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viernes, 20 de julio de 2012

ECONOMÍA Educando socialistas o porqué algunos ganan millones y los trabajadores solo $182.000.


El verdadero problema no es fijar un salario mínimo, sino ¿porque hay que fijarlo?. Y la única causa son los mercados muy poco competitivos que sufrimos...

La pelea no termina respecto del salario mínimo entre el oficialismo y la oposición. Hace un tiempo atrás, los socialistas dirigentes de la CUT llegaron hasta la oficina de partes del Palacio de La Moneda para entregar una misiva, dirigida al Presidente Sebastián Piñera, en la cual entregaban detalles de su propuesta para aumentar el salario mínimo a 250 mil pesos.

Arturo Martínez indicó en ese momento que "nosotros queremos un sueldo mínimo de 250 mil y dígannos porqué no es posible…Que el ministro Longueira o el ministro Larraín nos digan porqué ellos ganan, 3, 4 o 5 millones, y los trabajadores no pueden ganar 250 mil. Dígannos por qué los parlamentarios se aumentan el sueldo en 2 millones y los trabajadores no pueden ganar 250 mil". Además, amenazó que se reunirán para tomar "algunas acciones y definiciones", como un paro nacional.

¿Qué se puede decir a un socialista que no valora a los mercados y no entiende como se genera la riqueza?...

¿Cómo se puede hacer entender a un socialista que la fijación del salario mínimo es un atentado contra la libertad de mercado…?

¿Qué se le puede decir a las personas comunes y corrientes que, de tanto escuchar estas estupideces, terminan creyendo que la solución de todos sus problemas es la fijación del salario mínimo?

Pero, en realidad la verdadera pregunta es: ¿Por qué el salario de equilibrio del mercado laboral es menor que el salario legal mínimo…?

UNA CLASE DE ECONOMÍA PARA UN SOCIALISTA

Los socialistas, de todos los partidos, han convencido a la gente que el salario mínimo es una herramienta útil cómo política social. E, incluso, este gobierno de derecha pone en el tapete la segunda derivada denominada, ingreso ético familiar, ¿cuál es la intención?.

Es indudable que nuestros políticos son muy buenas personas y quieren lo mejor para la ciudadanía. Por eso, para ellos, el salario mínimo y sus derivadas, son una especie de umbral “ético” o mínimo que garantice un cierto nivel de ingresos para todos los trabajadores de modo que satisfagan sus necesidades más básicas. No hay dudas que la intención es loable, pero el camino al infierno está tapizado de los cráneos de aquellos que creyeron en estas buenas y loables intenciones.

En primer lugar, ¿cuáles son las necesidades más básicas que debe satisfacer una persona?, ¿será posible determinar ex ante una “necesidad promedio” que deba ser cubierta con el salario mínimo?. Resulta muy claro que es imposible determinar un nivel de necesidades promedio porque las personas somos todos diferentes. Por lo tanto, para determinar el salario mínimo adecuado, ¿Qué necesidades son las más básicas?. En segundo lugar, suponiendo que hemos definido la “necesidad promedio”, ¿debería cubrir el salario mínimo la satisfacción de las necesidades de una persona, de un grupo familiar o de una zona geográfica?. En tercer lugar, como se ha intervenido el mercado laboral, se impide que los trabajadores y los empleadores negocien según las condiciones de mercado. Para muchas empresas, la fijación del salario mínimo se transforma en “el” salario a pagar, independientemente de la productividad que posea. Esa es la señal que se envía.

En general, lo óptimo es que la determinación del salario de cada persona se rija por las leyes del mercado, dado que el salario es el precio del “bien” trabajo y en teoría la remuneración a tal factor debe ser equivalente a la productividad. Por ejemplo, suponga que a una persona le ofrecen, como reponedor de supermercados, la suma de $200.000 brutos, ¿acepta o no?. La decisión dependerá de las circunstancias de cada persona, su amor e interés a ese tipo de trabajo, las opciones de desarrollo, crecimiento y progreso laboral, posibilidad de hacer carrera, etc. Cada persona es un mundo con múltiples alternativas, imposible de modelar.

En una economía socializada, como la nuestra, esta persona está condenada a ser reponedor de supermercados el resto de su vida, y debe rogar por los incrementos de los salarios mínimos legales para mejorar su ingreso.

Pero, en una economía libre, esta persona podría optar a otras opciones que le ofrezcan mejores condiciones laborales sujeto a su experiencia y formación, ¿Por qué?. Para responder esta pregunta debemos agregar los siguientes tres elementos de análisis:

NO SOMOS UNA ECONOMÍA DE LIBRE MERCADO. Pese a todo lo que digan algunos, en Chile no tenemos una economía de libre mercado, sino que una economía intervenida con normas y regulaciones ex-ante, muy duras para los qué desean ingresar, pero que son muy permisivas  -por omisión y mala fiscalización- para los que ya están dentro. Este énfasis excesivo es la respuesta “políticamente correcta” que dan los socialistas, amantes de la planificación centralizada, para convencer a la ciudadanía de que ellos los protegen y por eso “se requiere regular” al mercado.

Pero, con esta filosofía legislativa ex-ante se reduce la competencia y nuestros mercados terminan concentrándose en pocas manos, convirtiéndose oligopolios, con unos pocos participantes de enorme poder financiero y que interviene en los procesos políticos.

No es casualidad que los empresarios actuales se acercan a los políticos, les financian campañas y los apoyan a cambio de legislaciones que entronicen sus derechos en los mercados, principalmente, aumentando las barreras de entrada.

MERCADOS “JUSTOS”, MERCADOS CONCENTRADOS. Lo anterior se debe a la creencia socialista de que los mercados “son crueles” como lo ejemplificó tan claramente Aylwin. Por eso, los socialistas son partidarios de intervenir todos los mercados para promover una mayor “justicia social” (¿qué diablos es?) en términos de remuneración y de generación de empleo. Esto significa que aumentan los costos de las planillas, las empresas más pequeñas no pueden seguir esta espiral creciente, y las más grandes las terminan comprando para aumentar su presencia en los mercados.

La concentración económica ha llegado para quedarse en la forma de oligopolios, monopsonios, y todas las formas posibles de competencia imperfecta. Y al final, como es de esperar, los resultados siguen siendo malos, y los políticos deben seguir interviniendo con mayores exigencias, en un ciclo de nunca acabar.

En realidad, todo terminará cuando el Estado tenga que asumir los salarios de todos, y todos ganemos lo mismo en forma independiente de nuestra productividad. Es decir, se convertirá en realidad que no estamos en un sistema de libre competencia.

NO HAY LIBERTAD EN LOS MERCADOS LABORALES. Por lo tanto, como el exceso regulatorio ex ante reduce la competencia y la intervención en los mercados generan resultados ineficientes que requieren permanentes re-intervenciones nos concentramos en discusiones estériles como la actual respecto del salario mínimo.

Un estudiante del primer curso de economía sabe que la fijación de un precio mínimo en el mercado laboral provocará un exceso de oferta laboral; muchas personas intentarán buscar empleo en esas condiciones.

En otras palabras, con la fijación del salario mínimo estamos indicando que el salario de equilibrio del mercado laboral es inferior al precio mínimo legal que se está discutiendo. Pero, ya volveremos a este tema.

MODELO DE ECONOMÍA DE BAJO COSTO. Y si, a todo lo anterior, agregamos el hecho que en Chile abunda la mano de obra muy poco calificada debido a un sistema educacional socialista, pobre y limitado, hemos cerrado el circuito perfecto de generación de pobres de una economía socialista. Porque a un régimen socialista no le interesa una ciudadanía educada, independiente y trabajadora, sino una ciudadanía boba, fanática, incapaz de pensar por sí misma, lúdica y floja.

Hemos dicho que los socialistas con su filosofía regulatoria ex-ante aumentan las barreras de entradas, y debido a sus intervenciones en los mercados reducen la eficiencia. Por lo tanto, una economía concentrada e ineficiente requiere una mano de obra de baja productividad dispuesta a trabajar por bajos montos.

El modelo de bajo costo se ha completado. Este es el modelo del neosocialismo que impera en la actualidad, y que algunos, torpemente, denominan “neoliberalismo”. El neoliberalismo es una creación falaz de la mentalidad socialista para justificar sus gruesos errores y que ha permeado las capas de percepción de la ciudadanía boba por medio del adoctrinamiento liderado por un grupo de líderes de opinión de preguntas y respuestas fáciles. En realidad, este es el modelo neosocialista. Y que los mismos desean profundizar con los “no al lucro” en el campo de la educación, salud, transporte, etc.

CONCLUSIÓN: LA SOLUCIÓN NO ES FIJAR EL SALARIO MÍNIMO, SINO AUMENTAR LA COMPETENCIA.

Los socialistas de todos los partidos, han confundido a la ciudadanía con las discusiones del salario mínimo como si esa fuera la solución para el tema de la mejora de la distribución del ingreso. En primer lugar, la fijación del salario mínimo solo indica que el salario de equilibrio del mercado laboral es inferior al precio mínimo legal que se está discutiendo. ¡Y este es el verdadero problema!.

MERCADOS POCO COMPETITIVOS. El verdadero problema es que la regulación ex-ante y las intervenciones administrativas en los mercados han concentrado los mercados y la riqueza, y no existen alternativas para que disputen los talentos laborales.

Por ejemplo, si una persona se considera el mejor reponedor de supermercados, ¿Qué opciones tiene?. En general, solo dos: Cencosud o Líder. Por lo tanto, ¿tiene opciones para pedir mejores condiciones laborales?. La mayoría de las personas trabajan de acuerdo a las condiciones que les indican, no pueden negociar, y deben acatar….¡porque no tienen otras opciones ni alternativas!

LA SOLUCIÓN: AUMENTAR LA COMPETENCIA EN TODOS LOS MERCADOS. Este gobierno se está farreando la única solución posible para mejorar la distribución del ingreso y que consiste en aumentar los niveles de competencia en todos los mercados.

Por ejemplo, no estamos en contra de que Horst Paulmann tenga una riqueza de US$10.500.000.000, pero sería preferible tener a 10.500 chilenos con una riqueza de US$1.000.000, ¿o no?.

La excesiva concentración del ingreso, propiciada por legislaciones socialistas como las indicadas, no resiste mayor análisis, pero la solución es absolutamente diferente a la planteada por el socialismo porque estos no creen en la generación de riqueza.

Debemos crear mercados libres para emprender por medio de legislaciones que equilibren la cancha, aumenten la competencia en todos los niveles, y mejoren el financiamiento para que la riqueza fluya socialmente. Este debiera ser el verdadero leit motiv de un gobierno liberal, promotor de la libertad y la prosperidad.

Y, el primer paso, es re-poner en la palestra pública estos nuevos elementos con los cuáles enfrentar las letanías socialistas, empobrecedoras, castigadoras e ineficaces.

PANORAMA Liberal
Viernes 20 Julio 2012

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