La situación de la huelga de hambre de algunos mapuches aún no se soluciona, y se tiene la impresión, que el tema da para largo. Por una parte, se tiene a la comunidad mapuche alineada tras los huelguistas que se presentan ante todos como víctimas de un maltrato legal y por cierto, de un despojo milenario. Por el otro lado, vemos un Estado insensible a las demandas y que solo juega a dilatar las soluciones.
¿Y cuáles son las soluciones que se plantean?
Para los mapuches, la solución parte por la creación de un Estado Mapuche y de un País Mapuche, independiente y soberano, financiado por el Estado chileno y por organismos internacionales. Para el Estado chileno, la solución parte por integrar a esta comunidad y eventualmente ofrecerles garantías y tierras para que puedan continuar desarrollando su forma de vida.
Por cierto, ambas posturas son irreconciliables y jamás podrán acercarse si alguno de los participantes no cede.
Deudas históricas
Cualquier nuevo chileno o chilena que llega a esta larga y angosta faja de tierra, debe asumir en su cuenta corriente un determinado flujo de deudas “históricas” que graciosamente cargan a su cuenta una serie de organizaciones y grupos que disponen de cierto poder, y que lo demuestran poniendo en la discusión pública sus demandas.
En algunos casos, las demandas son de tipo humano. Por ejemplo, la deuda “histórica” de los jubilados que, según la Agrupación Nacional de Pensionados, tiene el Estado de Chile –es decir, todos nosotros- con los jubilados y montepiadas, a quienes les fue arrebatado el 10,6% del reajuste de sus pensiones durante el último lustro de la dictadura (1985 y 1990). Esto se debió a la decisión de la autoridad económica de la época, el entonces ministro de Hacienda Hernán Büchi, quien resolvió que este porcentaje debía obligatoriamente ser enviado a la banca privada argumentando la severa crisis económica que vivía este sector en la década de los ’80.
Dicen en la ANP que "en un acto inexplicable le dieron la plata de los pobres y los jubilados a un organismo económico como es la banca privada. Como era más rápido llegaron y nos quitaron nuestro sueldo y se las pasaron a ellos", explicó Francisco Iturriaga, presidente de la agrupación. Y todavía están exigiendo la devolución de ese dinero que les pertenece.
Sin embargo, con frecuencia los casos de deudas “históricas” están más asociadas a la fortaleza del grupo de poder que las demanda, como un elemento más de sus procesos de negociación pero imposible de cumplir. Es decir, pido A pero como no podrán cumplir, me quedo con B. Estrategia de negociación al levantar el piso mínimo.
En todos los casos, hay que ser claros: no existen las deudas “históricas” y todo aquel que las use como argumento es probablemente para conseguir beneficios adicionales que van más allá de lo razonable. Vayamos al caso de estos chilenos de ascendencia mapuche.
La visión suave del conflicto mapuche.
Un político y funcionario, Francisco Huenchumilla, culpa al Estado de la escalada del conflicto mapuche y afirma que el problema en la zona de La Araucanía "no se va a detener mientras la sociedad chilena y sus clases dirigentes no tomen conciencia de cuál es la verdadera naturaleza del problema indígena que hay en Chile". ¿Cuál es?
Plantea Huenchumilla que “para lograr una salida al conflicto, el Estado debe pagar la deuda histórica que mantiene con el pueblo autóctono”, y que la solución pasa porque "el Estado asuma lo que hizo hace 128 años cuando llegó a la Araucanía (...) con un proceso que arrasa con el pueblo mapuche, lo despoja de cinco millones de hectáreas que tenía para su hábitat, lo reduce a 500 mil y lo lleva a la pobreza, porque lo minimiza".
Así, indica Huenchumilla, la solución radica en dar reconocimiento constitucional al pueblo originario. "Hoy día es una realidad distinta que 120 años atrás y la dirigencia mapuche es gente inteligente que sabe que no puede devolverse Temuco, ni Victoria ni Angol. La deuda histórica significa un reconocimiento político de que Chile es un estado multinacional y que, por lo tanto, dentro de sus fronteras existe un pueblo, con identidad propia, que es anterior al Estado chileno".
Además de hacer un llamado a dar representación a los mapuches en el Congreso, reiteró que el Estado debe tomar en cuenta la realidad histórica del pueblo indígena "para no escoger el camino equivocado (...) que es pensar que este es un problema de orden público o solamente de pobreza".
Respecto de los terrenos, el candidato a senador DC agregó que, a pesar de que se entregaron 500 mil hectáreas a los mapuches en 1871, tras la derrota militar del pueblo originario, "el año 1990, cuando se hace el catastro nuevo (de las tierras indígenas), faltan 200 mil hectáreas" Esto, según afirmó, debido a un "proceso de fraudes, estafas, de corridas de cercos, de muchos abusos".
Sin embargo, la mirada de Huenchumilla es suave y parcial y no representa lo que desean los que lideran el movimiento a los cuáles se les abrió el apetito sin fondo. Aucan Huilcaman, vocero del Consejo de Todas las Tierras, ha propuesto en todos los tonos la “creación de un régimen autonómico para el territorio mapuche en las regiones del sur de Chile”.
La visión fuerte del conflicto mapuche
Según Huilcamán, “desde sus inicios el Estado chileno ha usurpado las tierras mapuches…Cuando se funda el Estado chileno, ningún pueblo indígena y ningún mapuche fue partícipe de dicho pacto social, hasta el día de hoy…la Pacificación de la Araucanía fue un acto de invasión que el Estado chileno ejecutó al interior de las actuales provincias de Malleco y Cautín. Fue un territorio que fue ocupado mediante la fuerza y la violencia desde 1881 en adelante”.
Esta y solo esta es la visión de los mapuches de la problemática actual. En otras palabras, se ha instalado la percepción de que el derecho de autodeterminación de los mapuches les fue conculcado por la fuerza, y que debe serles restituido basado en la soberanía ancestral sobre dichas tierras.
Para Huilcamán la solución pasa por la creación de "un régimen autonómico, que me parece que es la fórmula más adecuada para prevenir y resolver los conflictos existentes, ello abordando el fondo del asunto". Es decir, los mapuches desean un territorio propio, normas propias y, a lo más, estar federados al estado chileno, tal como lo indica la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas.
Huilcamán indica que dicha norma "consagra el derecho de los pueblos indígenas a la autodeterminación. Ese es un consenso al que arribó la comunidad internacional, que antes solo reconocia este derecho a los pueblos organizados como Estados". Bajo este marco, a juicio de Huilcamán no es posible que Chile siga pretendiendo que al interior del Estado solo vivan "chilenos". Ahora, también, pueden vivir mapuches. Y va más allá.
La pretensión de Huilcamán: Un Estado Mapuche
Hoy, Huilcamán es cauto. Plantea que “no desean un territorio único y exclusivo para los mapuches, porque la realidad hace que sea imposible. Del Bío Bío al sur puede existir un espacio territorial en donde se conviva en una armonía jurídica propia de un régimen autonómico". Señaló el dirigente que existen a nivel mundial diversas experiencias en la materia, donde Estados han abordado la demanda de los pueblos indígenas a través de la creación de territorios autonómos.
Destaca Huilcamán el caso de los Inuit en Groenlandia, quienes obtuvieron de la Corona danesa un Estatuto de Autonomía el año 1979. Pero, lo que no dice Huilcamán es que este pueblo está ubicado más allá de las fronteras danesas y que hoy están pidiendo su independencia plena.
Así, la pretensión de Huilcamán y sus cercanos es clara: Desean un Estado Mapuche autónomo y separado del Estado chileno. Huilcamán indica que este Estado Mapuche se sostendría económicamente en base a tres mecanismos.
1. Aportes del Estado chileno. En primer lugar, para pagar "la deuda histórica moral, económica y cultural que el Estado tiene con el pueblo mapuche desde el momento en que invadió nuestro territorio. Debe haber una reparación" que consistiría en aportes de todos los contribuyentes para financiar esta nueva nación.
2. Aportes internacionales. En segundo lugar, "las relaciones multilaterales de un eventual gobierno mapuche con el mundo, al igual como lo hacen todos los Estados del mundo que reciben cooperación internacional", les permitirá acceder a financiamiento para desarrollar el nuevo Estado.
3. En tercer lugar, la capacidad de los propios mapuches para generar una "base económica sustentable" al interior del territorio autónomo.
Huilcamán quiere un Estado Mapuche independiente y soberano que se financie con recursos de terceros. En realidad, esta es una pretensión que debe ser conocida por todos para evaluar el impacto que esta tendría. No son los desvaríos de un grupo pequeño sino los grandes desvaríos de un grupo de chilenos de ascendencia mapuche que pretenden pasar a la historia y asegurar una cierta situación. No nos engañemos.
¿Está equivocado Huilcamán?.
La norma de las Naciones Unidas plantea:
“Artículo 1: Los indígenas tienen derecho, como pueblos o como personas, al disfrute pleno de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales reconocidos por la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la normativa internacional de los derechos humanos.
Artículo 2: Los pueblos y las personas indígenas son libres e iguales a todos los demás pueblos y personas y tienen derecho a no ser objeto de ningún tipo de discriminación en el ejercicio de sus derechos, en particular la fundada en su origen o identidad indígenas.
Artículo 3: Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de ese derecho determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.
Artículo 4: Los pueblos indígenas, en ejercicio de su derecho de libre determinación, tienen derecho a la autonomía o al autogobierno en las cuestiones relacionadas con sus asuntos internos y locales, así como a disponer de los medios para financiar sus funciones autónomas.
Artículo 5: Los pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales, manteniendo a la vez su derecho a participar plenamente, si lo desean, en la vida política, económica, social y cultural del Estado.
Artículo 6: Toda persona indígena tiene derecho a una nacionalidad”
Es decir, dentro de las Estados, los pueblos indígenas pueden ejercer su derecho de libre determinación, pueden ser autónomos o a autogobernarse pero en las cuestiones relacionadas con sus asuntos internos y locales. No se plantea en la norma internacional la independencia ni un total régimen autonómico para las comunidades indígenas como lo que plantea Huilcamán y algunos exaltados. Basta con reconocer y aceptar sus derechos dentro de los estados. Existe el dicho: “a río revuelto, ganancias de pescadores”, y hay que decirlo: Huilcamán se está aprovechando del ruido para disparar más alto. En una de esas…
Podemos hacer una breve digresión al indicar los errores que cometen los organismos internacionales al intentar fijar estándares y que terminan causando nuevos problemas. Este es un nuevo problema gratuito generado desde las bucólicas oficinas de funcionarios y burócratas pagados por todos los estados.
Esta propuesta nacionalista de Huilcamán se basa en las propuestas del Partido Nacionalista Mapuche "Wallmapuwen" y del Centro Liwen, integrándola en su Programa Político y plataformas reivindicativas. El partido se fundó en el año 2005 en Temuco, integrando en su seno a miembros de comunidades, estudiantes, profesionales y un amplio abanico de sectores. Definido como un partido territorialista, reivindica la IX Región como el Wallmapu (el País Mapuche), "hogar nacional de los mapuches". Allí centra hoy su actividad política y promueve la participación mapuche en orden a conquistar espacios de poder y decisión, tanto en los ámbitos municipal como parlamentario.
Y hoy quieren un País y un Estado Mapuche, independiente y soberano. En Chile, el tema de la soberanía siempre es un tema sensible para la opinión pública, es por eso que resulta conveniente aclarar las posiciones para evitar malos entendidos en el futuro cercano.
Por todo lo anterior, la mesa de diálogo no avanzará porque ya se abrió el apetito de algunos de ascendencia mapuche y que son los que están empujando a la muerte a los comuneros en huelga de hambre.
El diálogo no interesa, solo interesa crear un Estado Mapuche.
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