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domingo, 24 de junio de 2012

SOCIEDAD La emocional trascendencia del futbol


La emoción asociada al futbol nos hace olvidar nuestra mortalidad e intrascendencia

Alguna vez alguien planteó que existe una clara relación entre la importancia relativa que los países le dan al futbol y su nivel de desarrollo, y la tesis consiste en que mientras más desarrollada es una sociedad (y no hablamos solo de bienes materiales) menos importancia se le da al fútbol. Por eso, en Europa ciertas naciones ven a este deporte como lo que es, un simple juego, sin ninguna connotación excesiva ni pasiones desbordantes porque, al final, las personas saben que, independientemente del resultado, deben volver a sus vidas normales. Observar este deporte es una entretención más como ir al cine o a cenar o a pasear.

En cambio, en nuestro continente, el futbol es una religión con múltiples y variadas sectas que se disputan el dominio temporal en la opinión pública para imponer unos ciertos colores. Por cierto, esta religión ha sido trabajada de manera inteligente por los políticos y por doña Fifa que lo han convertido en un pingüe negocio de generosos beneficios para algunos, y que la gran mayoría financia asistiendo a esos eventos.

Por ejemplo, ¿cómo es posible que en un país como España, con tasas de desempleo tan altas y en plena crisis, ciertos clubes de futbol paguen salarios desorbitantes a personas que tienen como único talento golpear una pelotita?. La clave está en la demanda de entretención de una gran masa que desea evadirse de una triste realidad.

Y por cierto, no estamos en contra de que una persona decida entretenerse viendo futbol o cualquier otra cosa, sino que se considere a este deporte como una especie de tabla de salvación de la especie humana. En la actual Eurocopa, el primer ministro español decidió ir a ver a España que presentar el plan de salvamento europeo para su economía; Merkel apuró cierta reunión para poder ir a ver el partido de su país…Pan y circo, en Roma; pan y futbol, en Europa.

Mientras tanto, en ciertos países de América Latina el futbol ha dejado de ser una entretención para transformarse en una forma de vida. En otras palabras, la pobreza y el subdesarrollo mental y material se expresa en los eventos deportivos por medio del afloramiento de las peores conductas humanas: violencia y asesinatos con el pretexto de defender ciertos colores.

UNA DESCRIPCION DEL FUTBOL

Soy un futbolero de toda la vida, observador y jugador aficionado de pichangas y escaramuzas varias. Al mismo tiempo, siempre escuchaba a mi madre decir que “cómo es posible que les guste el futbol…si son 22 tarados corriendo como tontos detrás de una pelota para meterla entre tres palos y gritar gol…”. Y se reía mientras yo la observaba.

Siempre recuerdo esa frase de mi madre que después escuché en múltiples oportunidades, y con el paso del tiempo le empecé a encontrar sentido. El sencillo juego de llevar una pelota con los pies, combinar con un compañero, engañar a los rivales y hacer pasar el balón por un plano imaginario, se ha convertido para muchos en una especie de religión. Claro está, en una religión de colores: la roja, la albiceleste, la azul, la blanca, la negra, la naranja, etc. Por otra parte, sonrío cuando recuerdo que, en un programa anexo de un Mundial, el comediante Bonvallet planteó que “hay países que jamás van a ganar un Mundial por el color de sus camisetas…”. Es decir, tuvo la desfachatez de decir en público que existe una relación entre el éxito deportivo y el color de la camiseta, y Fernando Paulsen, periodista presente en dicho programa, afirmaba que “me parece una teoría interesante”.

Que la gente ligada al futbol hormonal diga estupideces es una señal de lo mágico que es la vida ligada al futbol, por no decir, irreal…¿Cómo no va ser irreal escuchar a los comediantes Bonvallet o Maradona?. Estos dos emiten opiniones absurdas y sin sentido y todos los miran como si la sabiduría hubiera hablado por sus bocas. En otras palabras, hemos convertido al futbol y sus cultores en espejos a seguir por las nuevas generaciones que solo piensan en la pelotita y los generosos ingresos.

Claramente, el futbol es un juego. Sin otra connotación, excepto por parte de los interesados de siempre que han convertido una actividad lúdica en un asunto de guerra o muerte, una especie de juego de suma cero donde los que ganan son a costa de los que pierden.

Sin embargo, hay algunos que siempre ganan en ese juego. ¿Quiénes son?, ¿será necesario nombrarlos?...La Fifa y sus asociaciones-federaciones, los clubes afiliados, las empresas masivas de bienes y servicios, los medios y los periodistas, y los deportistas. Entre estos cinco elementos se teje la trama que ha convertido a este deporte en una “pasión infinita” o el arte de enseñar a meter la mano en los propios bolsillos de los espectadores.

¿QUÉ SERÍA DEL FUTBOL ACTUAL SIN…?

¿…DOÑA FIFA Y LAS FEDERACIONES?. La patrona y jefa suprema, doña Fifa, se maneja por leyes propias y no acepta injerencias de leyes nacionales so amenaza de desafiliación del gran negocio. La reciente visita del presidente de la Fifa y sus paseos con el presidente de la federación nacional son la imagen adecuada de los que dirigen el negocio en el mundo y en Chile: el negocio es de ellos, el éxito les agrada y les complace.

Por eso, se jactan de que hay más países afiliados a la Fifa que a la ONU, y se atreven a comentar que cuando un país logra su independencia, define su bandera y su himno, el paso siguiente es afiliarse a la Fifa…¿La ONU?. La dejan para después, ¿será verdad?. Pues, claro está, más países, más torneos, más ingresos, y vamos sumando…

¿…LOS CLUBES AFILIADOS?. Antaño, los clubes eran organizaciones de hinchas entusiastas que en base a su propio esfuerzo mantenían clubes en competencia, pero el paso del tiempo y las mayores exigencias legales y financieras, les pasaron por encima y, hoy, son sociedades anónimas las que dirigen los destinos de los clubes más importantes.

La pasión ahora es un negocio que puede incentivar el acceso a la propiedad de personas que no son hinchas y lo hacen en busca de otras metas personales (por ejemplo, Piñera en Colo Colo). Los clubes dejaron de ser de los hinchas y pasaron a ser del dueño o los accionistas.

Ahora, los hinchas se han convertido en una suerte de personajes externos a los clubes, responsables de alentar y hacer banderazos, pagar la entrada, etc., pero sin ninguna injerencia en el devenir de su institución.

¿…LAS EMPRESAS AUSPICIADORAS?. El futbol actual no sería el mismo sin el apoyo y el auspicio de las grandes empresas masivas que han financiado su llegada a todos los rincones del planeta. Doña Fifa ha encontrado en algunas empresas el nexo correcto para llegar con su mensaje a todo el mundo. Por ejemplo, la Coca Cola es el caso típico.

El futbol es una gran ventana al sentimiento y bolsillo de los hinchas que vibran con sus colores y compran los bienes y servicios publicitados en los torneos y competencia. Ahora, ya no se habla de la Copa Libertadores sino de la Copa Santander Libertadores, y a este tranco, cualquiera de nosotros podría cambiarse el nombre y pasar a llamarse Juan Coca Cola Araya si le pagaran por ello.

El papel de los hinchas es alentar a su equipo mientras compran bienes y servicios de las empresas auspiciadoras.

¿…LOS MEDIOS Y LOS PERIODISTAS?. Estos son otros de los principales ganadores gracias al avisaje de las empresas auspiciadoras, y la venta de los medios con las diarias informaciones deportivas. El hecho de existir nuevos eventos es una fuente sustancial de ingresos y por eso, les interesa que exista éxito deportivo por la posibilidad de aumentar los tirajes y la publicidad asociada.

¿…LOS FUTBOLISTAS?. Son los principales actores responsables del espectáculo por medio del uso de sus habilidades y talentos. Tienen la fortuna y la dicha de que se les paga por jugar…¿a quién más le pagan por jugar…?.

Muchos de estos provienen de bajos estratos socioeconómicos, y una vez que alcanzan cierto estátus deportivo, se convierten en especies de semidioses, intocables y de pésimo genio; se convierten en rostros publicitarios para respaldar marcas de venta masiva o exclusiva; se convierten en líderes de opinión; se transforman en autorreferentes por lo que cuando son entrevistados se refieren a si mismos en tercera persona; etc. Y todo esto por la dicha de poseer un talento otorgado por la naturaleza.

¿Y QUÉ PASA CON LOS HINCHAS?. El supuesto de la industria es el de entregar un producto que los hinchas puedan comprar. Es decir, este juego subsiste gracias al apoyo y elecciones de los hinchas que son los que sostienen la actividad. En otras palabras, todo este tinglado no tiene otro objetivo que seducir al hincha para que se meta la mano al bolsillo y asista a los estadios y/o compre los bienes y servicios de las empresas auspiciadoras.

En palabras sencillas, la industria del futbol se ha levantado para explotar ciertas necesidades de la especie humana como el hecho de formar parte de una tribu ganadora. Pero, el hincha es el gran abusado de toda la comedia del futbol porque se dice que todo se hace por él, pero las cosas importantes se hacen a espaldas de él; a los jugadores exitosos no les importan los hinchas; los clubes ya no consideran a los hinchas en las grandes decisiones como contratar o despedir jugadores; a la Fifa solo le interesa que los hinchas paguen y financien el espectáculo.

En otras palabras, se explota la emocional trascendencia del futbol para los hinchas a cambio del pago de entradas a los eventos y productos relacionados.

LA EMOCIONAL TRASCENDENCIA DEL FUTBOL

Al parecer, las sociedades subdesarrolladas mentalmente le están dando demasiada importancia a un juego como el futbol. Esta industria ha surgido para explotar económicamente ciertas características intrínsecas de la especie humana como el hecho de pertenecer a una tribu ganadora y negar la muerte intrascendente.

El ser humano tiene un miedo innato a morir en la intrascendencia. En su libro “La negación de la muerte”, el antropólogo Ernst Becker intenta reflexionar sobre las motivaciones últimas del ser humano. Según Becker, nuestra motivación más grande no es el sexo, la autoestima, los genes, o incluso la química del cerebro, sino que hacemos lo que hacemos porque estamos completamente aterrorizados por la proximidad y certeza de la muerte. Y hacemos lo que lo que hacemos para olvidarla y evitarla.

Tenemos miedo a la muerte y no solo eso, sino que cada vez la negamos más. Gran parte del mal en el mundo, a juicio de Becker, es una consecuencia de esta urgente necesidad de negar la muerte. Por eso, nos gustan los héroes deportivos que son capaces de superar la muerte intrascendente y nos agrada ser hincha de equipos exitosos. En todo el mundo hay hinchas de Manchester United, Real Madrid, Barcelona y otros equipos que lo han ganado todo, porque de esa manera las personas vencen la intrascendencia de sus vidas y la cercanía de la muerte.

En general, las entretenciones y el futbol forman parte de una cultura de la evasión que crea personas que intentan negar su propia mortalidad, y por eso, desarrollan una armadura emocional que los protege, y al mismo tiempo, les impide adquirir el verdadero auto-conocimiento de que la muerte es solo una etapa de la vida.

En realidad, el futbol es una manera de evadir la intrascendencia de las vidas personales. Pero, al negar la muerte y la intrascendencia de nuestras vidas estamos creando trabas que nos impiden crecer y desarrollarnos  como seres humanos. Cuando asumimos que la muerte es una certeza, viviremos cada día como si fuera el último de nuestras vidas y nos preguntaríamos si dicho día merecía ser vivido.

Alguna vez Steve Jobs le dijo a ciertas personas que “si vives cada día como si fuera el último, ¿querrías hacer lo que vas a hacer hoy?”. Y les pedía que siguieran hambrientos y alocados buscando el sentido de sus vidas. Está bien que el futbol sea una entretención, pero no puede ser el objetivo de vida de una persona ser un perfecto hincha de futbol.

El verdadero objetivo de una persona es encontrarse a sí mismo y contribuir a la sociedad desde su propia individualidad y no desde un fanatismo irracional y estrecho.

PANORAMA Liberal
Domingo 24 Junio 2012

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