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lunes, 18 de marzo de 2013

Sociedad QUEREMOS MÁS RICOS, NO QUEREMOS MÁS POBRES

La pomposa iglesia católica es una rica y exitosa organización de más de 2000 años y que ahora es liderada por un Papa que ama a los más pobres...¿y los más ricos...tendrán espacio en su agenda?

Recién elegido, el Para Francisco ha explicado que San Francisco de Asís, el santo que inspiró su nombre con el que ejercerá su pontificado, era "el hombre de la pobreza, el hombre de la paz". Y, por eso, se atrevió a indicar que:

 - “¡Como quisiera una iglesia pobre y para los pobres!"…

Y la sala Pablo VI casi se vino abajo con una atronadora ovación de parte de los asistentes, porque ¿cómo no estar de acuerdo con la afirmación de que los pobres son prioridad?. Siempre se ha dicho lo mismo con más o menos palabras. Por ejemplo, Juan Pablo II dijo en Chile que “los pobres no pueden esperar…”. Y se le aplaudió a rabiar.

Lo extraño de todo esto es que la pobreza es una maldición para los que la sufren y una persona que la ha sufrido jamás querrá volver a ese estado. Por lo tanto, ¿porque la máxima autoridad de la iglesia desea una iglesia pobre y para pobres?.

La mejor manera de ayudar a los pobres es enseñándoles a ser ricos y no a disfrutar de la vergüenza de su pobreza porque no es glorioso ni suenan las campanas celestiales cuando no se tiene nada. La pobreza es un proceso involutivo que lleva a más dolor y sufrimiento; oculta la verdad a la ignorancia que rebaja al ser humano; promueve la lucha permanente e incrementa la violencia; enaltece la miseria y la muerte; e impide disfrutar del ocio, la belleza y la decencia.

La iglesia católica, al igual que ciertas ideologías políticas, promueven una extraña devoción por la pobreza que resulta difícil de entender. Y, al parecer, ellos trabajan para que todos seamos más pobres denigrando a los más ricos y luego proclamando por todo el mundo que la pobreza universal es algo precioso y sagrado, una maravilla que todos deben disfrutar. Excepto, los que la promueven, que viven en la holgura, mientras los demás se eternizan en la miseria, porque es la razón que justifica su existencia. En otras palabras, mientras más pobres existan, más fuertes serán las iglesias para imponer sus normas y ritos porque esas personas necesitan apoyo y ayuda. Viceversa, mientras menos pobres existan, se reduce el poder de las iglesias porque las personas aprenden a caminar por sus propios medios sin bastones ni sillas de rueda ideológicas. Por lo tanto, si los más pobres son los más devotos de la iglesia católica y son su electorado…¿Por qué alguien querría reducir el número de pobres si es su razón de vida?...

Además, la iglesia es una institución humana, con personas que tienen nuestros mismos vicios y ya debe existir descontento y miradas torvas con el tema de una “iglesia para pobres”. ¿Se imaginan si la iglesia universal hace voto de pobreza y distribuyen su riqueza a los más pobres del mundo?, ¿Qué sería de los miembros de la iglesia que disfrutan de una opípara vida?. Es sencillo hablar; lo complejo es actuar. A lo mejor, el papa Francisco está actuando demagógicamente porque, en caso contrario, está jugando con fuego, dado que a los poderes fácticos del Vaticano no les agradaría que la iglesia mundial se deshiciera de todos sus bienes y se los entregara a los más pobres…

¿Saben ustedes quién compraría los bienes de la iglesia?...¡Pues los más ricos…incluso algunos de ellos mismos!

Entendemos las palabras de la máxima autoridad de la iglesia, pero estos tiempos requieren nuevos mensajes, mejor elaborados, y que sean un estímulo para que las personas desarrollen sus potencialidades que los sacarán de la pobreza a ellos y sus familias. La caridad y el paternalismo se potencian mientras más pobres existan sobre la faz de la Tierra, ¿quiere eso el papa Francisco?...

PANORAMA Liberal
Lunes 18 Marzo 2013

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