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miércoles, 1 de agosto de 2012

EDUCACIÓN Seth Godin o cómo convertir la educación en una vaca púrpura.

Seth Godin dice que "La cosa más fácil es reaccionar. La segunda cosa más fácil es responder. Pero, la cosa más difícil es comenzar..."...¿Podremos convertir a nuestras escuelas en Vacas Púrpuras...? 

Los alumnos han vuelto a clases luego de las vacaciones de invierno, y en una reciente conversación con un amigo, y profesor con años de experiencia, me planteaba que “durante las vacaciones muchos alumnos se olvidan de los libros…y de repente, les asalta un molestar que no saben explicar…algo así como desidia, desinterés por todo, dolor de cabeza y aburrimiento…les cuesta retomar el no hacer nada…Por eso, es cierto lo que decía Homero que ‘el ser humano le teme más al aburrimiento que a la guerra’…”.

Claro está que una cosa es el aburrimiento en las vacaciones, que se pasa luego de algunos días de no hacer nada, pero otra cosa muy diferente es el aburrimiento más siniestro posible que hemos inventado: asistir a clases dictadas por profesores aburridos, muy poco estimulantes y, lo que es peor, incompetentes que no dominan sus materias. Me imagino el enorme pesar que significa para las mentes que se están formando el permanecer por horas y horas sentados, escuchando, escribiendo un dictado o no haciendo nada, y que los lleva a rebelarse de mil maneras como salir a marchar para pedir por una mejor educación. Porque, claro, una buena educación pasa por profesores apasionados y estimulantes, que extraigan lo mejor de sus alumnos.

Lo anterior, debe ser una de las razones por las cuáles los buenos alumnos rehúsan seguir la carrera de profesor porque han experimentado con tantos profesores aburridos que jamás se imaginan replicando las mismas acciones y conductas.

Además, es una característica de nuestro sistema educativo que los profesores están insertos en un medio que no les da autoridad, ni estimula a los mejores, y que siempre termina premiando a los mediocres que se adaptan a la norma habitual del menor esfuerzo para no llamar la atención. Y debemos agregar que, ahora, los alumnos tienen la sartén por el mango en muchos aspectos. Por ejemplo, un amigo me comentaba que en ciertos colegios los alumnos son los que determinan a que profesores se les debe hacer caso, y a cuáles no.

Al final, todos van al colegio esperando el fin de la jornada con el menor esfuerzo posible, lo que provoca un terrible aburrimiento. Y es el aburrimiento de alumnos y profesores la evidencia más palpable de que nuestra educación no va para ningún lado; y los principales responsables son los profesores que no están haciendo bien su pega. Sin embargo, no debemos olvidar que la materia prima, nuestro alumnado, no son perlas sino que piedrecillas ásperas, tocas y sucias, criados en corrales masivos y alimentados con estiércol informativo.

EL ABURRIMIENTO DE NUESTROS ALUMNOS Y PROFESORES…

Muchos estudiantes (y lo más terrible: sus respectivas familias) no aprecian el asistir, día tras día, al colegio, y lo consideran una pérdida de tiempo y de esfuerzo; preferirían estar jugando y pasándola bien que estarse preparando de la mejor manera posible, para enfrentar los desafíos de la vida. La excusa perfecta es que resulta muy aburrido estar sentado escuchando una sarta de letanías sin ninguna aplicación concreta a sus vidas reales, y así resultan sus propias vidas: todo un aburrimiento. Porque cuando son adultos replican estos patrones en sus propios trabajos: como estudiantes viven para las vacaciones y como empleados viven para sus vacaciones…Así han sido entrenados.

¡Nadie parece amar el trabajo bien hecho…! ¡Qué mal hemos hecho la pega…!

La paradoja del sistema educativo es que las familias están convencidas que mediante la educación se puede ascender socialmente, y por eso presionan a las autoridades de gobierno para que mejoren la educación –creen que la educación se mejora pr encanto- pero las familias no estimulan a sus hijos para que se esfuercen, excepto salir a las calles a reclamar por la gratuidad como principal solución porque eso aliviará el presupuesto familiar. Y, siempre, los que no valoran algo, son los que más desean que sea gratuito, pero ese es tema de otro artículo.

Por ahora, nos concentraremos en el proceso educativo que se establece en escuelas aburridas, convertidas en verdaderas fábricas del aburrimiento a escala masiva, y observaremos la sensación de monotonía, tedio y aburrimiento que viven muchos escolares y, lo que es peor, muchos profesores que sucumben a la rutina y a la falta de iniciativa en el aula.

Por eso, sería demasiado sencillo escribir un libro sobre la educación con dos capítulos. El primer capítulo se denominaría “Las principales claves para aburrir a nuestros estudiantes”, en el cuál los profesores podrían aportar muchos métodos apropiados. Y en el capítulo dos, “Las principales claves para aburrir a nuestros profesores”, los alumnos aportarían todos los métodos que su ingenio sea capaz de crear.

Sin embargo, los niños y los jóvenes están en proceso formativo y es responsabilidad de los adultos llevar la iniciativa. Por eso, la principal responsabilidad es de los profesores que no han sabido encantar con su trabajo. Un verdadero profesor es un maestro, guía de estudiantes por el arduo camino del saber, y apasionado por un trabajo que consiste en abrir ventanas y puertas al conocimiento para que sus alumnos comiencen a circular por los viejos caminos o comiencen a descubrir otros nuevos. En verdad, enseñar y aprender son procesos apasionantes pero muchos profesores los convierten en procesos aburridísimos.

Y las explicaciones son múltiples y complejas: contenidos muy alejados de los intereses del alumnado, metodología arcaica y poco dinámica para impartir la docencia, alumnado heterogéneo y diverso, nulo interés por promover la participación en clases, ausencia de metodologías basadas en la creatividad…Pero, sobre todo, falta pasión por enseñar y aprender, porque un verdadero profesor es primero estudiante y luego docente. Falta ilusión y entusiasmo porque el oficio se desarrolla con pasión.

Y, claro está, se requiere mucha pasión para desbordar el aburrimiento de un alumnado que no valora la educación que recibe, es flojo y desinteresado…con el respaldo de su familia de perezosos.

La clave para marcar la diferencia está en la forma en que se producen las prácticas docentes. Muchos profesores dictan sus clases de la misma manera en que aprendieron ellos, basados en el esquema autoritario en que el alumno es una especie de subordinado que debe obedecer a toda ultranza; los métodos de muchos profesores no tienen nada de extraordinario, nada llamativo.

Por ejemplo, a este respecto, un amigo destacado profesor universitario, me comentaba que las principales universidades de Chile, la Chile y la Católica, generan profesionales de alta calidad, pero no debido a un proceso educativo superior sino a la calidad del recurso humano, la élite nacional, que ingresa a sus establecimientos.

Es decir, los profesores –en todos los niveles educativos- no hacen nada extraordinario porque no tienen pasión por su trabajo y no se trata de convertir las clases en un circo o actuar como payasos para divertir a los espectadores, sino que evitar refugiarse en la comodidad de lo habitual porque los alumnos no tienen porque sufrir con clases aburridas y lateras.

Algunos profesores defienden la estúpida filosofía que sostiene que los alumnos deben sufrir en el proceso educativo porque es la mejor manera de prepararlos para una vida dura y, quizás, cruel. En este esquema, los profesores son reactivos, repetitivos y no les interesa promover el saber en los alumnos; el aburrimiento y el castigo –dicen- los endurece porque “la letra con sangre entra”. Así, los profesores se instalan en la rutina del menor esfuerzo y la comodidad y exigen a los alumnos que aguanten estoicos porque ellos aprendieron de esa manera, y así enseñan.

CONVIRTIENDO LA EDUCACIÓN EN UNA VACA PÚRPURA…

Sin embargo, hay esperanzas. Seth Godin es un gran gurú del marketing y autor del libro “La vaca púrpura” que plantea el mundo está cambiando vertiginosamente y que las viejas prácticas ya no surten los mismos efectos de antes por una sencilla razón: como todos hacen lo mismo, se tiende a regresar a la mediocridad y al final se empeora por la falta de innovación.

Por lo tanto, sugiere Godin, un bien o servicio debe transformarse en una “Vaca Púrpura” que le permita destacarse entre la gran cantidad de bienes existentes para ser adoptados por el público. En otras palabras, sostiene Godin que para captar la atención hace falta hacer algo extraordinario.

Dice Godin que “si vas por el campo, dice, y ves una vaca marrón no te llama la atención, pero si ves una vaca púrpura te quedarás asombrado y hasta puede que pares el automóvil y vayas a ver aquel fenómeno de la naturaleza. Las vacas normales, después de ser contempladas un rato se vuelven aburridas, pero una vaca púrpura sería algo interesante, algo excepcional…La esencia de la vaca púrpura es que debe ser extraordinaria…Algo extraordinario es un asunto del que merece la pena hablar, conviene fijarse en él, es excepcional, nuevo, interesante: es una vaca púrpura. Las cosas aburridas son invisibles, son una vaca marrón…”.

En nuestra vida diaria nosotros, también, vemos vacas púrpuras. Si viajas a la costa, y llegas sano y salvo, no se lo cuentas a nadie, pero si el viaje fue horrible por un enorme taco a la salida de Santiago se lo cuentas a todo el mundo. Has visto una vaca púrpura.

Por lo tanto, en el ámbito educacional, conviene preguntarse: ¿qué tiene de excepcional la escuela a la que asisto?, ¿qué tienen de extraordinarias las clases?, ¿qué tiene de espectacular el proceso de enseñanza y aprendizaje?

Al respecto, Godin dice que “dirigimos nuestras escuelas como fábricas: colocamos a los niños en filas, los ponemos por lotes (llamados cursos) y nos esforzamos en asegurarnos de que no salen piezas defectuosas. No dejamos que nadie destaque, se quede atrás, vaya adelantado o arme jaleo. Ir a lo seguro, jugar según las reglas, parece ser el mejor modo de evitar el fracaso”.

¿Qué podemos hacer, entonces, para convertir a nuestras escuelas en verdaderas vacas púrpuras?, ¿Hay alguna fórmula secreta o un encantamiento que se pueda usar para incrementar el rendimiento escolar sin dejar de tener los pies en el suelo?

NO HAY FÓRMULAS NI PLANES SECRETOS. En primer lugar, no hay ninguna fórmula ni libro de instrucciones ni manuales para convertir la educación en una vaca púrpura. La clave inicial está en que las escuelas se desafíen a sí mismas en la búsqueda de sus propios límites.

LOS PRINCIPIOS DEL APRENDIZAJE. En segundo lugar, no debemos olvidar los principios del aprendizaje puesto que el objetivo principal es facilitar el aprendizaje, y cada uno de estos principios deben ser parte integral de la planificación de una clase.

Principio 1. Los estudiantes deben dominar los pre-requisitos necesarios para aprender. El aprendizaje se construye sobre información previa, por lo que los profesores deben detectar vacíos previos que deberán ser cubiertos para lograr una mayor homogeneidad del estudiantado.

Principio 2. Los estudiantes aprenden más si los contenidos son significativos para ellos en el sentido de experiencias pasadas y/u objetivos personales. Por lo tanto, el material debe ser presentado en una forma que relacione cada uno de estos factores.

Principio 3. Los estudiantes necesitan practicar para poder aprender y lograr habilidades y conocimientos. Una mayoría de estudiantes estudia las materias cuando van a tener un examen y/o van a ser interrogados. Y, en esos casos, muchas preguntas están en el nivel cognoscitivo más bajo: reconocer y recordar hechos. Conviene recrear prácticas que ocurran en un contexto que sea similar a una situación válida donde dicha información, concepto o principio será utilizado.

Principio 4. Los estudiantes mejoran su rendimiento si el aprendizaje se realiza bajo condiciones favorables. Los profesores pueden aumentar el rendimiento por medio del desarrollo de una actitud positiva hacia los temas que ellos están enseñando. Por lo tanto, se debe crear un medio de aprendizaje positivo demostrando entusiasmo por el tema, teniendo claramente establecidos los objetivos, demostrando la relevancia del contenido y dando una práctica apropiada en el uso del contenido del curso.

Principio 5. Los estudiantes mejoran su rendimiento si el material de clases es presentado en orden lógico. Cada tema tiene su propia organización y es importante presentar la información de acuerdo a esta estructura lógica.

CREEMOS LA EDUCACIÓN PÚRPURA. Debemos convertir al proceso educativo en nuestras escuelas en algo extraordinario; en una experiencia inolvidable para nuestros alumnos porque lo extraordinario llama la atención, atrae, seduce. Hablamos de apasionarnos, entusiasmarnos, ingeniarnos y hacer magia en las aulas.

Por eso, debemos poner en marcha la filosofía de la vaca púrpura. “La lección es sencilla: lo aburrido conduce al fracaso”.

ALGUNAS SUGERENCIAS PARA CREAR VACAS PÚRPURAS EN NUESTRAS ESCUELAS…

Y vamos a replicar a Seth Godin para convertir la experiencia en nuestras escuelas en un recuerdo imborrable en las mentes de los alumnos…

PRIMERO. Lo más importante es el alumno. No piense en la clase completa, ni en los grupos…piense en cada alumno en forma separada. Empiece por ahí.

SEGUNDO. Reconozca y trate de manera diferente a sus alumnos. Cada grupo humano es heterogéneo y diverso; estudie el grupo humano con el que debe trabajar; sepárelos en grupos homogéneos en base a variables relevantes (p.e grado de manejo de la materia).

TERCERO. Trabaje con cada grupo en forma diferenciada, y estimula a que los distintos grupos se apoyen entre sí en el cumplimiento de las metas educativas.

CUARTO. Trate a todos con afecto y aprecio de sus potencialidades; no ridiculice ni endiose a nadie. Cambie la manera en que se relaciona con ellos…Vaya más allá de ser “el profe”.

QUINTO. Explore los límites de cada alumno. Desafíelos, promueva en ellos la iniciativa, vaya mucho más allá. Por ejemplo, ¿qué pasaría si hace la tarea más rápido, si le enseña a sus compañeros, si llega más temprano, si cumple siempre los compromisos…?. Si cada uno de ellos tiene un límite, entonces el profesor debe establecerlo.

SEXTO. Investigue y busque cosas que no se han hecho en su escuela y hágalas. Por ejemplo, regalar entradas al cine a los alumnos mejor vestidos de la semana.

SÉPTIMO. Investigue y copie lo que se hace en otras industrias que no son de su mismo ramo. Por ejemplo, dos veces a la semana premie a los alumnos que tienen todos sus materiales y cuadernos al día.

OCTAVO. Externalice a sus profesores. Si los profesores no dan el ancho con el nuevo proyecto, busque otros profesionales para que hagan clases.

NOVENO. Busque un rompe esquemas e innovador porque casi todo lo que usted no hace es el resultado del medio o de la inercia o tal vez le esté faltando una persona que se anime a preguntar: ¿por qué no?.

Claro está que lo anterior no agota ni resuelve el tema...¿Por qué necesitamos convertir el proceso educativo en una Vaca Púrpura?. Los alumnos están saturados de clases aburridas que no les sirven. La primera escuela fue un éxito, pero hoy en día todas las escuelas hacen lo mismo y una escuela nueva no se diferenciará de las antiguas.

Pero, crear una Vaca Púrpura causa temor y miedo, porque destacan de las demás, y nuestro problema es que desde la enseñanza básica nos han enseñado a no destacar, a ser bueno, a obedecer siempre, para no recibir críticas de los demás.

La clave de conseguir una escuela extraordinaria es que sea muy criticada, porque eso significa que se sale de las reglas que los demás nos han impuesto sin nuestro permiso.

PANORAMA Liberal
Miércoles 1 Agosto 2012

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