforman la clase política. En ningún caso, es un sacrificio porque esta “vocación” está muy bien pagada con el dinero de los contribuyentes; trabajan poco y nada; gozan de un poder que jamás pensaron en términos de usos de recursos…

¡Ojalá que todas las vocaciones sean tan bien pagadas y retribuidas cómo la inexistente “vocación de servicio público”!.

PANORAMA Liberal

Jueves 1 Agosto 2013

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