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lunes, 4 de junio de 2012

POLITICA Santa Michelle, Patrona de los Ineptos.


La doctora Cordero y la Patrona de los Ineptos...Toda una definición.

Desde hace tiempo, los políticos chilenos no clasifican dentro de las instituciones nacionales más creíbles y preparadas. Es más, muchos los apuntan como los culpables de que las cosas vayan como nos van. Por ejemplo, en todo el mundo se mira hacia la clase política global como una de las principales responsables de los grandes problemas que nos aquejan.

Sin embargo, los políticos no surgen de la nada, sino que son el resultado de los procesos internos de cada sociedad para generar sus autoridades y liderazgos. Por ejemplo, nosotros elegimos a Aylwin porque necesitábamos una especie de viejo sabio que enfrentara el dilema de compartir el poder con otro viejo como Pinochet; elegimos a Frei porque representaba el pasado pre dictadura; elegimos a Lagos para darle una opción a la izquierda más democratizada; elegimos a Bachelet para darle una opción a las mujeres en altos cargos y elegimos a Piñera para darle una opción a un empresario exitoso.

En el caso de Chile, la clase política está dentro de las instituciones peor evaluadas, pero, a ellos, pareciera que no les importara porque siguen sintonizados solo en la búsqueda del poder mientras la sociedad se pregunta: ¿para qué?. La respuesta es breve: para satisfacer los mismos intereses personales de siempre.

Desafortunadamente, la clase política no ha comprendido que son mandatados por la ciudadanía y no tienen innatos derechos monárquicos a ejercer el poder como les plazca. Muchos piensan que este tipo de personas que caminan por los pasillos del poder no están preparadas para tiempos tan complejos y convulsionados; que se requieren otros liderazgos; que se requiere otra manera de pensar la política.

Por eso, a nadie debieran sorprender las frases y dichos de la siquiatra María Luisa Cordero en un reciente programa, Mentiras Verdaderas en La Red, en que sacó a relucir el hacha de guerra para calificar a algunos políticos de la plaza. Cierto que, una vez lanzada en velocidad, la "indomable" no mide sus dardos. En esta oportunidad, se abalanzó hacia la ex Presidenta Michelle Bachelet, a la que calificó de "Santa Michelle, patrona de los ineptos", ¿será para tanto?.

DE LA HIPOMIMIA DE LA BACHELET AL PELADO MENDEZ

En el citado programa se comienza con algunos extractos de las declaraciones de Bachelet durante la madrugada del 27 de febrero. Decía Bachelet que “me reuní con el comité estratégico con todas las fuerzas para compartir toda la información que tengamos y entonces llamar a la calma a la gente….entonces, llamar a tomar los cuidados necesarios…”

Y, se lanza la doctora Cordero afirmando “mírale la mímica….es una mímica discordante con su discurso…ella está paralogizada…tiene una hipomimia franca (hipomimia: trastorno de la mímica emotiva caracterizado por una disminución o una lentitud de los movimientos)…y hace un movimiento de pelo como diciendo…cuando miente…cuando dice que las instituciones estaban funcionando…esta es la mejor frase….cuando los teléfonos que le regaló la Clinton estaban guardados en los baúles…”

Y continúa indicando que “si es patético…y los que defienden a la Bachelet son patéticos porque es indefendible…esto no significa que yo le estoy echando a perder la encuesta que el pelado le hace…no…Ese pelado que hace las encuestas…Roberto Mendez…el nuevo oráculo de Chile…un chanta…un oráculo chanta…”.

Agrega que “cuando nosotras vamos a hacer el espectáculo de Las Indomables a provincia, asisten 1.300 personas, 1.000 personas , 900 personas…cuando la Patricia Maldonado que es la estrella principal del espectáculo dice “oye…a mi me da mucha rabia la política…que te parece a ti que estos Borbones de la Concertacion critican al presidente porque en dos años no ha hecho nada…que ha hecho re poco…estuvieron 20 años los Borbones y le vienen a pedir a este otro Borbón que en dos años lo haga…”…¡Se viene guarda abajo la platea!...Y el otro día me salí del libreto y le dije..”porque mierda no lo ponen en las encuestas…”. Me llegó mi coscorrón después. Lo dije porque yo que estoy sentada en mi escritorio de doctora…yo veo...eh…la euforia que provoca ese comentario de la Patricia…”.

Termina diciendo que “tú me vas a decir que son puras viejas pinochetistas, no es cierto…es bastante heterogéneo desde el punto de vista político los que nos van a ver a nosotros…”.

RESPECTO DE LA SANTA PATRONA DE LOS INEPTOS

Posteriormente, indica que “creo que estos idiotas…todos estos…el que transpira triglicéridos (principal tipo de grasa transportada por el organismo para dar energía o para ser almacenados como grasa)…Andrade…este no transpira agua…uno grasiento, furibundo… Estos, me temo que están tramitando la beatificación de la Bachelet en Roma y se va a llamar Santa Michelle, Patrona de los ineptos…”. Y agrega: “Yo  pondría ahí el video del 27F…”.

Explica que “todos estos tienen unas ganas de volver al poder y ponerse tras estas pobres polleras…Esos mismos maricones, no estoy diciendo homosexuales, pencas, pencas que se escondieron en las polleras de los curas en la época de la dictadura…son esos mismos…y ahora se están escondiendo tras las polleras de esta señora…cobardes, pencas, rascas…se mueren de ganas de volver al poder…”.

Afirmaciones duras que representan a un sector que ve en el liderazgo de Bachelet una débil caricatura de lo que debe ser un presidente. Sus partidarios la defienden por la popularidad alcanzada, pero sus detractores le recuerdan la huelga de los pingüinos, el Transantiago, el terremoto, etc., eventos en los cuales no se presentó ante la ciudadanía con el liderazgo que hubieran esperado.

CUANDO UN PRESIDENTE ES UN INEPTO

No hay dudas que un presidente puede ser inepto. Por ejemplo, Allende fue un presidente inepto que no supo controlar a los grupos de izquierda extremistas que propiciaban avanzar más rápido en su “revolución”, lo que generó desorden y caos en el país. Por lo tanto, es una realidad ineludible que un presidente pueda ser inepto y, en términos generales, los presidentes ineptos muestran las siguientes características:

CONFUNDEN LA ACCIÓN DE GOBERNAR CON LA DE GERENCIAR. Un presidente inepto se convierte en un gerente, involucrándose en la operación y en los detalles, sin darse cuenta que no tiene las capacidades ni es su tarea principal. En este contexto, resulta fácil comprender que Bachelet no debió instalarse en la Onemi en la madrugada del 27 de febrero, porque esa no era su tarea; terminó estorbando y molestando a los encargados; se convirtió en “la” persona a consultar y sin tener toda la información; debió dirigirse a La Moneda y monitorear el funcionamiento del país.

NO POTENCIA EL TRABAJO EN EQUIPO. Un presidente inepto no facilita ni apoya el trabajo en equipo en su gobierno. Con frecuencia, exige soluciones imposibles, establece tiempos inconsultos, se compromete con otros y promete resultados sin tener la más mínima idea de lo que pide. Por ejemplo, la presencia de Bachelet en la Onemi fue otra clara demostración de este hecho.

SIEMPRE ESTÁN OCUPADOS Y SIN TIEMPO. Un presidente inepto es incapaz de organizar y administrar su tiempo, establecer prioridades y determinar lo que es urgente. Por un lado, no es capaz de sintonizar con el entorno, y no comprende ni valora las necesidades de las personas que lo rodean. Un presidente inepto siempre pide las cosas “para ayer”, a todas las actividades les asigna el rótulo de “urgente”, y siempre se justifica señalando que “así es el servicio público”. Por ejemplo, cuando los estudiantes secundarios salieron a las calles, los gobiernos de Bachelet y Piñera no les prestaron atención, y cuando lo hicieron ya el tema se había agudizado.

NO MUESTRAN SEGURIDAD EN CONFERENCIAS PÚBLICAS. Un presidente inepto impone su autoridad ante los suyos y en la intimidad, pero es torpe e incapaz ante los medios de comunicación. En este sentido, no es capaz de debatir y enfrentar debates ni preguntas de periodistas especializados sin dar la sensación de inseguridad y desconocimiento; siempre contestan en base a respuestas pre-armadas en forma previa; dudan, vacilan o callan ante cuestionamientos que les puedan realizar y son incapaces de improvisar. Por ejemplo, la reticencia de Bachelet para enfrentar conferencias de prensa es notoria, y aún hoy, en un cargo en la ONU no se sabe que haya concedido entrevistas; este es un hándicap demasiado grande para ocupar cargos públicos.

NO MUESTRAN SEGURIDAD ANTE GOBIERNOS EXTRANJEROS. Del mismo modo, un presidente inepto impone su autoridad ante los suyos, pero enmudece y se calla ante gobernantes extranjeros. En este sentido, no es capaz de debatir de igual a igual y presentar opiniones divergentes; en muchas oportunidades, prefiere pasar por conciliador que enfrentar el conflicto real. Al final, es el país el que debe sobrellevar los costos de sus indecisiones y falta de seguridad. Por ejemplo, cuando Chávez la abrazaba o besaba, y Bachelet no mostraba distancia ni seguridad en su comportamiento; o cuando los argentinos nos cortaron el gas y no se supo enfrentar el problema.

NO DELEGAN ADECUADAMENTE. Un presidente inepto no delega adecuadamente las funciones en personal competente; solo delega autoridad sin responsabilidad. Lo anterior implica que se rodean, en muchas oportunidades, de “yes-man” o “yes-woman”, que acatan y no son capaces de cuestionar las órdenes del superior para poner sobre la mesa su especial conocimiento; se rodean siempre de personas más jóvenes, más volubles y manejables. Y al final, ante la ausencia de buenos resultados, se justifican diciendo que “el Estado falló”.

SUFREN DEL “SÍNDROME DE ANÁT”. Un presidente inepto sufre este síndrome si lo entendemos como “una conducta deliberada y consciente de un individuo orientada a apropiarse de las ideas, sugerencias o cualquier tipo de iniciativa generada por terceros para presentarlas como propias ante sus seguidores o escenario deseado”. Un presidente inepto no reconoce públicamente la autoría de los aportes que sus subordinados hagan a su gestión, pero en cambio, destaca en forma inmediata los fracasos con la salida inmediata del gabinete.

SON POPULISTAS, ADULADORES, SERVILES Y EXHIBICIONISTAS CON EL PUEBLO. Un presidente inepto necesita promocionarse dentro y fuera del país porque la calidad y el ambiente que genera su gestión no son elementos suficientemente importantes para ser valorados por el entorno. Por eso, los presidentes ineptos siempre andan en búsqueda de la popularidad; sonríen, sonríen y sonríen; besan niños que no les interesan; buscan titulares en los medios que realcen sus logros; se ocultan cuando hay problemas y exigen a sus subordinados el enfrentarlos; se declaran “servidores del pueblo” cuando todos saben que lo hace por su beneficio; complacen de una manera servil y poco ética al pueblo sin importar la imagen que se forjen ante el gobierno. Por ejemplo, cuando regalan bonos y bonos y bonos.

SUFREN DEL “SÍNDROME DE CRONOS”. A un presidente inepto le preocupa de sobremanera que alguien pueda oscurecer su legado, y buscará los medios para que las personas a su alrededor no crezcan ni se desarrollen. Es decir, siempre enfatizará las limitaciones de sus subordinados para evitar que lleguen a su nivel. Por ejemplo, cuando Piñera dijo que “esta es la oficina de dos ministros que nunca pudieron ser presidentes” en directa alusión a Lavín.

SUFREN DEL “SÍNDROME DEL BOMBERO”. Un presidente inepto siempre está en crisis y transmite a los integrantes del gobierno que las cosas van de mal en peor; para ellos siempre hay una crisis que requiere de atención y cuidado, siendo ellos los únicos capaces de sortearla.

SON NECIOS Y OBSTINADOS. Un presidente inepto no maneja el estrés ni la inteligencia emocional; no escucha recomendaciones; no promueve la creatividad ni la innovación; se empeña en que las cosas se hagan como él lo dice; exige detalles pero los explica en forma equivocada.

NO TIENEN NI PRODUCEN UNA BASE POLÍTICA DE RESPALDO. Un presidente inepto no tiene respaldo partidario y por eso debe estar negociando permanentemente con oficialistas y opositores, lo que causa roces y molestias innecesarias. Además, no genera escuela ni conduce a sus partidarios en un camino compartido por todos. Son individualistas y partidarios de la afirmación del rey de Francia Luis XV cuando dijo “después de mí, el diluvio”.

POSEEN UN TALENTO Y HABILIDAD UNICOS. Sin embargo, aún los presidentes ineptos tienen alguna una habilidad única y extraordinaria, puesto que de lo contrario sería tan evidente su carencia de aptitudes que no duraría el tiempo suficiente en el poder. Por ejemplo, algunos políticos pueden ser muy hábiles en la palabra (charlatanes como Allende), montando escenarios que los favorezcan (Lagos y los empresarios), dando una buena impresión a las personas que no los conocen (Bachelet y su bonhomía), o en parecer verdaderas lumbreras en ciertos ámbitos.

En resumen, un presidente inepto genera sentimientos de frustración; los partidarios que comparten gobierno pierden la motivación cuando el escenario donde se desenvuelve es contrario a sus principios, valores y a los motivos que lo llevaron a ocupar una posición en él; producen pérdida del interés por el trabajo dado que todos se preguntan: si esta persona inepta es capaz de ocupar un cargo tan alto…¿para qué esforzarse?.

No obstante, las opiniones respecto de la ineptitud presidencial está claramente sesgada por la ideología compartida. Así, los partidarios del inepto lo veneran por la capacidad de captar votos que les permita o los mantenga en el poder y los contrarios al inepto, la critican para reducir sus opciones de volver al poder.

De esto se trata todo: de volver al poder. No nos engañemos, esta clase política actual, con estos presidentes o con otros seguirán siendo los mismos de siempre. Ineptos para gobernar ineptos, con Patrones y Patronas.

PANORAMA Liberal
Domingo 3 Junio 2012

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