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martes, 5 de octubre de 2010

¿SE VIENE LA GUERRA DE LAS DEVALUACIONES COMPETITIVAS?

Los gobiernos y bancos centrales de EEUU y Europa están comprometidos en arrancar del gobierno chino la promesa de que eleve el valor del yuan, supuestamente subvalorado en un 20%, para aumentar las exportaciones y revertir el déficit comercial galopante. De no lograr este compromiso con la potencia china, ya se habla de “guerra de divisas” o una guerra de devaluaciones competitivas.

La tendencia general de todos los países es que sus monedas se deprecien para aumentar las exportaciones e impulsar su crecimiento de esta manera. Pero, si todos deprecian al mismo tiempo, ¿quién incrementará las importaciones netas dejando que su moneda se aprecie?. Hoy, el candidato natural es China quién no está dispuesto a pagar los costos del proceso.

En el caso de Chile, José de Gregorio presidente del Banco Central indicó que “las fluctuaciones del dólar seguirán siendo revisadas e incorporadas en las decisiones del Banco Central”. Y esta afirmación se produce en momentos que algunos sectores exportadores piden a gritos la intervención en el mercado cambiario debido a la importante baja que ha experimentado la divisa estadounidense frente al peso chileno. Sin embargo, concluye De Gregorio indicando que "estimamos que el dólar estaba en rangos razonables con sus fundamentos”.

Es decir, si China no aprecia el yuan, en todo el mundo ya se habla de una corrida cambiaria que nadie desea pero para la cual todos se están preparando. ¿Otra profecía autocumplida?

Existe consenso que China ha sido activo en la compra de bonos en la actual crisis de la deuda, pero también muchos plantean que ese exceso de liquidez se debe al importante desequilibrio comercial que está generando con los países desarrollados. Los estudios muestran que en la última década se ha triplicado el déficit comercial entre China y el resto de los países, debido a la política de un yuan bajo que favorece las exportaciones chinas y castiga los productos de Europa y EEUU.

En opinión de muchos expertos, el tipo de cambio real del yuan "permanece muy infravalorado", por lo que se ha exigido a Pekín que emprenda un "significante" y "amplia" apreciación del mismo. Pero, las autoridades chinas desean, pese al malestar internacional, “mantener los tipos de cambio de las principales divisas de reserva "relativamente estables" para favorecer la recuperación económica”.

El argumento, para revertir la situación, es que solo una pronta recuperación de Europa y EEUU, podrá mantener tasas crecientes de crecimiento en la economía china. En caso contrario, se detendrá el crecimiento chino con toda la carga de presiones sociales y desempleo.

Chile es un país pequeño, pero también está sintiendo la masiva presencia de productos chinos de bajísimo precio, basado en la política de tipo de cambio claramente infravalorado, por eso se debe estar alerta para tomar las medidas necesarias sin olvidar que la depreciación de una moneda no mejora las ventajas competitivas de una economía para exportar sino que distorsiona la información, creando la ilusión de que se es más competitivo.

Y por cierto, esta distorsión implica una redistribución de ingresos, beneficiando a algunos exportadores a costa de empresas que importan insumos, y finalmente a costa de todos los consumidores. Y los que más gritan hoy, son los que ganarán mañana con la depreciación de peso.

Afortunadamente, El Banco Central es autónomo y no depende directamente del gobierno y los políticos de turno. Uno de sus papeles es “velar por el normal funcionamiento de los pagos externos” que son el conjunto de transacciones que los chilenos realizamos con los extranjeros, lo que se registra en la balanza de pagos. Y en el caso de una economía como la chilena, abierta al comercio internacional de bienes, servicios y activos, mediante la exportación e importación, se requiere una política cambiaria sana y no sometida a presiones de corto plazo. En Chile, es el mercado el que determina el tipo de cambio de referencia, en un contexto de flotación cambiaria libre y el Banco Central tiene facultades para intervenir en circunstancias excepcionales en el mercado cambiario, ante las cuales justifica e informa públicamente estas intervenciones.

Aplicar esta normativa es la clave para evitar la captura de esta vital institución por parte de grupos de interés, en especial, en un clima internacional proclive al desbande y a las probables amenazas de depreciaciones competitivas.

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