Los discipulos de John Maynard Keynes profundizarán la actual crisis a niveles impensados |
John Maynard Keynes es uno
de los economistas que siempre será recordado por sus inmensos aportes a la
teoría económica y que aún influyen en los actuales liderazgos mundiales, pero
si él pudiera observar las cosas que proponen sus discípulos en su nombre se
estremecería de indignación. Su obra cumbre, “Teoría general de la ocupación, el
interés y el dinero”, es básicamente un análisis crítico de las causas del
desempleo que refutaba el punto de vista clásico.
Durante los años que
siguieron a la post segunda guerra se controlaron las contracciones económicas recurriendo
a la política keynesiana por medio de aumentos en el gasto de armamentos, planes
de ayuda, y en programas para romper estancamientos o recuperar áreas
deprimidas.
Así, surgió un grupo de
economistas denominados keynesianos que postularon a la “Teoría General” de
corto plazo como si fuera la teoría definitiva, extendiendo los supuestos específicos
de dicho trabajo al largo plazo y con el fin de lograr el crecimiento sostenido
de las economías y del bienestar de sus poblaciones.
La realidad ha mostrado
que la expansión incontrolada del gasto y endeudamiento público provocan
inflación y desplazan iniciativa privada de una manera alarmante para los
objetivos de un crecimiento económico sostenido.
LA ECONOMÍA DE LA INDIGNACIÓN…
En Europa y EEUU (también,
en Chile) la indignación de los indignados –valga la redundancia- está más que
justificada porque la crisis financiera está procreando desempleados a tasas
crecientes, y los que tienen la suerte de trabajar están subempleados con
salarios bajísimos e insuficientes. Mientras tanto, al igual que en Chile, los
políticos están más preocupados por el desarrollo de sus carreras políticas que
por los actuales problemas, y por eso, privilegian acciones de corto plazo que
eleven sus cuotas de popularidad para llegar o mantener el poder.
Y entre esa masa de
indignados hay gente con variados reclamos y necesidades insatisfechas. Sin
embargo, en esa masa amorfa y anónima la ideología predominante es la
izquierdista y anti capitalista. Es la razón por la cual acusan a la banca de
causar las crisis que les impiden encontrar trabajo; acusan a los banqueros por
su codicia e inhumanidad; acusan a las empresas de contaminar y ofrecer
trabajos de mala calidad; acusan a los empresarios de apropiarse de la riqueza
de todos…Acusan a todos, menos al único culpable…
Y los más intelectuales
del socialismo proponen soluciones ilusas como aplicar una tasa Tobin al flujo
de capitales internacionales (¡implementar impuestos internacionales!), estatizar
el sistema financiero (¡aumentar el tamaño del Estado!) o reducir la jornada laboral
a 35 horas para “repartirse” el trabajo (¡desean aumentar el empleo reduciendo
el horario de trabajo!). Una persona desprevenida pudiera considerar que dichas
soluciones son satisfactorias, pero son otro paso hacia nuevas catástrofes. Al
final, las soluciones consisten en dar más poder a los Estado, gobiernos y
políticos que los dirigen.
La duda razonable es: si
la clase política se ha mostrado manifiestamente como una horda de incompetentes,
¿por qué entregarles más poder discrecional que puedan usar para continuar
aumentando la pobreza y miseria planetaria?.
En Europa, la crisis
financiera no hunde sus raíces en la banca ni en la codicia ni en los bonos
tóxicos subprime emitidos desde Wall Street sino en el comportamiento
irracional de gobiernos socialistas que intentaron implementar Estados de
Bienestar ilusos y muchos ciudadanos que confiaron en la demagogia de dichos
políticos.
Por una parte, los
políticos socialistas querían mostrar al mundo que eran los idóneos para
dirigir hacia la prosperidad a sus respectivos países y ciudadanos, por lo que
resucitaron a Keynes creando artificialmente algunos años de bonanza, bienestar
y complacencia por medio de la implementación de Estados de Bienestar de altas
exigencias financieras y facilitando el surgimiento de burbujas inmobiliarias
con laxas políticas monetarias. Pero, fallaron.
Por otro lado, los
ciudadanos fueron demasiado crédulos y poco críticos ante la demagogia de los
políticos y se cegaron por las ofertas de vida-fácil y dinero-fácil que les
hicieron durante muchos años. Así nacieron los deudores “ninja” (no income, jobs or assets: sin
ingresos, trabajo ni activos) que compraron viviendas, pidieron créditos y
gastaron más de lo que ganaban…
Finalmente, la demagogia
y la estupidez socialista impidieron implementar medidas que hicieran más
competitivas a las economías en el mediano y largo plazo, ¿y hoy que están haciendo?...
La crisis ha llevado a
muchos gobiernos, a lo largo y ancho del planeta, a escuchar a los profetas del
keynesianismo, dedicándose a seguir ciegamente la sencilla política de sustituir
la demanda privada, que ha caído estrepitosamente, por demanda pública.
Amparados en los éxitos del pasado, los keynesianos han olvidado que los
déficits y las deudas públicas excesivas deben ser corregidas con rapidez sino
se engendrarán crisis mayores.
Y para volver al
crecimiento se requiere una masa laboral educada y preparada. En algunos países
de Europa, el proceso educativo ha seguido una lógica igualitarista, con
énfasis en que todos los niños y jóvenes terminen sus estudios antes que se
diferencien en base a sus distintos talentos. Por lo tanto, si queremos que
todos los burros terminen la carrera igualados y a la misma velocidad, debemos
seguir al burro más lento. Y esa creciente mediocridad impide a los más jóvenes
participar de las oportunidades presentes en los mercados que permitan liderar el
crecimiento de sus países por medio de la innovación y aumentos de productividad.
Por otra parte, los
Estados de Bienestar socialistas han estrangulado los mercados laborales con un
exceso de rigidices que solo protegen a los que están empleados pero que no le
sirven a los que buscan empleos. Por lo tanto, en la parte baja del ciclo
económico, a un estudiante de óptimo rendimiento académico no le resulta
sencillo encontrar un trabajo decente con salario decente…y así generamos
miseria y pobreza a tasas crecientes.
LOS KEYNESIANOS NO TIENEN LA RAZÓN…
La gente que marcha en
Europa lo hacen ondeando banderas equivocadas…ondean las banderas del verdadero
enemigo, las banderas de los gobiernos que han intervenido los mercados, incrementado
el tamaño del Estado y aumentado el poder discrecional de los políticos incompetentes.
Así, resulta insólito que pidan más Estado e intervención de los gobiernos y políticos
en el quehacer diario de las personas.
Las quejas de los
indignados actuales son claramente equivocadas porque en vez de pedir más oportunidades
para las personas, están pidiendo que se entregue poder discrecional a grupos
de poder como los políticos, sindicatos,
etc. que solo protegen sus propios intereses.
Alguien dijo alguna vez que
“la riqueza no se puede multiplicar, dividiéndola”. Es decir, tratar de extender la riqueza a
través de incrementos de impuestos y la posterior redistribución no genera una
mayor prosperidad sino que solo hace compartir la miseria de una forma más
equitativa.
La única solución es
implementar reformas más orientadas al mercado que eliminen obstáculos a la competencia
y al emprendimiento porque son la única esperanza a largo plazo.
Por eso, los keynesianos
no tienen la razón; sus políticas no van a funcionar; los estímulos no
servirán...Después de años de distorsionar el comportamiento de los mercados,
debe dejársele libre, y los gobiernos deben dejar de saquear las economías
privadas. Los bancos centrales deben detener la creación de dinero y respaldar
planes de ayuda a bancos comerciales y países. No a los rescates masivos. Dejen
que suban las tasas de interés. Dejen que quiebren los bancos…
Y, lo más importante,
¡que los políticos dejen de luchar contra el mercado para tener una
recuperación sólida!. Los políticos socialistas tienen a media Europa de
rodillas y más pobres. Y, lo peor, sin ninguna esperanza.
No se puede tomar en
serio a los keynesianos que pregonan una gloriosa y pronta venida del mesías de
la recuperación, pero la experiencia y el sentido común predicen que los
gobiernos en problemas difícilmente harán aparecer la prosperidad pese a los exorcismos
y danzas de los burócratas de los bancos centrales.
La única opción válida es
dejar que los mercados se corrijan a sí mismos, puesto que las ayudas de los
bancos centrales son como el veneno del paciente, ¿seguiremos hablando en el
vacío?. Solo esperamos estar equivocados.
PANORAMA Liberal
Lunes 2 Julio 2012
Muy deacuerdo, estimados.
ResponderEliminarKeynes era un hombre muy inteligente, pero no era un buen economista. Sus teorias son muy deficientes, pero la virtud que tenia Keynes es que podia conectar con la estructura de pensamiento convencional, que es justamente el pensamiento que los politicos tratan de promover: que los mercados no funcionan, que la gente libre se equivoca, y por lo tanto es mejor que el Big-Brother-State venga a salvarnos e intertervenga en nuestras deciciones e imponga él un marco economico ideado por los "Ingenieros Sociales".
Por eso mismo, no resulta ilogico que muchos de los actuales politicos, amantes del Estado Benefactor, adoren las teorias Keynesianas y por el contrario no les interese para nada la teoria Austriaca de Economia, con grandes nombres como F.A. Hayek, L. Von Mises, o Jesus Huerta de Soto.
Les recomiendo este video explicativo de las crisis..
http://www.youtube.com/watch?v=NuNeIyuObc8
Saludos.