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domingo, 26 de septiembre de 2010

¿LA DEMOCRACIA MEJORA NUESTRO BIENESTAR?

La democracia es un sistema que nos permite cambiar periódicamente a los que nos gobiernan, pero no es un sistema que garantice la prosperidad. Entonces, ¿por qué continuar con la cantinela de que “el El Bicentenario, junto con ser motivo de celebración, debe serlo también para tomarse en serio las acciones que es preciso llevar adelante para mejorar nuestra democracia, puesto que no se puede sentir orgullo de un país si no se lo tiene por la forma en que se gobierna”?.

Si lo que queremos es un Chile de personas prósperas, ¿para qué continuar hablando de más y más gobierno?. Es especial, si pensamos que los gobiernos de turnos solo piensan en expropiar la riqueza de los que la generan con esfuerzo para entregárselas a los que nada o poco hacen por generarla.

Entendamos bien: no estamos en contra de generar una red que proteja a las personas en momentos claves de su vida. Pero, esta ayuda no debe ni puede ser permanente, sino que debe premiar a aquellos que la abandonan para caminar con sus propias piernas. Un Estado, per se, no puede ayudar a todos, pero si puede ayudar a que todos tengan las necesarias oportunidades –el número de veces que sean necesarias- para desarrollar su talento y sus capacidades.

La democracia y los gobiernos solo deben preocuparse de defender los derechos individuales, los derechos de propiedad y los contratos, y el derecho a la vida. El resto déjenselo a las personas.

Pero, los progresistas quieren que las democracias se metan al área económica para redistribuir riqueza y alcanzar la necesaria “igualdad”. Por eso, quieren gobiernos interventores y reguladores, y siempre cualquier tipo de democracia que se separe del mercado les da dolores de hígado.

La democracia no garantiza la prosperidad del género humano; la prosperidad solo se garantiza cuando las personas asumen su propia iniciativa para acceder a la prosperidad que va atada a su esfuerzo.

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