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miércoles, 11 de julio de 2012

SOCIEDAD Carlos Larraín y su adecuada cuota de insensatez.


Carlos Larraín es un revulsivo que provoca sensatez y temas de conversación en una sociedad chata, fome, aburrida y llena de sesudos estúpidos que se miran el ombligo...¡Bienvenido señor Larraín!  

Desde hace tiempo que la política nacional está aburrida y latera. El congreso está repleto de tontos y tontas graves que se toman el no hacer nada, en serio; tipos con rostros arrugados, bien vestidos, con egos enormes y anchas pretensiones al considerarse a sí mismos como los verdaderos elegidos. Aparecen en las noticias con gesto adusto, fingiendo seriedad para decir sandeces o en el mejor de los casos, emitir opiniones políticamente correctas para “no mojarse el potito”. Y, como los medios no tienen periodistas capaces e incisivos, sino meros lectores de noticias incapaces de extraer el “jugo de las piedras”, nos quedamos con dichas opiniones como si fueran la sacrosanta verdad.

Por eso, en cierto sentido, se agradece la presencia de políticos como Carlos Larraín que remecen el ambiente político con opiniones y acciones, que algunos catalogan como impresentables.

LA SENSATEZ DE CARLOS LARRAÍN

El presidente de RN, Carlos Larraín, durante esta semana, se retiró molesto de una reunión convocada por Piñera en La Moneda, porque se encontraba presente el diputado Joaquín Godoy, miembro de RN y disidente a su gestión. En su momento, Godoy acusó a Larraín de estar "extorsionando" al Gobierno para aumentar el salario mínimo a 200 mil pesos, y comparó su accionar con el polémico líder del clientelismo Guido Girardi.

Así, al retirarse de la cita, Larraín indicó que "estaba presente un parlamentario de tercera magnitud que me acusó de ser un extorsionador hace pocos días por la prensa…Yo no tengo por qué sentarme a la misma mesa con un injuriador. Eso es todo".

Después, con más calma indicó que "la presencia de Godoy es incidental. Es un caso perfectamente periférico. Pero no se puede invitar a tomar desayuno para resolver una cosa importante, al presidente de uno de los dos partidos que nos sacamos la mugre por este Gobierno antes, durante, y después, y ahí voy yo con cara de enojado. Me invitan con alguien que me trató de extorsionador...si eso está castigado en el Código Penal. No espero disculpas de La Moneda, espero un poco más de cabeza".

Anteriormente, se había referido a sus colegas del congreso señalando que “hay mucho que hacer, no nos van a doblar la mano una manga de inútiles subversivos que están instalados, muchos de ellos, desgraciadamente, en el Parlamento que no supimos ganar'.

Y, claro, opiniones y acciones tan potentes provocan estupor en las élites acostumbradas a imponer puntos de vista, y que se rebelan cuando surgen otras miradas…

LA ESTÚPIDA RACIONALIDAD DE LAS ESTRUCTURAS HUMANAS

¿Por qué se remece el ambiente político con las acciones y frases de Carlos Larraín?. En primer lugar, debemos volver la mirada hacia Francois Marie Arouet Voltaire, escritor y filósofo francés, y principal representante de la Ilustración. Nació en París, el 21 de noviembre de 1694, hijo de un notario; estudió con los jesuitas en el colegio Louis-le-Grand y murió el 30 de mayo de 1778 en París.

Uno de los conceptos centrales de sus escritos se puede resumir en la frase “aplastemos al infame”, referida a los fanáticos que persiguen a los que no piensan como ellos. Esos son los infames de Voltaire. Además, la moral volteriana se basaba en la creencia de la libertad de pensamiento y respeto a todos los individuos. Con tal fin sostenía que "la ignorancia afirma o niega rotundamente; la Ciencia duda".

Sin embargo, como todo individuo, su vida tuvo luces y sombras. Por una parte, Voltaire fijó el rumbo de Europa durante el siglo diecinueve, pero, al mismo tiempo, fue un hombre que luchó por el reconocimiento social y económico, y durante muchos años de su vida intentó congraciarse con la aristocracia y ser reconocido como cortesano, para influir en las vidas de las élites gobernantes.

¿Qué relación tienen Voltaire con Larraín?. Sin embargo, la dura vida de Voltaire no se consumó de acuerdo a lo esperado, y no pudo acceder a un lugar que le permitiera influir sobre los monarcas y los más poderosos. Por eso, Voltaire volvió la mirada hacia los ciudadanos, convirtiéndose en el principal defensor de los derechos humanos y en el perfecto reformador en pleno auge de la Ilustración.

La sociedad occidental le debe mucho a Voltaire, pero ya se le ha olvidado porque los actuales monarcas –los políticos y los tecnócratas- no desean perder poder, y los ciudadanos, siguen siendo manipulados con una facilidad que no sorprende. Hoy, esos nuevos monarcas y gobernantes son enormes grupos de poder que han construido enormes estructuras racionales con el único fin de luchar y mantenerse en el poder.

Esta nueva monarquía, hace uso de la razón no para liberar a los ciudadanos y aumentar sus espacios de decisión, sino para reducir los espacios de libertad individual en una gama creciente de áreas y actividades que, antes, eran de su exclusiva responsabilidad. Por ejemplo, es una responsabilidad individual el conseguir y mantener un trabajo desempeñándose con eficacia, pero ahora se entrometen entes externos para fijar condiciones laborales que distorsionan las tomas de decisiones, y por eso muchas personas se mantienen en trabajos, que le son indeseables, porque no quieren renunciar para no perder la indemnización, y así son capaces de permanecer por años rezongando su desidia y molestia.

Para realizar lo anterior, crean sistemas y estructuras sociales que, únicamente los políticos y los tecnócratas son capaces de entender y manipular. Y, siempre, se dan vuelta en la misma retórica y los mismos tipos de soluciones…¿No se han dado cuenta que las soluciones consisten, siempre, en parchar sistemas ya existentes o profundizarlos, pero jamás cuestionarse la validez de los supuestos de dichas estructuras?. Estos grupos de poder, en forma consciente, saben que su futuro personal depende de mantener sus cuotas de poder y la vigencia de sistemas y estructuras que puedan dominar. Además, por eso la pareja político-tecnócrata es cuasi-perfecta porque procrea individuos que se apoderan, usan y controlan la generación de conocimiento especializado que les permita mantener el poder.

En otras palabras, las élites gobernantes han creado un mundo virtual dando vida a una gama de ilusiones y letanías que los ciudadanos han comprado al contado. Por ejemplo, han convencido a la ciudadanía que la solución de sus problemas consiste en la aplicación de conocimientos especializados organizados racionalmente, pero la terrible realidad es que nuestros problemas derivan de esa aplicación porque dichos conocimientos se tratan como si fueran compartimientos estancos lo que impide el entendimiento general de las situaciones e impide la acción coordinada.

Por lo tanto, no es extraño que surjan en forma recurrente las crisis económicas con su cuota de pobreza, desempleo estable, silencioso comercio de armas, dudoso calentamiento global, creciente deuda pública y privada, la permanente mala educación, la evidente pésima salud…Es posible verificar que en vez de mejorar, empeoramos (porque entre otras cosas, los políticos y tecnócratas actuales tienen muchas menos capacidades que los de antaño).

Y leemos en la prensa y observamos en la televisión como se reúnen los G-7, los G-20, la ONU, etc., para escuchar el mismo discurso, hombres y mujeres vestidos de la misma manera, usando las mismas lógicas argumentales, y obteniendo los mismos malos resultados. Y, nadie parece ser responsable; alguien, otra persona, es el culpable, pero como ya no está en el poder no se puede hacer nada.

Y, nadie quiere asumir los costos…”Que el Estado asuma los costos de nuestra tragedia…” es el pedido de los ciudadanos irresponsables en el corto y largo plazo; en el corto plazo, porque se dejaron llevar por el triunfalismo de los constructores de megaestructuras; en el largo plazo, porque eligen y mantienen a esa clase política en el poder. Esta es la génesis de la tragedia.

LA ADECUADA INSENSATEZ DE CARLOS LARRAÍN

De alguna manera las personas han olvidado el valor de una gota de agua en la formación de los océanos; quieren que las cosas le sean fáciles…Y se han olvidado del valor de la palabra y del lenguaje. Los escritores y los artistas construyen mundos por medio del lenguaje. Y este instrumento de la especie humana es el que más asusta a los monarcas y gobernantes poderosos, porque es el lenguaje, no el dinero ni la fuerza, el que brinda legitimidad al poder.

El fin último del lenguaje es la comunicación en la enorme diversidad de la especie humana, con sus múltiples contenidos. En una gran civilización, esa comunicación es rica, desbordante y caótica, pero, en una civilización empobrecida el lenguaje se empequeñece, coarta o limita. Y ya no hay opciones ni alternativas: son los mismos discursos, con los mismos trajes y las mismas opciones.

Por eso, se agradece una cuota de insensatez en un país como Chile, aferrándose a la cáscara de la OCDE pero con corazón de subdesarrollado mental. Nuestros políticos, burócratas y tecnócratas nos han querido convencer de que estamos a las puertas del desarrollo con el único fin de mantenerse en el poder…¡y nos han engañado…y nos siguen engañando!.

No estamos a las puertas del desarrollo, estamos a las puertas del infierno si seguimos confiando en esta clase política autosuficiente que se mira el ombligo y cree que vive en el primer mundo. Siguen implementando sistemas y estructuras infernales que solo entienden ellos, olvidándose de que los sistemas y estructuras deben ser a nivel humano.

Por eso, se agradece una cuota de insensatez como la de Carlos Larraín, que nos hace pensar en el enorme poder del lenguaje y de la acción contraria a los intereses del poder de turno. Necesitamos una sociedad de diálogos, con individuos responsables, y con muchos espacios individuales de decisión abiertos y no usurpados por estructuras sociales manejadas por monarcas y poderosos, racionales, pero exageradamente estúpidos.

PANORAMA Liberal
Miércoles 11 Julio 2012

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