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jueves, 16 de agosto de 2012

SOCIEDAD La verdad detrás de una cosa “estatal, gratuita y de calidad”

¿Quién está detrás de este encapuchado?, ¿su propia conciencia o una ideología que no trepida en sacrificarlo por fines superiores? 

Mientras algunos sacan cuentas alegres respecto del futuro económico de Chile, otros miran con distancia y escepticismo el futuro que se avecina; mientras unos se alegran de que llegamos a los US$18.000 de ingreso per cápita, otros ven en dicha cifra una demostración palpable del fracaso del modelo económico y social; mientras unos piden que el Estado aumente su intervención en los ámbitos sociales y económicos, otros –los menos- se resisten a esos embates…

Históricamente, el éxito es el padre del próximo fracaso y esta es una ley de la naturaleza que responde al dicho “todo lo que sube tiene que bajar” porque toda la vida es una serie interminable de ciclos…Y, por eso, no se puede considerar el éxito de hoy como una base cierta para pronosticar mirar el futuro porque el futuro se escapa de nuestras manos como la arena misma. En especial, si dejamos que los principios vitales dejen de tener sentido.

PARA MEJORAR LA DISTRIBUCIÓN, MEJOREMOS LA REGULACIÓN

Una de las manifestaciones concretas de los principios vitales abandonados es la recurrente observación privada y pública de que solo mediante la regulación e intervención estatal se podrá mejorar la distribución del ingreso. Tamaña falacia debiera tener un lugar de honor en los altares de las letanías más siniestras que han cubierto nuestro continente y nuestros países.

Resulta imposible pretender que mejoraremos la distribución económica mediante decisiones administrativas de políticos y burócratas más atentos a sus propios intereses que a los intereses de las mayorías. Aprendamos: los liderazgos políticos son incapaces de pensar más allá de sus propios intereses, ¿por qué, entonces, pedirles que rediseñen un sistema que termine atentando contra su reinado?. Porque las decisiones administrativas que se requieren implican traspasar cuotas enormes de poder discrecional desde oscuras oficinas a las piezas de las habitaciones de todos los ciudadanos.

En otras palabras, todos los que piden que algún servicio sea “estatal, gratuito y de calidad” están pidiendo que se intervenga el ámbito de acción individual, quitando atribuciones a las personas y espacios de decisión, para entregárselos a un organismo “sabio e iluminado” que tome las decisiones por su cuenta y riesgo. Y si nos les gusta, las terminará imponiendo como ha sido históricamente.

Una mayor regulación solo trae consigo aumentar el poder de minorías ciegas por imponer visiones en la que creen solo ellas. Arrastran a los demás, porque la visión parece buena y razonable, y cuando se dan cuenta de ello, ya es tarde…se ha convertido en pesadilla.

LA URGENCIA DE REPONER LAS IDEAS LIBERALES…

Hace tiempo que hemos perdido el valor de la libertad en el correcto sentido: aquella condición de los seres humanos en cuya virtud la coacción que algunos ejercen sobre los demás queda reducida al mínimo. Por eso, el pedido de que una cosa sea “estatal, gratuita y de calidad” tiene enormes implicancias en el sentido que arrebatan de las manos de las personas el poder de tomar sus propias decisiones, porque alguien ha decidido que un supuesto bien común está por encima de los individuos…

“Estatal” significa que los funcionarios y burócratas no elegidos tomaran las decisiones de cómo educar a los niños de Chile, quitando a las familias la facultad de elegir la educación que quisieran para sus propios hijos…Por ejemplo, los funcionarios decidirán los contenidos que serán estudiados, el lugar en que debe estudiarse, la forma de estudiar, etc.

“Gratuita” significa que los funcionarios y burócratas no elegidos tomarán las decisiones de cómo educar a los niños de Chile sin responder por el servicio que prestarán puesto que no se pagará por ellos…Por ejemplo, podrán fijar horarios y condiciones del servicio sin solicitar la opinión de las familias.

“De calidad” significa que los funcionarios y burócratas no elegidos tomarán las decisiones de cómo educar a los niños de Chile tomando en cuenta los elementos de calidad que ellos valoren pero que no necesariamente representan a las familias. Por ejemplo, pueden incluir en los contenidos leer y estudiar El Capital solo porque ellos lo consideran relevante sin preguntar a las familias.

¿QUÉ ESTÁ DETRÁS DE LAS COSAS “ESTATALES, GRATUITAS Y DE CALIDAD”?

En las sociedades libres, forma parte del proceso de crecimiento el surgimiento de una sana cuota de desorden y caos. Y que se enfrentan con aquellos que quieren mantener las condiciones iniciales, el status quo, luchando para que nada se mueva del sistema imperante porque el temor al cambio es una característica inherente al ser humano, y que se instala en los sistemas humanos para actuar una especie de rémora de ensayos y pruebas.

Ante este status quo institucional es sana una cierta dosis de desorden y caos, que solo puede provenir de un ambiente de libertad. En un ambiente autoritario es imposible que surjan espontáneamente expresiones de caos, puesto que estas son reprimidas desde el origen, pero en un ambiente de mayores libertades son deseables las dosis de caos siempre y cuando se respeten los derechos de todos.

Sin embargo, algunas minorías ideologizadas son hábiles para manipular a las grandes masas desinformadas con un discurso populista y facilista. Les hablan de cosas buenas y deseables para todos pero, al mismo tiempo, callan las consecuencias finales de sus propuestas. Por ejemplo, como postulan que los deseos de las mayorías deben ser impuestos a todos, buscan conformar mayorías vociferantes y de papel, que caminan hacia el cadalso gritando su propia orden de muerte. Al final, las minorías ideologizadas no buscan el bienestar de todos, sino que solo apoderarse del poder por medio del discurso de la libertad mientras imponen la coacción a sangre y fuego.

Por eso, no podemos aceptar la excusa de que poseer una mayoría ocasional, justifica imponer por la fuerza a las minorías mis propias ideas.

Y ese es el peligro. Una cierta cuota de desorden y caos puede ser utilizada por los intrigantes de siempre con el fin de propiciar la centralización del poder y la imposición de una cierta visión solo sostenida por una clara minoría. Las mayorías, muchas veces sucumben a los discursos demagógicos, y cuando se dan cuenta ya han cruzado el charco y devolverse no es posible.

Los que vociferan que ciertas cosas deben ser “estatales, gratuitas y de calidad” tienen una visión de la sociedad que no es democrática; es autoritaria; no permite el disenso; violenta, represiva y violadora de los derechos humanos; etc.

No permitamos que dicho discurso permee las clases sociales más bajas, proclives a escuchar estas letanías mesiánicas, y con tal fin debemos reponer al más breve plazo un discurso que valore el uso de la libertad individual responsable como un valor intransable y que oponemos a los intentos perversos de los totalitarios de raíz socialista.

PANORAMA Liberal
Jueves 16 Agosto 2012

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