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lunes, 10 de junio de 2013

Política. LOS POLÍTICOS COMO PORTADORES DEL ANILLO DE GIGES.

Platón escribió del anillo de Giges para confrontar la justicia e injusticia en el actuar humano. Los políticos  portan el anillo de Giges para ocultarse mientras abusan de su poder...
Mientras los políticos europeos aún no terminan de asumir su enorme cuota de responsabilidad en el fracaso de las políticas públicas que han promovido, en estos lares, los políticos latinoamericanos continúan ofreciendo las mismas gastadas recetas para acceder a cargos públicos: aumentar el tamaño del Estado y su nivel de participación en la formulación de las políticas públicas…Es cierto que los políticos son una clase desprestigiada en todo el mundo por su clara responsabilidad, pero ¿por qué razón la carrera de político profesional sigue siendo tan apetecida por cierto tipo de personas?, ¿Por qué tantas personas luchan para acceder a cargos públicos en un circo romano duro, continuo y permanente?.

Los políticos actuales y futuros, en todo el mundo, sueñan con ser electos en un cargo público porque eso les significa ponerse el anillo de Giges; volverse intocables; no asumir sus responsabilidades y hacerse invisibles ante la sociedad, culpando a otros de los grandes problemas públicos y sociales.

Con los socialistas de todas las tendencias (es decir, aquellos que propician el aumento del tamaño del Estado) en el gobierno o cerca del poder, ya no hay espacios para la ética y la honradez porque el enorme poder fiscal a su disposición es un estímulo perfecto para que la corrupción se expanda como la peste a medida que aumenta el tamaño del Estado. Por eso, decimos que los políticos ansían ser electos porque aquello les permite usar el anillo de Giges para que les traten con respeto mientras ellos violentan a sus electores en la oscuridad de los pasillos del poder…

LOS POLÍTICOS USAN EL ANILLO DE GIGES

La historia del anillo de Giges merece ser recordada puesto que es un pasaje muy conocido de uno de los diálogos de Platón, en el libro República, en el que se reflexiona sobre si ser justo es algo deseable por sí mismo o es una acción que se hace porque nos viene impuesta por las leyes.

Al principio del libro II de Republica se plantea la cuestión si es mejor ser justo o injusto. El discípulo Glaucón nos cuenta la historia del anillo de Giges, un pastor que estaba al servicio del rey de Lidia, y que cierto día se encontró un cadáver con un anillo de oro del que, de forma casual, descubrió que al girarlo y ponerlo con el engaste de cara a la palma de la mano Giges se volvía invisible para los demás y que volviendo el anillo con el engaste hacia fuera volvía a ser visible. Con esa posibilidad de pasar desapercibido fue a Palacio, atacó y mató al rey y se apoderó del reino.

Glaucón planteaba que si hubiera dos anillos como aquél y uno lo llevase una persona justa y otro el injusto "es opinión común que no habría persona de convicciones tan firmes como para perseverar en la justicia y abstenerse en absoluto de tocar lo de los demás, cuando nada le impedía dirigirse al mercado y tomar de allí sin miedo alguno cuanto quisiera, entrar en las casas ajenas y fornicar con quien se le antojara, matar o libertar personas a su arbitrio, obrar, en fin, como un dios rodeado de mortales. En nada diferirían, pues, los comportamientos del uno y del otro, que seguirían exactamente el mismo camino".

Y continúa asegurando que era "una buena demostración de que nadie es justo de grado, sino por fuerza y hallándose persuadido de que la justicia no es buena para él personalmente; puesto que, en cuanto uno cree que va a poder cometer una injusticia, la comete. Y esto porque todo hombre cree que resulta mucho más ventajosa personalmente la injusticia que la justicia". Para finalizar indica que "si hubiese quien, estando dotado de semejante talismán, se negara a cometer jamás injusticia y a poner mano en los bienes ajenos, le tendrían, observando su conducta, por el ser más miserable y estúpido del mundo; aunque no por ello dejarían de ensalzarle en sus conversaciones, ocultándose así mutuamente sus sentimientos por temor de ser cada cual objeto de alguna injusticia".

Así, aparece Sócrates quien plantea que "todo hombre se perdonará a sí mismo tras obrar mal, si está convencido de que cosas semejantes hacen y han hecho también los parientes de los dioses". Es decir, las malas costumbres y los malos ejemplos se propagan con mucha mayor rapidez cuanto mayor sean los cargos que ostentan las personas. Por ejemplo, si una persona valorada socialmente dice garabatos, los más jóvenes asumirán que es una conducta deseable.

Así, Sócrates pone en su sitio el valor y la importancia de la educación de la juventud en base a sólidos valores y buenos hábitos. Por ejemplo, propone como primera medida proteger a los más jóvenes para que las historias perversas no lleguen a sus oídos y evitar así que la impunidad y la basura moral nos invada sin remedio. Requerimos así, profundizar los mecanismos de control democrático para descubrir a los portadores del anillo de Giges, denunciarlos y poner en evidencia sus reprochables prácticas moralmente indeseables.

Sin adecuados controles ciudadanos, los enormes Estados modernos tienen a pervertir a las personas porque los estímulos son demasiado tentadores; disponer de la riqueza fiscal obnubila a todos tipo de personas. Una persona justa y sensata puede sucumbir ante los encantos del poder fiscal y comenzar a usar el anillo de Giges para sacar provecho de su posición y corromperse.

Por lo tanto, cuando los políticos socialistas de todos los partidos aumentan el tamaño del Estado solo están pensando en cómo usar el anillo de Giges para sacar provecho para si mismos, sin pensar que sus acciones y decisiones afectan el bienestar en el mediano y largo plazo a las mismas personas que dicen defender. Por ejemplo, nos dicen que implementarán el acceso gratuito a la educación pero no nos dicen que eso significará más impuestos, caída de la actividad económica y menos empleo. Además, implicará reducir los gastos en otros ítems como la seguridad y la educación Así actúan nuestros políticos, velando por el corto plazo, sin considerar los efectos de largo plazo. Es su motivo central para proponer aumentar el tamaño del Estado.

Lo único que pueden hacer los ciudadanos es exigir más transparencia y control sobre el accionar de los políticos; reducir la permanencia de los políticos en sus cargos y eliminar la reelección; abrir el acceso a cargos públicos por una vez en la vida para cualquier persona preparada. Son enormes desafíos, imposibles de vislumbrar porque todos los políticos portan el anillo de Giges y lo usan en forma permanente, ¿podremos controlar el uso del citado anillo?.

PANORAMA Liberal

Lunes 10 Junio 2013

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