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jueves, 6 de noviembre de 2014

Política SIETE ABSURDAS RAZONES PARA ODIAR AL CAPITALISMO.


Resumen/Abstract: Todos somos dogmáticos dado que nuestros pensamientos siguen las líneas argumentales de algunas ideas centrales que nos enseñaron y aprendimos…A algunos les enseñaron que la igualdad debe ser la norma social; los liberales creemos que es antinatural puesto que el ser humano nace libre…

La libertad es lo natural a ser humano. Y el capitalismo surge en las sociedades libres y abiertas, por tal motivo, el socialismo lo ha atacado con argumentos absurdos: el capitalismo es cruel y abusador;  el capitalismo provoca las recurrentes crisis financieras y económicas; el capitalismo empobrece a los países más pobres; el capitalismo oprime y esclaviza por medio del consumismo; el capitalismo empobrece a las minorías étnicas; el capitalismo daña el medio ambiente; y el socialismo es el futuro de la especie humana.

El capitalismo ha permitido un progreso creciente de la especie humana, poniendo a disposición de ella una enorme cantidad de artilugios y bienes que les han mejorado la vida…Y lo más importante: ¡el capitalismo es un fenómeno humano!

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TODOS SOMOS DOGMÁTICOS.

En política –y en la vida- se funciona en base a ideas e ideologías. Por eso, es incorrecto tratar a otros de “dogmáticos” como si esto fuera un insulto de la peor calaña o considerarse el poseedor de la verdad. Todos somos dogmáticos dado que nuestros pensamientos siguen las líneas argumentales de algunas ideas centrales que nos enseñaron y aprendimos; algunos fueron inoculados de tal manera que jamás cambiarán. Por ejemplo, a los socialistas los educan para poner la “igualdad” como elemento central de su pensamiento y de allí proviene su discurso en pro de la redistribución de la renta para que todos compartamos lo mismos niveles de riqueza en forma independiente del esfuerzo aplicado. En cambio, los liberales ponemos como eje central de nuestra ideología la “libertad” vista como la ausencia de limitación o coacción de terceros de modo que una persona pueda actuar, de una manera responsable, en cada uno de los actos de su vida asumiendo plenamente la consecuencia de sus actos.

Entonces, es correcto que cada persona actúe en base a ideas y esquemas ideológicos, pero lo mínimo que se puede pedir es que esas ideas permitan explicar racionalmente al mundo de modo de explotar las riquezas y talentos. Y aquí el socialismo fracasa ruidosamente porque es una quimera imposible de llevar a la práctica en un ambiente de paz y sin violencia, puesto que requiere de la fuerza para imponerse al ir en contra de la naturaleza humana. Es la razón por la cual, en la actualidad, el socialismo es demagógico, dulzón y rosado, al buscar la legitimidad democrática que le permita dar vuelo a sus ideas.

Con lo anterior en mente, vale la pena reponer en la discusión como se expresa la “igualdad” socialista en la práctica…¿Qué odian?, ¿Cómo desean que sea el mundo?, ¿Qué desean reformar?. De esta manera podremos comprender los fundamentos de una ideología que es un grosero error intelectual porque se pone de espaldas a la realidad al asumir que solo la razón –de unos pocos iluminados- puede gobernar la evolución humana. Necia creencia.

Por lo tanto, ¿cuáles son las absurdas razones que los socialistas esgrimen para odiar al capitalismo?

ABSURDA PRIMERA RAZÓN: El capitalismo es cruel y abusador.

Para los socialistas, el capitalismo es una institución cruel y abusadora con los trabajadores. Ya en el lejano siglo XIX, Karl Marx y Friedrich Engels acusaban al capitalismo, a los empresarios y a las empresas capitalistas de “explotar” a los trabajadores para apoderarse de una supuesta “plusvalía” generada por su trabajo y que producía dos efectos. Por un lado, permitía el enriquecimiento de los capitalistas y, por otra parte, empobrecía a la clase trabajadora.

Sin embargo, en los países más desarrollados, la clase trabajadora (¡la que realmente trabaja!) salía de la pobreza y prosperaba radicalmente. El capitalismo no es una institución empobrecedora sino que al contrario; genera oportunidades crecientes que los más trabajadores pueden aprovechar para enriquecerse mientras maximizan su aporte a la sociedad. El capitalismo solo premia a aquellos que satisfacen necesidades concretas de la sociedad y generan resultados que benefician a todos.

Basados en el argumento igualitarista, los socialistas creen que las personas deben recibir las retribuciones de acuerdo al mérito de estar vivo, en forma independiente de los resultados que generan. Así, un mendigo tiene el mismo mérito que un obrero que trabaja a sol y sombra, y un obrero tiene el mismo mérito que un profesional que ha sacrificado horas de ocio y descanso para ser más productivo. Al final, para los socialistas el mendigo tiene tanto mérito como el profesional y por eso les resulta injusto que este último reciba una mayor parte de la riqueza.

El capitalismo permite que las personas sean libres y soberanas para hacer de su vida lo que les venga en gana, siempre y cuando asuman las responsabilidades por las consecuencias de sus propias decisiones.

Corolario: los socialistas resienten que los empresarios obtengan magnificas retribuciones por sus logros mientras que ellos solo perciben migajas. Sin embargo, ¿cuál es el beneficio social que genera un socialista como para ser premiado con ingresos crecientes?. Si alguien sabe la respuesta habrá logrado algo equivalente a la cuadratura de un círculo.

ABSURDA SEGUNDA RAZÓN: El capitalismo provoca las recurrentes crisis financieras y económicas…

Para los socialistas, desde Karl Marx las crisis financieras y económicas han sido siempre una señal del fin del capitalismo, y pese al paso de los años y siglos, e intervenciones masivas por parte de los Estados,  los socialistas lo siguen considerando el culpable de todo lo que pasa. En realidad, debido a las intervenciones masivas de los mercados, el capitalismo no ha podido desplegar todo su potencial creador (en estricto rigor, los individuos talentosos no encuentran oportunidades para desarrollar sus talentos y capacidades por la excesiva regulación estatal). Por ejemplo, en una importante comuna de la ciudad, la autoridad municipal ha restringido las libertades individuales al impedir la venta de alcohol pasado cierto horario, lo que provocará menos actividad económica y los empresarios del rubro deberán emigrar a otras zonas. De esta manera, la intervención de los mercados provoca pérdida de riqueza e impiden desarrollarla.

El afán controlador del socialismo se enfrenta a una vida que es dinámica, cíclica y profundamente caótica. Es imposible que una persona o un grupo de personas conozcan todas las variables que forman parte de nuestras vidas y sociedad, pero pese a ello, siguen interviniendo permanentemente, provocando que las crisis se sostengan en el tiempo y se hagan más persistentes. Por ejemplo, en los años 20 del siglo pasado, la errónea manipulación del dinero y el crédito en EEUU por parte del FED, una institución netamente socialista, terminó en la que se denominó la Gran Depresión del 29. Y, recientemente, la banca central de los países más importantes intervino claramente reduciendo las tasas de política monetaria a un mínimo insufrible lo que permitió engendrar la llamada crisis subprime.

Y, como ya es costumbre, el socialismo acusa al capitalismo, alegando que es el causante de los ciclos, las depresiones y recesiones. Después del término de la Segunda Guerra Mundial los socialistas acuñaron la expresión “milagro alemán” para caracterizar el notable crecimiento de la economía alemana después de su derrota militar, cuando la única razón para ello fue la aplicación de políticas de libre mercado por parte de Ludwig Erhard…¡El capitalismo y el libre mercado hace crecer los países y mejora el bienestar enormemente!.

ABSURDA TERCERA RAZÓN: el capitalismo empobrece a los países más pobres.

Entre los años 30 a 60 del siglo pasado, una serie de intelectuales de izquierda, algunos de ellos establecidos en la Cepal, intentaron explicar el sempiterno subdesarrollo latinoamericano con la doctrina del “estructuralismo”. En aquellos años, el continente tenía una baja productividad y la corriente estructuralista planteaba que nuestro subdesarrollo se debía a los perjudiciales términos de intercambio en el comercio internacional basado en un esquema centro industrial-periferia agrícola que siempre ampliaba la brecha entre los países desarrollados y países subdesarrollados.

En otras palabras, la escuela estructuralista planteaba que el subdesarrollo latinoamericano se debía a la “crueldad” del sistema capitalista mundial: compraba nuestros commodities a bajo precio y nos lo devolvían en productos de precios altos. Por lo tanto, la misma receta a nivel de un individuo se podía aplicar a países; la misma receta socialista: “soy pobre por tu culpa…me pagas poco y debo comprar caro”. Y la respuesta estructuralista es que la intervención del Estado se hacía necesaria para asumir la responsabilidad del proceso de industrialización con mecanismos como el proteccionismo y subsidios que garantizasen un rápido desarrollo industrial.

Por eso, resulta adecuado recordar las palabras de Ronald Reagan cuando afirmaba que las nueve palabras más aterradoras eran “I’m from the Government and I’m here to help” (Soy del Gobierno y he venido a prestar ayuda) que permiten explicar cómo en pleno siglo XXI, pese a las permanentes y groseras intervenciones de los Estados, el continente siga sumido en la pobreza y por muchas décadas más. Latinoamérica sigue estancado en el tercer mundo del cual no saldrá si las sociedades continúan confiando en el Estado como la gran entidad que aumentará nuestro bienestar.

Miremos a nuestro alrededor: los gobiernos socialistas proliferan como la peste, y la pobreza sigue con nosotros…¿a quién culpar de la pobreza de nuestro continente…al capitalismo o a los corruptos políticos que se han entronizado en el poder para continuar castigando con demagogia el bienestar de sus propios pueblos?.

En realidad, la cuestión no es que el capitalismo empobrezca a los países más pobres, sino ¿por qué razones nuestros países siguen siendo pobres pese a disponer de recursos y materias primas altamente apreciadas?. Y la respuesta tiene dos implicaciones: un Estado ineficiente y una clase empresarial tipo mercachifle para compra y vender. Veamos un sencillo ejemplo. Chile tiene grandes ventajas competitivas en la extracción y producción de cobre pero pese a ello sigue siendo un jugador más del mercado mundial del cobre, dado que el carácter público de la empresa –asumir cero riesgo, privilegiar ingresos de corto plazo, caja pagadora de favores políticos, los trabajadores cogestionan la empresa- ha impedido que se haya transformado en la primera multinacional del país. Y así sigue Codelco arrastrando sus mayores costos operacionales mientras espera que el precio internacional de la libra de cobre en los mercados de metales de Londres les den buenas noticias.

Al mismo tiempo, tampoco es culpa del sistema capitalista internacional que la intervención permanente y masiva del Estado haya parido una clase empresarial débil e incapaz de generar productos y servicios competitivos a nivel internacional, excepto la de comercializar productos y servicios (la cultura del mercachifle o vendedor de basuras). Así la masiva intervención de los mercados internos por parte de los Estados y sus funcionarios, provoca el efecto indeseable de una clase empresarial servil, atenta a los requerimientos de las autoridades pero escasamente innovadora y creativa. Los políticos socialistas los insultan y los agravian con políticas públicas desastrosas como la actual reforma tributaria y educacional, y este empresariado viaja con la líder socialista para mostrar su total servilismo y obsecuencia. Así estamos.

En resumen, el socialismo empobrece a las personas y a los países, por lo que debemos estar atentos al siempre creciente rol de un Estado inepto e incompetente, poblado de funcionarios socialistas de escasas ideas para generar riqueza y mejorar el bienestar de todos. Estos son algunos motivos que nos permiten entender porque no saldremos jamás del subdesarrollo material.

ABSURDA CUARTA RAZÓN: el capitalismo oprime y esclaviza por medio del consumismo

Hace algunos años se publicó un panfleto de título “El consumo me consume” del socialista Tomás Moulian, estudioso de Herbert Marcuse y los marxistas culturales de la Escuela de Frankfurt, en el que acusaba al capitalismo de crear una cultura del consumismo. Escribe Moulian que el capitalismo permite “la construcción hedonista del mundo…La instalación de la tendencia adquisitiva es una operación cultural, necesaria para realizar la acumulación en las sociedades capitalistas con gran capacidad productiva, a nivel interno o a nivel del sistema…La atmósfera cultural, los valores inculcados desde la familia y la escuela, tanto como la propaganda y las estrategias de comercialización, alientan ese espíritu adquisitivo ". Además, Moulian plantea que “el capitalismo necesita instalar en las subjetividades el consumo como deseo…busca instalar, en el interior de cada uno, los impulsos voraces hacia el consumo, la actitud hedonista…De ahí nacen los mall…instituciones que permiten realizar esos impulsos internalizados: las grandes tiendas, los sistemas crediticios, la propaganda…Crea y reproduce en escala ampliada el deseo de la adquisición vertiginosa…Por ejemplo: los bebedores de cerveza hermosos, los dueños de autos tienen las máximas cualidades...Su consigna es: el consumidor es soberano..Imaginamos a nuestros países poblados por personas lindas, elegantes y adineradas...”. Y así suma y sigue.

¿Por qué estos tipos se preocupan tanto de la conducta de las personas…envidia…resentimiento…necesidad de controlar otras vidas…necesidad de crear otros mundos?, ¿Por qué no les agrada que las personas sean felices mientras visitan los mall y hacen shopping?, ¿Por qué no les agrada que las personas consuman bienes y servicios, incluso a veces excediéndose?, ¿Qué hay de malo en esta conducta si es responsable?. A los socialistas no les agrada este tipo de conductas porque observan que no todos pueden disfrutar de esos beneficios…Observan que muchos miran desde la acera y eso no les agrada, y así buscan las imperfecciones para denigrar el modelo capitalista.

Moulian representa una escuela que rechaza al capitalismo por el impacto cultural que provoca en las personas, y que los aleja de las características que deben tener “los hombres y mujeres buenos y nuevos…los verdaderos revolucionarios…¿cómo va a ser revolucionario una persona que visita centros comerciales para comprar ropa de marca?, ¿cómo va a defender la igualdad socialista un tipo que quiere diferenciarse de otros con la ropa que viste…lo que come…donde viaja?, ¿cómo va a ser revolucionario una persona que no es solidaria…?”.

Moulian, Marcuse y los socialistas culturales saben del enorme poder de la cultura; han leído a Gramsci que pregonaba que “hay que perder la costumbre y dejar de concebir la cultura como saber enciclopédico… Esa forma de cultura es verdaderamente dañina especialmente para el proletariado…sólo sirve para producir desorientados, gente que se cree superior al resto de la humanidad por que ha amontonado en la memoria cierta cantidad de datos y fechas que desgranan en cada ocasión para levantar una barrera entre sí mismo y los demás…La cultura es cosa muy distinta. Es organización, disciplina del yo interior, apoderamiento de la personalidad propio, conquista de superior conciencia por la cual se llega a comprender el valor histórico que uno tiene, su función en la vida, sus derechos y deberes. Pero todo eso no puede ocurrir por evolución espontánea, por acciones y reacciones independientes de la voluntad de cada cual como ocurre en la naturaleza vegetal y animal ...El hombre es sobre todo espíritu, o sea, creación histórica y no naturaleza…Toda revolución ha sido precedida por un intenso trabajo de crítica, de penetración cultural, de permeación de ideas a través de agregados humanos al principio refractario y solo atentos a resolver días a días, horas por horas, y por ellos mismos sus problemas económicos y políticos, sin vínculos de solidaridad con los demás que se encontraban en las mismas condiciones…El mismo fenómeno se repite hoy para el socialismo. La conciencia unitaria del proletariado se ha formado o se está formando a través de la crítica de la sociedad capitalista; y crítica quiere decir cultura, y no ya evolución espontánea y naturalista…”

“…Crítica de la sociedad capitalista; y crítica quiere decir cultura, y no ya evolución espontánea y naturalista…”. Así actúan los socialistas culturales como Moulian y Marcuse…Lentamente critican al capitalismo para destruir el concepto y de esa manera crear una masa crítica de personas que adoptan la cultura anticapitalista, pero a dichas críticas solo basta con preguntar: ¿qué ofrecen Molian, Marcuse y Gramsci a cambio del que denominan perverso capitalismo, padre del consumismo?. Nada o mucho control para minimizar en forma absoluta el espíritu de los ineptos humanos, incapaces de tomar decisiones por sí mismos. Así piensan los socialistas.

El capitalismo no esclaviza por medio del consumismo, sino que todo lo contrario: libera a las personas mediante el consumo y les incrementa el bienestar de una manera impensada. Las personas consumen para satisfacer sus necesidades siempre crecientes y solo pueden hacerlo en el sistema capitalista…¿Tiene externalidades negativas el capitalismo?, ¿acaso la lluvia no genera externalidades negativas?, ¿puede el consumismo exacerbar malos hábitos y propiciar defectos humanos?. Puede que el capitalismo y el consumismo potencie malos hábitos, pero eso es un problema personal (siempre y cuando no afecte a terceros) y solo se debe exigir que asuman sus responsabilidades y sus deberes como consumidores. Los consumidores no necesitan iluminados de  buenas intenciones que les digan lo que deben hacer con su dinero.

ABSURDA QUINTA RAZÓN: el capitalismo empobrece a las minorías étnicas.

El socialismo tiene mucho arrastre entre las clases humildes y pobres del continente porque creen que son la ideología de la salvación. Así, el mensaje socialista ha impregnado los valles, bosques y desiertos por la razón o la fuerza, convenciéndoles que los capitalistas y los gobiernos burgueses abusan, les roban territorios y riqueza que les pertenecía en forma. Veamos el caso de Chile.

Los mapuches son una etnia originaria compuesta de varias tribus o clanes; nunca estuvieron integrados ni han formado una nación, pero el socialismo mundial –por intermedio de sus instituciones socialistas- han estimulado la revuelta mapuche (¿Cómo es posible que reciban a tipos como Aucán Huilcamán?) para que les devuelvan unas tierras que, supuestamente, usarán para vivir como lo hacían en el pasado mientras son financiados por el Estado. Resulta difícil de creer, como en pleno siglo 21, hay personas que anhelan vivir como vivían sus antepasados, en chozas húmedas, con piso de tierra y sin adelantos (pero tipos como Huilcamán viajan en primera clase, se casan con europeos y disfrutan la vida burguesa). Este es probablemente el sueño de algunos líderes socialistas: mientras ellos disfrutan la vida como capitalistas y burgueses, anhelan que sus pueblos vivan en el pasado.

¿Por qué las minorías étnicas siempre parecen sumidas en la pobreza?. La respuesta a esta pregunta es clara: nuestro continente ha tenido más gobiernos socialistas que capitalistas lo que ha condenado a las minorías a un permanente resentimiento contra el mundo, y las instituciones socialistas perpetúan esta situación. Sin embargo, el capitalismo es la clave para que las etnias originarias generen riqueza usando sus talentos y capacidades; no hay límites, excepto su trabajo duro. Resulta claro, entonces, que si las minorías étnicas desean enriquecerse deben aprender a usar los mercados en forma libre para vender sus productos y servicios. La ventaja de los mercados libres es que los bienes y servicios son valorados por las necesidades que satisfacen y no por el color de la piel de las personas que los producen.

ABSURDA SEXTA RAZÓN: el capitalismo daña el medio ambiente.

Desde hace tiempo, los socialistas acusan al capitalismo de todos los males medioambientales, y lo acusan de destruir el ambiente y extinguir las especies. Sin embargo, hay autores que han planteado que una de las razones del fin de la Unión Soviética son los males infligidos por tierra, agua, aire y en forma de radiación. Por ejemplo, unos estudiosos planteaban que "tres cuartas partes del agua disponible no es potable o no debe beberse; la mitad de la tierra cultivable ha sido erosionada, salinizada o anegada". Además, en lo que al aire se refiere, hay ejemplos de fundiciones metalúrgicas que contaminan zonas completas. En general, la envergadura de la contaminación en la ex Unión Soviética, incluidas las fugas radiactivas, es mucho mayor que en los países occidentales y que en los países del este de Europa.

Pese a las evidencias, el socialismo culpa al capitalismo de todos los males posibles. Pero, solo en las sociedades libres y abiertas, las comunidades pueden ejercer sus derechos de vivir en ambientes libres de contaminación, porque en las dictaduras socialistas la imposición por la fuerza y el secretismo impiden cualquier reclamo. Además, el capitalismo, en función de los derechos de propiedad, puede cuidar y proteger el medio ambiente por la sencilla razón de que cada un dueño cuida mejor lo que es suyo, y “lo que es de todos es de nadie”.

ABSURDA SÉPTIMA RAZÓN: el capitalismo no debe modelar el futuro de la especie humana; el futuro es del socialismo.

Y la más necia de las razones socialistas es aquella que plantea que el futuro debe ser socialista, ¿pueden creerlo?, ¿cómo no son capaces de reconocer la naturaleza casual del universo y de la existencia humana?, ¿de veras creen que pueden modelar la especie humana y sus sociedades de una manera determinista?. Por eso, podemos afirmar, sin ambages, que el socialismo es un terrible error intelectual, económico, político y moral. Es un error intelectual porque es imposible modelar el futuro de las sociedades humanas al no disponer de toda la información necesaria; es un error económico porque considera que no se requiere esfuerzo para generar riqueza; es un error político porque la creación de instituciones socialistas fomenta la captura del Estado por parte de aquellos que solo buscan su propio beneficio; y es un error moral porque desalienta el esfuerzo legítimo e incentiva conductas negativas. Si deseamos tener países felices y en permanente progreso debemos generar sociedades libres y abiertas, con crecientes oportunidades para todos, sin ventajas administrativas que son aprovechadas por aquellos más cercanos al poder…

Mientras el capitalismo premia directamente –sin intermediarios- a los que benefician a la sociedad con bienes y servicios valiosos, el socialismo premia directamente a aquellos que son serviles a sus intereses; ceba a aquellos que no trabajan ni se esfuerzan; aumenta la vulgaridad a tasas crecientes; optimiza la mediocridad y la falta de valores…

El capitalismo ha permitido un progreso creciente de la especie humana, poniendo a disposición de ella una enorme cantidad de artilugios y bienes que les han mejorado la vida. Y como toda obra humana tiene imperfecciones que deben ser atendidas en su justa medida y sin erosionar su capital creador…Y lo más importante: ¡el capitalismo es un fenómeno humano!

Panorama LIBERAL
Jueves 6 Noviembre 2014

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