¿Será posible hacer comprender a las grandes mayorías del significado del socialismo como error intelectual? |
Ahora
que comienza el año 2014, y se nos viene encima un gobierno socialista repleto
de “buenas y nobles intenciones”, no debemos olvidar que el camino a infierno
está construido sobre los cráneos de millones y millones de personas que alguna
vez tuvieron buenas y nobles intenciones. Por eso, conviene entender cómo
funciona el socialismo, ¿qué es?, ¿en qué consiste?, ¿qué significa? y ¿cuáles
son sus principios básicos?. Por lo tanto, vale la pena intentar ejemplificar,
en base a unos sencillos razonamientos, como funciona el socialismo.
LA FÁBULA “CÓMO ENTENDER EL
SOCIALISMO”
Había
una vez en un lejano país que la gente comenzó a salir a las calles para
reclamar por tener una educación basada en principios socialistas.
Y
las universidades que se preciaban de ser instituciones de excelencia
comenzaron a exigir a sus docentes que aplicaran dichos principios tan sabios
en sus respectivos cursos.
Así
fue que un profesor se enfrentó a esta situación durante la presentación de su
tema, economía. Porque en medio de la introducción a dicha asignatura se
suscitó un debate entre el profesor y un grupo de alumnos, quiénes insistían
que los nuevos principios socialistas eran la clave para mejorar el rendimiento
en educación, ya que de esa manera se derribarían las barreras de las clases
sociales y todos seríamos iguales. Así, planteaban:
- Alumnos: “Así cómo la producción y la
riqueza deben ser repartidas igualitariamente entre todos para el beneficio
común, la educación debe ser igualitaria…Por eso, debemos lograr que la
igualdad educativa sea el hilo conductor de toda la sociedad…Por lo tanto, le solicitamos
a nuestro profesor que defina la forma en que estos principios, tan vitales
para las grandes mayorías, se hagan carne en la asignatura de Economía…”.
Los
aplausos de los adherentes a esta propuesta eran enormes y resultaba imposible
escuchar las otras posturas. Luego de hacerse un relativo silencio, el docente,
viejo lobo de mar de la educación, pidió la palabra y les dijo lo siguiente:
- Profesor: “Jóvenes queridos, vuestra enorme pasión
me hacen pensar en lo viejo que me he puesto…Y tampoco me olvido de mis principios,
por lo que les propongo, como expresión democrática y para respetar el deseo de
la mayoría, que votemos por las siguientes alternativas…
…Alternativa
1: En las dos cátedras y examen, cada uno obtendrá la nota individual en función
de su propio esfuerzo o…
…Alternativa
2: En las dos cátedras y examen, y para poner en plena práctica vuestros deseos
de igualdad y justicia social, les propongo que la nota que obtengan cada uno de
ustedes sea el promedio que obtenga el curso entero. Es decir, la nota será
igualitaria y cada uno obtendrá como calificación el resultado del estudio y
esfuerzo común, de todos…”
Aunque
no todos los estudiantes entendieron muy bien la Alternativa 2, aquellos que valoraban
menos el estudio y que eran los más numerosos, votaron de inmediato la
propuesta de la Alternativa 2, logrando fácilmente la mayoría de los votos.
Al
llevarse a cabo la primera cátedra, las calificaciones promediaron un 5.0 para
todos. Como es natural, los buenos estudiantes, que habían obtenido notas superiores
por el mayor esfuerzo y preparación estaban disconformes, mientras que los malos
estudiantes que habían obtenido notas reprobatorias porque NO habían estudiado
se encontraban muy satisfechos y felices.
Los
comentarios comenzaron a escucharse…
- Buen Alumno: “¿Qué saco con prepararme y
esforzarme si al final obtengo la misma nota que los que no hacen nada”
- Mal Alumno: “¿Obtener más con menor esfuerzo?
¡Excelente idea! ¿A quién no le conviene?”
Poco
a poco, la motivación de los buenos estudiantes fue decayendo; se perdió el entusiasmo
y el afán de superación; nadie quiso ya estudiar ni hacer tareas ni dedicarle
más tiempo a la materia. El interés se desplomó...¡Era de esperarse!. Mientras tanto,
los malos estudiantes se decían “¿para qué estudiar…que los hagan los otros?”.
Y,
llegó el momento de la segunda cátedra.
- Mal Alumno: “¿Para qué pierdo mi tiempo en
estudiar?…¡Que estudien los otros…si al final todos obtendremos la misma
nota!”.
Así,
el mal alumno estudió aun menos.
- Buen Alumno: “Para que pierdo mi tiempo en
estudiar si al final los más flojos me perjudicarán igual?, ¿Qué gano con
esforzarme si no podré obtener la nota que merezco? ¿Para qué desvelarme
estudiando si de todos modos no se toma
en cuenta mi esfuerzo?”.
Y...los
buenos alumnos también estudiaron menos.
Por
lo tanto, el promedio de la segunda cátedra fue 4.0…¡el mínimo de aprobación!.
El
curso se estaba alborotando porque nadie parecía estar conforme. Los buenos
estudiantes se quejaron de que no tomaban en cuenta su dedicación ni esfuerzo,
pero los malos estudiantes planteaban que los otros debían esforzarse más
porque era totalmente justo obtener mejores notas a través del esfuerzo de los
demás, pues las calificaciones tenían que obtenerse y “repartirse igualitariamente
entre todos...”. ¡Y aun exigían más…Deseaban que estos principios básicos del socialismo
fueran obligatorios en toda la universidad para todos los cursos y carreras!.
Y,
llegó la hora del examen final, clave para la aprobación-reprobación de la
asignatura. Y el promedio fue de 2.0 (dos)…¡Todo el curso había reprobado!.
Y
el curso se alborotó, dando inicio a una pequeña revolución, buscando al
culpable…Los estudiantes comenzaron a pelear entre sí culpándose unos a otros
por los fracasos obtenidos hasta llegar a los resentimientos, los insultos, e
inclusive a los golpes, ya que ninguno estaba dispuesto a dar su brazo a torcer
y reconocer lo que habían hecho...
Y,
hablaron los malos alumnos en primer lugar...
- Mal Alumno: “¿Cómo es posible que esto haya
sucedido?, ¿en dónde quedó la solidaridad y la igualdad?, ¿de qué sirven los nobles
principios socialistas si algunos no cumplen el papel que les corresponde?, ¿Cómo
es posible que los alumnos más dotados no hagan el aporte social que les
corresponde hacer?...La culpa es de ellos por no hacer su aporte…”.
Así,
luego hablaron los buenos alumnos...
- Buen Alumno: “Ustedes, nos culpan a nosotros
de la situación generada, pero ¿cuál fue el aporte de ustedes?, ¿les conforma
no hacer nada, descansar y esperar seguir viviendo a costa nuestra?, ¿es justo
que ustedes no hagan nada?, ¿es justo que vivan del esfuerzo de otros?, ¿qué
ganamos con esforzarnos si no podremos obtener para nosotros los resultados que
merecemos?, ¿para qué desvelarnos estudiando si de todos modos no se toma en
cuenta nuestro esfuerzo?...¡Y nos culpan a nosotros…!...La culpa es de ustedes
por su desidia y falta de interés…”.
El
curso entero había reprobado, y el profesor preguntó:
- Profesor: “¿Han comprendido el significado
del socialismo y su alternativa?...”.
La
lección había terminado.
Moraleja:
El ser humano está dispuesto a sacrificarse trabajando muy duro cuando la
recompensa es atractiva y justifica el esfuerzo propio; pero cuando, por alguna
razón, se suprimen dichos incentivos y le arrebatan a los que más producen para
entregarle a los menos productivos, al final nadie va a hacer ya el sacrificio
necesario para lograr la excelencia. Por supuesto que no. ¿Para qué?. Al final
el fracaso será general.
PANORAMA Liberal
Viernes 3 Enero 2014
Eso es una caricatura del comunismo; el socialismo no es tal extremismo. No olvides que el liberalismo tiene su propia caricatura que es el neoliberalismo, donde se permite competir pesos plumas con pesos pesados bajo las mismas reglas, incluso que estos últimos sean quienes las pongan.
ResponderEliminarPor supuesto que son extremos. La cuestión es ¿cuan cerca del extremo estamos?.
ResponderEliminarSin embargo, un alcance. El neoliberalismo es una caricatura impuesta por el socialismo para no enfrentar a la libertad en despoblado. Así, más que neoliberalismo, nosotros hablamos de neosocialismo. Saludos.