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viernes, 13 de julio de 2012

SOCIEDAD ¿Qué está pasando con los ricos mimados como Warren Buffett?


¡Siga haciendo dinero señor Buffet y déje atrás sus sueños de ser filántropo...Usted aporta más a la sociedad como creador de riquezas que como filántropo! 

A mediados del año pasado, el millonario e inversionista Warren Buffett escribió un artículo en el New York Times llamado “Dejen de mimar a los súper ricos”, que ha causado una grata sorpresa en las élites gobernantes socialistas al solicitar aumentos de impuestos para los más ricos…¿aumentos de impuestos?.

Al parecer, el señor Buffet se nos puso sentimental después de años de participar en los mercados financieros, especular en las bolsas y obtener enormes ganancias durante los ciclos negativos. Ahora, con la crisis financiera en el ambiente, emite opiniones “políticamente correctas”, agradables a los oídos de muchos, pero que no concuerdan con su accionar pasado. Por  supuesto, cualquier persona “tiene derecho a arrepentirse”, pero el artículo debe ser leído con seriedad para separar la paja del grano y no confundirnos. Leamos lo que escribió Warren Buffet.

“DEJEN DE MIMAR A LOS SÚPER RICOS POR WARREN BUFFET.

Nuestros líderes han pedido que el sacrificio sea compartido. Pero cuando lo han pedido me han dejado de lado. He hablado con amigos míos, muy ricos, y aunque se esperaban cierto dolor, al final no se les ha tocado.

Mientras los pobres y la clase media luchaban por nosotros en Afganistán, y mientras la mayoría de los americanos luchaban para ganarse la vida, los súper ricos continuamos obteniendo extraordinarias ventajas fiscales. Algunos de nosotros somos inversores que ganamos billones por nuestro trabajo diario, y se nos permite clasificar nuestros ingresos como participación del beneficio, teniendo que pagar sólo el 15% (el impuesto por ganancias de capital). Otros poseen futuros bursátiles durante diez minutos y tienen el 60% de sus ganancias tasadas al 15% como si fueran inversores de largo plazo.

Estas y otras bendiciones nos caen del cielo gracias a los legisladores de Washington, que se sienten obligados a protegernos, como si fuéramos búhos, o alguna especie en peligro de extinción. La verdad es que es bueno tener amigos en las altas esferas. El año pasado, los impuestos que tuve que pagar fueron de 6.938.744 dólares. Puede parecer mucho dinero, pero lo que pagué es solo el 17,4% de mis ingresos.

Si haces dinero con el dinero, como hacen mis amigos súper ricos, el porcentaje será incluso más pequeño que el mío. Pero si lo ganas trabajando, el porcentaje seguro que lo excede, y además por bastante. Para entender porqué, tenemos que examinar las fuentes de los ingresos del gobierno. El año pasado, el 80% de estos ingresos provinieron de los impuestos sobre la renta y de nómina. Los súper ricos pagaron impuestos a una tasa del 15% en la mayoría de sus ganancias, pero prácticamente nada por sus nóminas. La historia es muy diferente para las clases medias, pues pagan un mayor impuesto marginal y medio.

Atrás, en los años 80 y 90, los impuestos para los ricos eran mayores. Mi porcentaje estaba próximo a ser la mitad. Y según algunas teorías económicas debería haber rehusado a seguir invirtiendo por los impuestos tan elevados que grababan mis ganancias y mis dividendos. Sin embargo, no dejé de invertir, ni lo hicieron los demás. He trabajado con inversores durante 60 años y aun no he visto a ninguno, ni siquiera cuando la tasa era próxima al 40% en los 70, que se echara atrás y no invirtiera por el impuesto sobre el posible beneficio. La gente invierte para hacer dinero, y los impuestos potenciales nunca me han asustado. Y para aquellos que argumentan que impuestos más altos dañarían la creación de empleo, debería decirles que se crearon de forma neta 40 millones de empleos entre 1980 y 2000. Desde entonces no ha habido más que recortes en los impuestos y una menor creación de puestos de trabajo.

Desde 1992, el IRS ha compilado datos de los 400 americanos que reportaban el mayor ingreso. En 1992, esas 400 personas tenían, de forma agregada, unos ingresos de 16.900 millones de dólares y pagan, de media, un 29,2% de esa suma. En 2008, el agregado asicende a 90.900 millones de dólares y la tasa que pagan es del 21,5%. Los impuestos a los que me refiero aquí incluyen solo sobre los ingresos (de capital). De hecho, 88 de los 400 en 2008 no tenían ningún tipo de salario, solo ganancias de capital.

Sé bien que muchos de los súper ricos son personas bastante decentes. Aman América y aprecian la oportunidad que este país les ha dado. Muchos incluso dan gran parte de sus riquezas de forma altruista. A muchos no les importaría tener que pagar más en impuestos, sobre todo cuando muchos de sus conciudadanos están sufriendo.

Doce miembros del congreso cogerán pronto el trabajo de tener que reformar nuestras finanzas estatales. Han sido instruidos para que reduzcan el déficit (a diez años) como mínimo en 1.5 trillones de dólares. Es vital, sin embargo, que logren algo más. Los americanos están perdiendo la confianza en que el congreso sepa lidiar con sus problemas fiscales. Solo acciones que sean inmediatas, reales y substanciales podrían prevenir la duda sobre América.

Lo primero que tiene que hacer estos doce es echar abajo las promesas que ni siquiera un rico podría hacer. Se tienen que hacer fuertes ajustes y hay que mirar hacia el ingreso. Yo dejaría intactos los impuestos para el 99,7% de la población, y continuaría con la reducción de un 2% en la contratación de empleo. Esto ayudaría a los pobres y a las clases medias. Pero para aquellos que ganan más de un millón de dólares, unos 236.883 en 2009, les aumentaría los impuestos ahora mismo, incluyendo, obviamente, dividendos y ganancias de capital. Y por los que ganan 10 millones o más (8.274 en 2009) otro incremento aun mayor.

Mis amigos y yo hemos sido mimados durante ya mucho tiempo por un congreso amigo de los billonarios. Es tiempo de que nuestro gobierno se tome en serio lo de compartir el sacrificio.

Warren E. Buffett…”

Realmente, al leer por primera vez el artículo del señor Buffett, se produce una tremenda emoción y las lágrimas pujan por comenzar a rodar por los rostros de los desinformados…¿cómo es posible que tan bellísima y bien intencionada persona haya estado oculta tanto tiempo de los rayos de la divina y bendita solidaridad?, ¿Cómo es posible que tal prodigio de bondad haya estado oculto tras la máscara de un duro inversionista que ha participado en la bolsa desde hace años?...

Y como diría un socialista de los buenos: ¡este si es una persona con sentido social y solidario!

Pero, no nos engañemos: todo esto corresponde a una buena política de comunicación para mejorar la imagen de filántropo de un muy buen inversionista que, durante años, ha sabido sacar provecho a su enorme talento financiero y a las regalías que se le han entregado en bandeja de plata…¿alguien puede creer que un inversionista como el señor Buffet puede ignorar su propia naturaleza humana…?. Una chicharra debe morir cantando.

LA VERDADERA FILOSOFÍA DEL INVERSIONISTA WARREN BUFFETT

El señor Buffett es un inversionista terrible que tiene como dicho que se debe “ser codicioso cuando otros tienen miedo y temeroso cuando otros son codiciosos”. Por eso, él trabaja pensando sólo en el largo plazo y, no sorprende que siempre vuelva a los mercados financieros cuando estos están en el suelo para apropiarse de los activos de los desgraciados que han caído. Así, se dice que invirtió $5.000 millones en el banco de inversión, Goldman Sachs, cuando todos estaban en estado de shock en el sector financiero de Estados Unidos, y lo hizo porque disponía de excedentes y sabía que el gobierno no iba a dejar caer al banco.

El señor Buffett es un buen termómetro económico porque detecta los cambios de temperatura y de expectativas….En especial, siempre atento a las intervenciones que los gobiernos hacen en las economías, porque así, compra barato y vende muy caro. Esta es la clave de un inversionista como Warren Buffet: gestiona sus fondos de inversión, detectando oportunidades no descubiertas, y saca provecho del intervencionismo de los “sabios” gobiernos en industrias y mercados, lo que le permite obtener diferenciales de ganancias que nadie más ha descubierto.

Una cuestión que merecería dilucidarse es si el señor Buffet hubiera obtenido su riqueza si los gobiernos intervencionistas no le hubieran facilitado el trabajo. Y su historia muestra que no lo hace nada mal. Además, como participa en mercados financieros que necesitan inversionistas que buscan rentabilidad y crecimiento de su capital para redistribuirlo a los que necesitan ese capital, no es muy complejo pensar que también participa prestando a los mismos gobiernos que intervienen las economías. Entonces, apoya el financiamiento que requieren los gobiernos para intervenir en las economías y que se terminan transformando en los acreedores más rentables.

Porque, ¿de dónde obtienen los recursos los gobiernos para intervenir en las economías?. ¡De los mercados financieros…!. Así el círculo se cierra: el gobierno interviene salvando empresas con dinero prestado por los inversionistas; los inversionistas las compran a bajos precios y las venden después a altos precios, obteniendo, por su intermediación, generosas utilidades. En otras palabras, es un negocio muy rentable tener a los gobiernos como acreedores, porque gracias a sus intervenciones se obtienen diferenciales imposibles de rechazar. Y, por cierto, se puede anticipar como van a intervenir.

¿Es erróneo el accionar de Buffet?. En ningún caso. Un inversionista busca rentabilidad, crecimiento y no es lógico criticarlo por obtener esos beneficios…

OJALA EXISTAN MÁS WARREN BUFFET…PERO…

A los malos empresarios e inversionistas les gusta privatizar las utilidades y socializar las pérdidas, pero el señor Buffet ahora está planteando que desea socializar las utilidades, ¿ puede alguien ser tan buena persona?.

Necesitamos más tipos como Warren Buffet, pero no porque considera que “los gobiernos los miman”, sino porque es un tipo hábil dedicado a tiempo completo a la inversión; buscando empresas que puedan ser interesantes, seleccionando a las mejores, analizándolas profundamente, hablando con directores y empleados…Su tarea es encontrar posibilidades de inversión que estén a un precio razonable para inyectar capital por medio de la compra de un monto suficiente de acciones, con el fin de influir en la gestión de la empresa, asegurándose personalmente de dar consejos y de luchar contra malas políticas.

Buffet es realmente una estrella del capitalismo. Nacido en una familia de clase media ha llegado a amasar una fortuna en base a su exclusivo talento y mucho trabajo. Su éxito ha llevado al éxito a los que han trabajado con él, debido a sus profundos conocimientos de los mercados, de gestión empresarial y no solo de movimientos de precios de acciones. Por ejemplo, se dice que Buffet, en la búsqueda de altas rentabilidades, aplica una técnica que se basa en invertir en empresas de segunda división o que sufran crisis diversas, y en las cuáles nadie desea invertir. En otras palabras, Buffet es una persona que se arriesga y por ello se involucra de una manera personal en las compañías con el fin de detectar los diamantes en bruto que, en unos años más, se transformen en joyas de la corona.

Ojalá existan más Warren Buffet con el talento y la capacidad de financiar emprendimientos y empresas que ofrezcan bienes y servicios que aumenten el bienestar de la sociedad y de las personas…pero…

UNA CONCLUSIÓN: NO SE EQUIVOQUE SEÑOR BUFFET

El problema no es Warren Buffet; el verdadero problema es el accionar de los gobiernos que intervienen las economías con las mejores intenciones pero terminan alterando los fundamentos, distorsionando los precios y enviando malas señales a los agentes económicos. Excepto, claro está, para tipos talentosos con capacidad de lobby y que saben descifrarlas, aprovechándolas en su propio beneficio.

Sin embargo, el señor Buffet comete un error al pedir aumentos de impuestos porque está actuando en contra de los principios que dice defender. Al final, cualquier aumento de impuestos no lo pagan los más ricos, sino que los más pobres vía alza de precios. En realidad, lo que debe solicitar es reducir los impuestos para que las personas dispongan de un mayor ingreso discrecional y tomen las decisiones que más les benefician; los aumentos de impuestos implican aumentar la intervención de los gobiernos en las economías, reduciendo las oportunidades disponibles.

Los gobiernos fijan impuestos con el objetivo de obtener recursos con los que financiar el gasto en bienes públicos y servicios, y para controlar el volumen del gasto privado en la economía. Por lo tanto, cuando el señor Buffet plantea profundizar el sistema fiscal progresivo no significa que eso beneficiará a los más pobres, sino que terminará favoreciendo a los mismos grupos de poder de siempre.

En vez de aumentar los impuestos a las personas que son capaces de crear riqueza o apoyar dicha creación, debiéramos levantarles una estatua por ese talento que sirve a todos. Sin embargo, al parecer, el señor Buffet tiene sentimientos de culpa por los enormes beneficios obtenidos en toda una vida de trabajo, pero debe alejar esos pensamientos de su cabeza.

¡Deje de sentirse tan mimado señor Buffet…!. Porque si le abre las puertas a los socialistas expropiadores de la riqueza ajena, tenga por seguro que no volverá a cerrarlas.

PANORAMA Liberal
Viernes 13 Julio 2012

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