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martes, 3 de noviembre de 2015

Negocios LOS SIETE PECADOS CAPITALES DE CODELCO

Que Codelco tenga como principales ejecutivos a gente inexperta en la industria es una muestra de la pobreza del socialismo como generador de riqueza....Esta gente cree que la riqueza está en el suelo del norte grande....A ese nivel de simplicidad llegan los razonamientos de estos socialistas...
Recientemente se presentó en Londres, como orador en una cena a la que asistieron los ejecutivos más poderosos de la industria minera en la capital del Reino Unido, el presidente del directorio de Codelco, la minera estatal, el señor Oscar Landerretche. En dicha ocasión, criticó cómo la industria enfrentó el ciclo alcista de materias primas; planteó que la industria ha cometido bastantes pecados…“ganancias sin productividad”…“inversiones sin continencia”. Terminó manifestando que la contracción de los precios tendrá consecuencias en la vida de las familias, comunidades y países en que están presentes…¿descubrió la rueda?.

Resulta extraño que el principal ejecutivo de la estatal Codelco vaya a Londres a dictar cátedra respecto de cómo hacer buenos negocios cuando todos saben que Codelco es una empresa pasiva, generadora de flujos y que no asume riesgos en los mercados, estando sometida a los cambios tecnológicos y rogando al cielo que los cambios de precios le sean favorables…¿Qué puede enseñar una empresa de estas características?. En general, ¿qué puede enseñar una empresa estatal de pobre gestión y sin visión de largo plazo?.

¿CUÁLES SON LOS SIETE PECADOS CAPITALES  DE CODELCO?

Primer pecado, el pecado original: Ser una empresa estatal.

El pecado original de Codelco es ser una empresa estatal, gestionada en base a los principios políticos más caros de los gobiernos de turno que necesitan recursos como si fuera una vaca lechera. Es decir,  Codelco no es una empresa estrella, es una empresa vaca lechera. Pero, ¿qué se espera de una empresa estatal?. Solo dos cosas: que no sea problemática y genere enormes beneficios al Estado en términos de ingresos. Por eso, lo único que interesa a los políticos es el precio de la libra de cobre en los mercados internacionales y su impacto en las arcas fiscales…¿tiene futuro una empresa que es gestionada por un solo indicador?.

Segundo pecado: Sus gerentes son elegidos políticamente.

Los gobiernos de turno eligen directores y altos gerentes basándose, únicamente, en principios políticos sin tener en cuenta si tienen experiencia y conocimientos técnicos en el sector. En realidad, son interventores políticos que están en la empresa para salvaguardar los intereses del gobierno de turno y usar la empresa para pagar favores políticos.

Por lo tanto, ¿pueden velar por el bienestar de la empresa, personas nombradas en base a criterios políticos, sin experiencia ni capacidad probada en el sector?, ¿pueden ser buenos ejecutivos aquellas personas que gestionan en base a principios políticos y no en base a criterios técnicos?.

Tercer pecado: Ser cogestionada por los trabajadores

Codelco se ha transformado desde hace tiempo en una empresa que no puede hacer cambios revolucionarios en su gestión porque los trabajadores deben aprobarlo. Es más, los trabajadores tienen la convicción que en la empresa no se puede mover una hoja si ellos no lo aprueban….¿cómo puede gestionarse una empresa que tiene esta estructura de poder?.

Mirando la situación desde afuera se puede llegar a la conclusión que una empresa no puede ser gestionada si existen demasiados intereses en pugna. Por un lado, gerentes y ejecutivos que deben agraciarse con el poder político de turno y por otro lado, trabajadores que cogestionan la empresa con el único fin de sacar la mayor tajada posible de los ingresos recibidos. A ambos, no les interesa hacer una empresa eficiente sino solo una empresa que les permita satisfacer sus voraces apetitos personales. Y nadie le rinde cuantas a nadie.

Cuarto pecado: Es una empresa pagadora de favores políticos

La eficiencia no forma parte de la esencia de Codelco. Esta es una empresa generadora de flujos destinada a servir intereses políticos de escasa rentabilidad. Es la razón para tener ejecutivos elegidos políticamente, adquirir recursos de dudoso rendimiento y poseer una plantilla de trabajadores recibiendo jugosos montos por un desempeño de dudosa productividad.

Esta forma de ser de Codelco tiene como consecuencia que sus recursos no son utilizados para aprovechar las oportunidades más rentables en los mercados.

Quinto pecado: No poseer una visión de largo plazo para su crecimiento.

El punto anterior nos lleva a la siguiente conclusión: las empresas estatales, ineficientes económicamente, no poseen una estrategia de crecimiento de largo plazo, centrando su accionar solo en la visión cortoplacista generadora de flujos. ¿Cómo puede crecer una empresa que solo mira el corto plazo?.

La carencia de una visión de largo plazo es castrante para el crecimiento de la empresa; centrarse en el corto plazo implica caminar sacándose las pelusas del ombligo sin levantar la vista para observar las imperfecciones del camino. Así camina Codelco.

Sexto pecado: No comprender como funciona el mercado.

Cuando una empresa se gestiona con una visión de corto plazo se pone de espaldas al funcionamiento de los mercados. En el corto plazo, los mercados tienen fluctuaciones que son imposibles de seguir si no tenemos una visión de largo plazo. Este es el motivo de muchas decisiones que toma Codelco: vende a futuro con un precio de corto plazo, paga a sus trabajadores basándose en un precio de corto plazo. A lo más, una visión de corto plazo es miope y de corto alcance…¿podría ser distinto?.

No comprender los fundamentos de largo plazo de los mercados, es la peor de las situaciones que le puede suceder a una empresa puesto que no tiene anclas en el futuro al cual deba dirigirse.

Séptimo pecado: No ser innovadora ni provocar al mercado.

Cada uno de los aspectos anteriores ha impedido que Codelco haya sido (¡y lo sea en el futuro!) la primera empresa transnacional chilena. Las restricciones que enfrenta su accionar diario y su estrecha visión la lleva a ser una empresa pasiva, conservadora, no innovadora (¿para qué innovar si me conformo con lo que tengo?) ni a crear nuevos mercados y modelarlos de una cierta manera para mejorar el bienestar de los ciudadanos del mundo. Codelco parece ser una empresa que espera en el patíbulo que los jueces (¡los mercados de commodities!) sean piadosos con ella.

Al final, Codelco en toda su historia no ha creado toda la riqueza potencial que está en su esencia. Y esta situación es responsabilidad de los gobiernos socialistas, de escasa visión y escaso liderazgo, que han creído que la gestión estatal es generadora de riqueza cuando es todo lo contrario. El Estado empresario es una figura que rapiña la riqueza y la redistribuye de la manera más ineficiente posible, premiando a unos pocos mientras las grandes mayorías observan cómo se desperdicia la riqueza en los bolsillos de los menos talentosos. Es el futuro que votamos; es el futuro que está acá en las frases de una persona como el actual presidente ejecutivo de Codelco. Una pena, una vergüenza.

Panorama LIBERAL
Martes 3 Noviembre 2015

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