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lunes, 3 de junio de 2013

Política. SEBASTIÁN DÁVALOS Y LOS BENEFICIOS ECONÓMICOS DE “SER HIJO DE” PRESIDENTE

Ser "hijo de" presidente en un país como Chile tiene enormes beneficios pecuniarios, de estátus y de poder; la élite le presta sus haras para casarse; tienen negocios exitosos con todo tipo de empresas; manejan automóviles de lujo, etc. ¿Mejorará el bienestar de todos con este tipo de relaciones?
Sebastián Dávalos es un cientista político de la Universidad Central que el año 2005 entró a trabajar en la Dirección de Relaciones Económicas de la Cancillería (Direcon), a los 28 años, como practicante. Recibía un sueldo de $250.000, bastante más alto que el resto de sus compañeros de repartición en cargos similares.

Y, ante las consultas, indicaba que “entré a trabajar a la Cancillería antes de que asumiera este Gobierno...¿qué hago, entonces?, ¿qué opciones me quedan?...¿renunciar?...¿dedicarme al mundo privado? Y aunque así fuera, allí va a pasar lo mismo, van a decir que hay tráfico de influencias. No se miden las capacidades, sino que se dice que uno está aquí porque es ‘hijo de’…”

Dávalos nació en Liepzig, mientras su madre vivía su exilio en Alemania Oriental y estaba casada con el arquitecto Jorge Dávalos. En Chile la pareja se separó en 1985 y a fines de los 90, Dávalos entró a estudiar Ingeniería Comercial y luego Administración Pública en la Universidad Central. Luego, convalidó ramos y se cambió a Ciencias Políticas, carrera de la que finalmente egresó a los 28 años.

En octubre de 2012 contrajo matrimonio con Natalia Compagnon y lo celebraron con una fiesta en la que Dávalos usó un atuendo que incluía sombrero de copa y bastón, y que fue animada por la banda Chico Trujillo en Paine, en el predio de Gonzalo Vial Concha de la familia que controla el holding Agrosuper, la misma de la planta en Freirina que fue cerrada por los perjuicios de sus residuos en la población.

¿Y A QUIÉN LE IMPORTA SEBASTIÁN DÁVALOS?

En enero de este año, Tomás Mosciatti, director de radio Bío Bío, en referencia a Sebastián Dávalos indicó que “su patrimonio sólo en automóviles alcanza cerca de los 130 millones de pesos. Además, junto a su reciente esposa tiene más de 6 sociedades, y no son las únicas…A través de una de las sociedades asesora a Gonzalo Vial uno de los dueños de Agrosuper…Todos sabemos que Agrosuper en Freirina tuvo facilidades…Sebastián Dávalos se casó en el haras del dueño de Agrosuper que se lo cedió gentilmente para contraer en enlace”. Mosciatti además indicó “que le parecía poco razonable que Dávalos, a su juicio, trabajara en la división asiática de la Direcon y a la vez formara una sociedad junto a su esposa para asesorar empresas de ese continente que invierten en Chile…”

Y Dávalos se indignó: presentó una querella por injurias.

Pero, ¿a quién le importa Sebastián Dávalos?. Importa, porque es hijo de Michelle Bachelet, la candidata concertacionista mejor valorada por la gente. Mientras tanto, Mosciatti respondió pidiendo al Servicio de Impuestos Internos que investigara una posible irregularidad tributaria en la compra de los Lexus.

Entre muchos más que están relacionados políticamente, no deja de ser sorprendente como los hijos de los últimos presidentes de Chile han ascendido social y económicamente, sin hacer grandes aportes al bienestar y calidad de vida de todos. Ricardo Lagos Junior y Sebastián Dávalos Bachelet son un ejemplo de cómo ser “hijo de” tiene una enorme ventaja a la hora de acceder a los beneficios de la modernidad; son socialistas comunes y corrientes, sin talentos evidentes, pero han accedido a buenos estudios, han creado negocios muy exitosos, se han relacionado con la flor y nata de la élite política y económica…¿Cómo lo han hecho?.

Ciertamente, ser hijo de presidente abre muchas puertas en un país como el nuestro, políticamente centralizado y de características autoritarias. Está en nuestra esencia valorar a ciertas personas no por lo que son sino por lo que representan, por lo tanto algunos interesados asumen que congraciarse con Dávalos equivale a congraciarse con Bachelet. Y se acercan a ellos en búsqueda de amistad de cartón para el apoyo de ciertas actividades; no quiere decir que solicitan algo ilegal pero dan favores porque esperan que se los devuelvan con creces.

Por ejemplo, a Juan Perez, junior en Agrosuper, jamás se le ofrecería que se casara en el haras del dueño de Agrosuper porque es una persona de escaso interés. En cambio, el hijo de Bachelet es un contacto atractivo que debe ser mantenido por su utilidad actual y futura. Algunos “hijos de” creen que las personas que se acercan a ellos lo hacen porque los aprecian en su intrínseco valor, pero en realidad, solo los buscan por lo que pueden lograr de dicha relación. No son sus amigos, sino que solo son interesados en que les devuelvan los favores cuando lo requieran.

El problema es que muchas veces es una relación de interés mutua: “no me interesa ser tu amigo pero quiero aparentar más de lo que soy y me caso en un haras exclusivo porque eso eleva mi autoestima y las opciones de mejorar mis ingresos futuros”. En otras palabras, no podemos ser cándidos y pensar que uno abusa del otro: ambos usan los oscuros pasillos del poder para obtener beneficios que de otro modo no obtendrían. Y este es el problema: se extrae riqueza sin crear nada valioso para mejorar el bienestar de todos. Y roza con acciones corruptas. He aquí el peligro.

Tras estos comportamientos hay una intención manifiesta de sacar provecho económico, por lo que es bueno que la transparencia opere por el bien de todos.

PANORAMA Liberal

Lunes 3 Junio 2013

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