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domingo, 19 de agosto de 2012

ECONOMIA Ricardo Hausmann o porque nuestra economía es básica, sencilla y generadora de escaso conocimiento...

Jamás seremos desarrollados si seguimos dependiendo de la producción de cobre sin valor agregado...Seremos desarrollados cuando Codelco emerja como la primera transnacional chilena de la historia, ¿lo veremos algún día?. Con los actuales liderazgos, eso equivale a pedirle peras a un olmo...

De acuerdo a reciente informes, la economía chilena es considerada como la más desarrollada de la Latinoamérica y, según estimaciones del FMI, Chile alcanzaría un PIB per cápita de poco más de US$ 18.000 en un periodo de 4 años, para el 2014. Además, hay que recordar que, en enero del 2010, Chile en el primer país sudamericano en integrarse como miembro pleno a la OCDE, lo que constituyó todo un acontecimiento para las élites económicas y políticas por el reconocimiento de los logros alcanzados por el país en los ámbitos económicos, sociales e institucionales.

Por eso, lo anterior ha sido siempre la base del discurso oficial que se escucha tenazmente de parte de las autoridades políticas que ejercen el poder, pero que cambia radicalmente cuando están en la oposición y se especializan en buscar el lado B de las cifras.

Sin embargo, nadie debe extrañarse de que Chile siga siendo, y lo será por muchos decenios más, un país subdesarrollado pese a los grandilocuentes anuncios que la élite política se prodiga en hacer, debido a las características del empresariado que se han preocupado de crear. Y nos referimos al empresariado porque son los responsables de crear riqueza y hacer avanzar al país en la senda de la prosperidad añorada por todos.

Lamentablemente, nuestro actual empresariado responde más a la cultura del mercachifle, compra y venta de cosas sin valor agregado, que a la cultura de la inteligencia creadora de productos de valor. Y, probablemente, una causa de esta situación es el alto nivel de concentración económica, que han sido propiciadas por las regulaciones estatales, y que han terminado generando un tipo de economía muy básica, con nulas redes de apoyo, sin generación de inteligencia ni de conocimientos.

Es en este punto en el cual se cruzan las élites económicas y políticas, porque después de 20 años de gobiernos de izquierda, preocupados del “problema social”, hemos creado un ambiente contrario a la generación de riqueza y asunción de riesgos. Las permanentes regulaciones que intervienen los mercados han conformado un empresariado pasivo, rentista y que asume mínimos riesgos. Debieran ser el motor del desarrollo pero, lastimosamente, se han quedado en la cómoda compra/venta de productos sin generar valor agregado en sus operaciones.

Pero, volvamos al punto previo respecto del discurso político oficial.

UN BREVE CÁLCULO Y SÍNTESIS.

Para mostrar la necedad del discurso de las élites podemos hacer un breve ejercicio. Cada vez que se presenta un informe por parte de un organismo internacional, las élites en el poder comienzan a plantear que Chile es cada vez más rico y está derrotando a la pobreza. Pero, veamos un sencillo cálculo relativo a uno de los últimos informes del FMI.

A fines del año 2012, se espera que Chile tenga un PIB per cápita anual de US$18.000 correspondiendo su equivalente en pesos a la bonita suma $9.000.000 (a un tipo de cambio de $500 por US$) lo que significa que cada chileno/a debiera tener un ingreso mensual de $750.000. Si en promedio, cada familia tiene tres integrantes, el PIB per cápita familiar mensual debiera rondar los $2.250.000. Por cierto que esta cifra estremecerá a algunos lectores porque un enorme porcentaje de familias chilenas tiene ingresos familiares promedios entre $300.000 a $600.000, lo que resulta en un pobre nivel de vida.

¿$2.250.000 al mes?, ¿estaremos locos?. No, eso dan las cifras. Ciertamente, el ejercicio realizado es una sobre simplificación pero que permite darnos cuenta de los enormes pasos que debemos dar para mejorar la distribución del ingreso.

Desafortunadamente, la opinión pública chilena es más perceptiva al llamado de la izquierda de mejorar la redistribución mediante reformas tributarias sucesivas que arrebaten a los que tienen más para entregar a los que tienen menos. Así la discusión siempre tiene los mismos ingredientes: “los más ricos deben financiar la vida de los más pobres” y por eso, debemos seguir dando bonos por bodas de oro, por tener hijos, por ser pobre, etc.

¿En un ambiente tan poco proclive a la generación de riqueza quién podría atreverse con un negocio innovador si no tiene apoyo ni redes ni existe conocimiento disponible?.

A los ciudadanos no se les ha planteado que la redistribución del ingreso mediante reformas tributarias genera un empresariado (que son los que crean riqueza y empleos) básico y bueno para el lobby con los políticos de turno, de modo de mantener sus prerrogativas y control de sus mercados e ingresos.

A los ciudadanos no se les ha planteado que esas políticas no nos llevarán a ser un país desarrollado, pese a los cantos de sirenas de los mismos empresarios satisfechos y alter egos políticos.

Porque la única manera de redistribuir el ingreso es ampliando la competencia en todos los mercados lo que significa ampliar las oportunidades de negocios para que las personas talentosas las aprovechen y mejoren su ingreso en relación directa a su nivel de esfuerzo. Se requiere más competencia y una urgente limitación a la creación de entes concentrados que se apropian de todas las farmacias, de todos los minimarkets, de todos los mall, de todas las clínicas, etc, y que redunda en poca competencia y bajos salarios…

Ya hemos hablado de este tema antes…pero pasemos a la visita de don Ricardo Hausmann…

LAS CRÍTICAS DE RICARDO HAUSMANN

Ricardo Hausmann es un economista venezolano, profesor y director del Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, muy amigo de Andrés Velasco (una duda razonable es preguntarse ¿por qué no aprovechó su proverbial conocimiento y sabiduría cuando su amigo estaba en el gobierno?, ¿oportunismo?, ¿amistad?) quién dictó una charla en Casa Piedra, el alma mater del gran empresariado chileno, con motivo del Foro Anual de la Industria 2012, organizado por Asimet.

¡Y llenó de críticas al desarrollo económico chileno!, para espanto de las élites de derecha que escuchaban, y el deleite de la élite de izquierda que rezumaban de placer…

PRIMERA CRÍTICA. Chile es uno de los países más ricos de América Latina, pero su fuerte foco en la explotación de recursos naturales sin valor agregado (cobre, forestal, pesca) es un lastre para el desarrollo de país.

SEGUNDA CRÍTICA. “Los mitos” del crecimiento chileno: somos ignorantes en desarrollo de conocimiento productivo y ni de minería sabemos pese a ser el principal productor de cobre del mundo.

TERCERA CRÍTICA. Somos una economía muy básica y, de acuerdo al índice de complejidad económica (creado por el mismo Hausmann y su universidad) que mide el nivel de diversificación de las exportaciones nacionales, nos ubicamos en el lugar 78 en el mundo, cerca de países como Trinidad y Tobago o Jamaica.

¿QUÉ HAY DE CIERTO EN ESTAS CRÍTICAS?. Desde la época del gobierno militar venimos escuchando que Chile debe dar el salto a la segunda etapa exportadora, agregando a la oferta internacional productos de mayor valor agregado. Pero, el tiempo ha pasado y seguimos haciendo lo mismo de siempre, ¿qué nos pasa que somos tan inferiores económicamente?, ¿Por qué no hemos aprovechado la abundancia de recursos naturales para liderar industrias a nivel mundial?, ¿cuál es nuestra principal falencia?.

¿Lo tienen claro?

¡Por supuesto: no tenemos una élite empresarial moderna sino que una vasta gama de mercachifles que solo compran a $1 y venden a $100!, ¿Qué tiene de inteligente ser un mercachifle? (con el perdón de los verdaderos mercachifles)…

Pero, volvamos al profesor Hausmann. Sostuvo que “no es excusa que Chile tenga tan poca diversificación de sus exportaciones, el que posea tantos recursos naturales, pues hay otros países, como Australia o Noruega, que teniendo recursos naturales por doquier, tienen niveles de diversificación hasta 12 veces superior...Cuando le digan ‘no somos diversificados porque somos ricos en recursos naturales’, pues bájense de esa mula, eso no es verdad, ustedes son países de ingresos medios porque tienen recursos naturales y no van a convertirse en un país rico con recursos naturales, porque ningún país rico con esas características son tan poco diversificados como ustedes...”

En realidad, las élites políticas y económicas nos han estado diciendo por años que nos convertiremos en un país desarrollado pero, la verdad sea dicha, dudo mucho que vendiendo cobre, celulosa y frutas lleguemos a ese estátus. Y si a lo anterior agregamos el hecho de que somos una economía altamente concentrada, no hay opciones ni oportunidades para hacer riqueza en Chile, salvo que se mire fuera de Chile.

Por eso, Hausmann planteaba que la consecuencia de ser una economía tan rudimentaria, básica, de escasos conocimientos, escasas redes y diversificación, es que la mayor parte de la inversión que llega a Chile se lleva grandes sumas en intereses y dividendos, y no aporta ni crea redes de conocimientos que podamos usar. Plantea que, de acuerdo a la información del Banco Central, “lo que Chile invierte afuera rinde 3% del PIB mientras que la inversión extranjera rinde 10,5% del PIB en intereses y dividendos en nuestro país. Existe un rendimiento neto de 7,5% del PIB nacional en favor del capital extranjero…Mi interpretación es que la explicación de eso es que la inversión fuera de Chile es esencialmente pasiva, compra papeles. Los extranjeros en Chile compran empresas, y como las compran, las manejan, es decir, usan su conocimiento y el 10,5% es el retorno no al capital que metieron sino al conocimiento que tienen y que Chile no tiene…”

En otras palabras, como es la inversión productiva la que genera riqueza, mientras nosotros invertimos en activos de baja rentabilidad, los más inteligentes vienen a Chile, extrae la riqueza mineral, y cuando se retiran dejan un enorme hoyo con los residuos resultantes de la explotación. Por ejemplo, aquellos que han viajado por el norte de Chile podrán visitar las fantasmales salitreras como reflejo de un pasado que ya vivimos y que nos cuesta dejar atrás. Ese es el futuro que nos espera de seguir vendiendo productos sin valor agregado.

Y, todo por ignorancia de las élites económicas y políticas…Dice Hausmann que “el país tiene un déficit de conocimiento que lo paga con remuneración elevada a la inversión extranjera no compensada por su propia inversión en el exterior…A pesar de que llevan un siglo de minería o más, no han aprendido en un siglo a hacer minería; o sea ustedes me explicarán por qué, pero no saben y pagan por no saber y, por tanto, no se benefician como Australia de desarrollar minería en Chile. Chile no se beneficia de desarrollar minería ni en el Congo…”.

Pronostica que Chile corre “el riesgo de que en los próximos años se desacelere por la falta de innovación productiva y diversificación y que para enfrentarlo se deben fomentar políticas sectoriales que ayuden a desarrollar algunas áreas de la economía que aporten y requieran mayor conocimiento tecnológico y de las personas…”. Sin embargo, indica que la élite está traumada por los temas ideológicos, y en la búsqueda de consensos llegan a soluciones planas que no favorecen a nadie.

Así, criticó a la Corfo, por no innovar en clusters específicos para áreas relevantes de la economía y, en cambio, se enfocó en proyectos tipo Innova Chile, que es una especie de repartidor de recursos para todos los que quieran “innovar”. Probablemente, Hausmann no estaba enterado que Corfo entrega subsidios a algunas de las fortunas más grandes del país como Juan Cúneo, Celulosa Arauco, Cardoen, Von Appen, Penta, Cantergiani, algunas pesqueras y un ex ministro, para construir casas mirador en viñas, un puerto granelero en el sur de Chile, panaderías, pastelerías, ampliación de una planta lechera, ampliación de la producción de arándanos y cerezos, construcción de hoteles y centros de evento, etc.

Dejando de lado la duda del porque las mayores fortunas de Chile reciban dineros públicos para financiar estos proyectos, ¿qué aportan estos proyectos a Chile?, ¿por qué esos recursos no están disponibles para otros chilenos/as?, ¿falta de redes de contacto y de relaciones?...

Pero, continuemos con el análisis.

LA RESPUESTA DE LA ÉLITE AUTOCOMPLACIENTE A LAS CRÍTICAS DE RICARDO HAUSMANN.

Las palabras del profesor Hausmann no les causó gracia a los poderosos de la élite local a los que no les agrada que les digan la verdad en su propia cara. Pensemos que al lado de Hausmann estaba el ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, el director del Sistema de Empresas Públicas (SEP), José Ramón Valente, y el ministro Longueira. Y, por cierto, tuvieron su derecho a réplica.

LA RESPUESTA DE FONTAINE. Según relata la prensa, Fontaine fue el más educado en su respuesta. Comenzó “defendiendo la obra, primero en Dictadura hasta 1990, desde entonces y hasta 2010 con la Concertación y hoy con el gobierno de Sebastián Piñera”. Reconoció que “tiene alergia a las políticas sectoriales, pues los fomentos a industria en particular, se prestan para derroche de recursos, presión para conseguir favores, para corrupción que han hecho mucho daño...”.

LA RESPUESTA DE VALENTE. Comenzó resumiendo la exposición de Hausmann diciendo que “en buen chileno, somos lesos”. Y partió su defensa indicando que Chile ha sido “mucho más que el cobre y que se ha generado mucha más riqueza que la relativa al cobre”. Por ejemplo, recordó que hemos producido leche evaporada, uva y salmón fresco en los principales mercados con una “logística depurada”.

Además, recordó que tenemos un sistema de pensiones privado, imitado en distintos países del mundo; hemos privatizado el sistema eléctrico chileno lo que ha llevado que empresas chilenas inviertan en la región (¿se habrá referido a Enersis propiedad de Endesa España y Enel de Italia?); destacó la expansión de cadenas de retail como Cencosud y Falabella en la región y el explosivo crecimiento de LAN apunto de fusionarse con TAM.

LA RESPUESTA DE LONGUEIRA. Longueira fue el patriota que vino a salvar la patria maltratada. Manifestó que  “quisiera partir valorando el país que hemos construido en treinta años y el camino al desarrollado que hemos seguido”, y suspiró diciendo que “ya se quisiera otro país en el mundo aspirar a crecer más de 4% y cerca de 5% en 2012, en medio de crisis internacionales, y tener el nivel de empleo y de baja inflación que hay en la actualidad…”. Y aseguró que “si bien se requiere seguir desarrollando innovación, los temas fundamentales están en otro lado, como en la energía, que eleva los costos de producción de las empresas…Y la solución es que haya más inversión en esos sectores”. Pero, “eso se enfrenta con liderazgo político. Nunca cuando he tenido que votar en la comisión de ministros una aprobación ambiental hemos podido salir por la calle, siempre hemos tenido que salir con resguardo policial, porque ahí están los de siempre, que se oponen a todo”.

LA SONRISA DE LA IZQUIERDA. Ya hemos dicho que la visita y las críticas del profesor Hausmann son munición para la vereda política opuesta. Así, el economista de izquierda Oscar Landerretche “ratificó la visión del profesor de Harvard indicando que la falta de diversificación en las exportaciones y de conocimiento productivo ya está afectando la tendencia de crecimiento”. Y que, en su opinión, “los dos años de alto crecimiento del actual gobierno se explican más bien por términos de intercambio, un rebote por el terremoto y otros factores no identificables con políticas de Piñera”.

LOS FUNDAMENTOS DE LAS CRÍTICAS DE HAUSMANN

Como investigador, Ricardo Hausmann ha liderado un interesante proyecto denominado “El Atlas de la complejidad económica. Recorriendo rutas hacia la prosperidad” en el que manifiesta que el progreso de la especie humana ha sido posible gracias a la inteligencia aplicada en la resolución de nuestros problemas. Plantea que “las sociedades modernas pueden amasar enormes cantidades de conocimiento productivo debido a que los distribuyen entre todos los miembros. Pero, para hacer uso de ellos, este conocimiento debe ser agregado a través de organizaciones y mercados…Nuestras sociedades más prósperas son sabias, no porque sus ciudadanos sean más brillantes, sino porque estas sociedades mantienen una diversidad de conocimiento y porque son capaces de recombinarlo para crear una gran variedad de mejores e inteligentes productos…”.

Por eso, “la complejidad de una economía está relacionada con la multiplicidad de conocimientos útiles que se usan en ella. Para que una sociedad compleja exista y se sostenga a sí mismo, las personas que saben sobre diseño, marketing, finanzas, tecnología, recursos humanos, operaciones y derecho debe ser capaces de interactuar y combinar sus conocimientos para hacer productos. Por eso, estos mismos productos no se pueden realizar en las sociedades a las que les faltan algunas de estas capacidades. La complejidad económica, por lo tanto, se expresa en la composición del rendimiento productivo de un país y refleja las estructuras que emergen para sostener y combinar el conocimiento….”.

Agrega que “el conocimiento sólo puede ser acumulado, transferido y preservado si se enmarca en redes de individuos y organizaciones que ponen este conocimiento para el uso productivo. El conocimiento que no se utiliza, sin embargo, no es transferido, y desaparecerá una vez que los individuos y la organización que lo tienen se jubilen o mueran. Dicho de otro modo, los países no solo hacen los productos y los servicios que necesitan. Hacen los que pueden. Para ello, necesitan personas y organizaciones que posean conocimientos relevantes. Algunos bienes, como los dispositivos de imágenes médicas o motores a reacción, integran grandes cantidades de conocimientos y son el resultado de grandes redes de personas y organizaciones. Por el contrario, las astillas de madera o café, integran mucho menos conocimiento y las redes necesarias para apoyar estas operaciones no necesitan ser tan grandes”.

Además, las “economías complejas son aquellas que pueden tejer grandes cantidades de conocimientos relevantes a través de grandes redes de personas, para generar una mezcla diversa de productos intensivos en conocimiento. Simples economías, en contraste, tienen una estrecha base de conocimientos productivos y producen menos productos y más sencillos, por lo que requieren menores lazos de interacción. Dado que los individuos están limitados a lo que saben, la única manera que las sociedades pueden ampliar su base de conocimiento es facilitando la interacción de los individuos en redes cada vez más complejas de las organizaciones y mercados. El aumento de la complejidad económica es necesario para que una sociedad sea capaz de sostener y usar una mayor cantidad de conocimiento productivo, y podemos medirlo a partir de la mezcla de productos que los países son capaces de hacer…”.

UN INTENTO DE CONCLUSIÓN…

En resumen, para Hausmann, Chile es un proyecto detenido en el espacio tiempo. Y ha indicado una serie de síntomas que muchos perciben desde hace tiempo, pero nada hacen. Excepto, vegetar en la modorra del sueño placentero. Por cierto, este comportamiento no es solo propio de la derecha sino también de la izquierda que gobernó por 20 años, ofreciéndonos “la alegría ya viene”, y que mantuvo similar discurso usando los mismos o similares indicadores.

Al final, en la élite política, entre la izquierda y la derecha hay tantas similitudes que pueden espantar a cualquiera, en especial, la malvada pretensión de mantenernos engañados y sumidos en el sueño de pertenecer a la OCDE como si eso implicara que todos los chilenos ya estamos en condiciones de saborear el exquisito y exclusivo caviar.

Pero, la realidad es muy distinta cuando uno se baja de las limusinas y recorre los barrios y calles en este largo Chile, para percatarse de que la pobreza está ahí enfrente de nuestros ojos en la forma de ancianos o niños que viven bajo los puentes del  Mapocho; personas mendigando o buscando desperdicios en basurales; personas que permanecen esclavizadas en lugares y puestos de trabajo de bajísimo valor agregado (y el consecuente bajo salario); etc…

Mientras lo anterior sucede, una exclusiva minoría disfruta de las ganancias y los beneficios de pertenecer al primer mundo, sin preocuparse de provocar los necesarios cambios que aumenten la prosperidad para todos. No somos partidarios de arrebatar a los más ricos para darlo a los más pobres sino de nivelar la cancha de modo que todos tengan igualdad de oportunidades de inicio y muchas opciones de orientar sus vidas productivamente.

Y, si bien el diagnóstico es sencillo, la solución es compleja de implementar porque significa pasar a modificar condiciones sistémicas que algunos asumen como “derechos ganados”. Es nuestro principal problema: la pretensión de que algo me pertenece dado que siempre ha sido así.

Por ejemplo, nuestro gran empresariado es una pequeña masa de chilenos y chilenas que disfruta de los beneficios de participar en mercados monopólicos u oligopólicos; y ellos no tienen las motivaciones ni las ganas de modificar el estatus quo dominante. Por lo tanto, es la sociedad como un todo la que debe presionar para abrir y crear mayores oportunidades para crecer y prosperar.

Sin embargo, debemos estar atentos a los promotores de la mentalidad socialista que, con su visión negativa y totalitaria, quieren destruir espacios de libertad para asumir el control de nuestras vidas. Debemos agradecer la visita del profesor Hausmann para darnos una ducha helada y remecer los espíritus de modo de provocar una revolución en el empresariado.

¿Será suficiente?

PANORAMA Liberal
Domingo 19 Agosto 2012

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