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lunes, 8 de abril de 2013

Política EL PERMANENTE FRACASO DE LA DERECHA POLÍTICA CHILENA

Piñera o la imagen de un fracaso anunciado. ¿Que legado dejará Piñera para que la derecha chilena pueda alardear en el futuro?

¿Existe la derecha en política?. Esta es una pregunta que se han hecho, infinidad de veces, aquellas personas que intentan explicar porqué la derecha no hace brillar su predominio ideológico y electoral en tiempos en que el socialismo ya no es una opción clara ni pura. Porque después de Pinochet (su principal debilidad), la derecha no supo defender su propio ideario, estuvo a la defensiva y permitió que la izquierda se apropiara del centro del escenario político y le copara la agenda hasta el extremo de estar 20 años en el poder…20 años…toda una generación. Es cierto que la izquierda se prostituyó y perdió sus principales banderas pero, ahora, parecen asomar en el horizonte como si fueran la única opción. Y eso es un fracaso.

Durante los más de 20 años en el poder la concertación izquierdista irradió su mensaje que permeó en las capas mentales más débiles de nuestra sociedad o en las más proclives por formación; cómo una especie de aceite que lubricó las instituciones y las maquinarias reales, emocionales y conceptuales, concientizó a la masa electoral de que el mundo moderno tiene cuerpo socialista y solo debe pensar en términos socialistas.

Por eso, en las recientes encuestas, solo un 29% de chilenos consultados se identificaron con la derecha. Mientras tanto, el “líder natural”, Sebastián Piñera, mantiene un 38% de aprobación pero la desaprobación a su gestión subió tres puntos y alcanzó un 54%. Este gobierno, por su parte, aumentó en cuatro puntos y obtuvo un 38%. Y la desaprobación a la labor del Ejecutivo, en tanto, se mantuvo en un 56%.

Y la perlita de esta derecha de mediocres es su apoyo a la candidatura del segundo vicepresidente de la cámara, Pedro Velásquez (IND), quien adeuda 280 millones de pesos a la Municipalidad de Coquimbo, fue condenado por fraude y prohibición de por vida para ser alcalde. Pero, con el oportunismo de siempre la derecha deja de lado sus principios y se alía con la escoria política.

PRIMERA RAZÓN: La derecha como identidad de clase

Lo decía un amigo recientemente: “ser de derecha en Chile forma parte de una identidad de clase”. En otras palabras, en Chile, así como ser de izquierda es símbolo de “pueblo”, ser de derecha equivale a pertenecer a la “clase alta”, representativa de la riqueza y el poder económico. Esta facilista denominación ha permitido que la izquierda tenga balas para disparar al ideario de derecha con municiones que no se terminan nunca, porque esa “clase alta” solo representa las peores virtudes de un grupo humano. En realidad, cuando se refieren a la “clase alta” no lo asocian con elevados términos como honorabilidad, sencillez, responsabilidad, honestidad y esfuerzo, sino con todo lo contrario: una clase que no es honorable, es snob, egoísta, arribista, irresponsable, deshonesta y floja.

Ser de derecha tradicional en Chile es la consecuencia de poseer poder económico que busca el poder político solo para consolidar y aumentar su riqueza y dominio. El comercio y el control de la tierra es la matriz de donde emerge la derecha tradicional; nula inventiva (por eso, llevamos siglos vendiendo materias primas); cultura basada en el patrón de fundo (yo, patrón; tú, peón); ordinaria (sin valores, grosera y arrogante), etc. A esta derecha solo le interesa el poder político para perpetuarse como clase. Es su identidad y nada más le interesa.

Afortunadamente, el ideario de la derecha no pertenece en forma exclusiva a esta supuesta “clase alta” de pelucones ordinarios venidos a menos; muchos chilenos y chilenas (¿30% de la masa electoral?) comunes y corrientes creemos en que es posible transformar a Chile en un país de pequeños propietarios y no de grandes propietarios; en un país de crecientes libertades y no de crecientes restricciones; en un país de individuos responsables de su propia vida y no de irresponsables culpando a otros de sus miserias; en un país en donde el individuo marque la diferencia y esa no sea la pretensión de funcionarios y burócratas; en un país en que se premie a los individuos que creen riqueza y no se los persiga como delincuentes; en un país que valore la propiedad y la defienda de los socialistas parásitos, etc.

Es decir, pese a Piñera, aún hay espacios para una derecha democrática y liberal.

SEGUNDA RAZÓN: La derecha es autoritaria.

Por las razones anteriores, la derecha siempre termina siendo autoritaria porque sus líderes se creen dotados de especial sabiduría debido al poder que la vida les ha entregado; se creen especiales pero su liderazgo depende del poder económico y político que ostentan. Si les falta alguno de ellos, gimen y se desesperan porque no son nada, pero cuando los posee son arrogantes y autoritarios. Así, en función de sus pretensiones de clase, se consideran los elegidos (¿no se parecen a los socialistas?) para dirigir al país y administrar sus recursos; no quieren reproches por su conducta; sienten que tienen la misión de imponerse para mostrar porque algunos deben dirigir y, los más, obedecer sin cuestionar. La derecha de la que hablamos no cree en la democracia excepto para que los validen como líderes eventuales y después hacer lo que les plazca, sin control.

Piñera es un ejemplo de esta derecha política nefasta que no cree en proyectos liberales sino que en proyectos socialistas de derecha que les permita continuar disfrutando del poder mientras aumentan la brecha con el resto. Por eso, sin pelos en la lengua, decimos que el gobierno de Piñera es el quinto gobierno de la concertación izquierdista.

TERCERA RAZÓN: La derecha y su populismo barato

La derecha sabe que con la identidad de clase y el autoritarismo no puede gobernar, y por esa razón cae en el populismo barato y demagógico para mantener contentas a las grandes masas. Así, ofrecen y ofrecen bonos y regalías con la esperanza de que los quieran pero son torpes por dos razones.

En primer lugar, las personas de derecha, su electorado natural, no desean regalos sino que más oportunidades y opciones para que ellos y sus hijos puedan ser más prósperos en base a su propio esfuerzo, y en segundo lugar, las personas de izquierda reciben sus dádivas con envidia, desdén y desprecio. Así, la derecha deviene en un populismo que no le sirve para proyectarse en el tiempo.

***

La derecha chilena ha sido un gran fracaso debido a la ausencia de liderazgos de sólidos principios y valores. El conservadurismo de visión estrecha se ha convertido en un escollo que no ha podido superar y que ha sido un lastre enorme y difícil de llevar.

Los liderazgos individualistas tipo “piñera” son la peor demostración de que la derecha no tiene opciones si no modifica su forma de actuar…¿Será este el tiempo de que una derecha democrática y liberal tenga opciones reales de convertirse en un gobierno por medio de la promoción de que la prosperidad solo se alcanza en base al trabajo y esfuerzo honesto?.

Y para responder a dicha cuestión se requiere ampliar y liberalizar los mercados de modo que todos puedan tener la oportunidad de ser más prósperos en base a su trabajo y talentos naturales. Los socialistas nos dicen que la redistribución de la riqueza se logrará por medio de la coacción legal, pero esto traerá más dolor y angustias. Los liberales creemos que la distribución de la renta se producirá lenta y finalmente cuando las libertades y oportunidades se incrementen a tasas geométricas.

Los gobiernos y los políticos jamás han creado riquezas ni ayer ni ahora ni en el futuro cercano; ellos solo desean tener acceso al fondo fiscal para implementar sus ilusas letanías con los recursos de todos; extraen la riqueza de todos a manos llenas y la dilapidan en proyectos horrendos como el Transantiago…Ya nada podemos esperar de la izquierda cuando gobierna, pero tenemos la creencia de que al final los principios de una sociedad libre siempre prevalecerán.

PANORAMA Liberal
Lunes 8 Abril 2013

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