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viernes, 1 de junio de 2012

ECONOMÍA ¿Es justo que Alexis Sánchez gane $300 millones mensuales y un profesional con 20 años de estudios $700.000?


Alexis Sánchez, un talentoso en el Olimpo del fútbol, ganando lo que se merece gracias a su capacidad para entretenernos y divertirnos...

Estamos en época de eliminatorias para el mundial de Brasil, y se acercan importantes juegos de selecciones. Por eso, arriban al país los jugadores chilenos de la élite mundial y mientras muchos los vitorean y suspiran por ellos, otros –no pocos- los observan con una mezcla de indignación, espanto y frustración.

Estos últimos los ven cómo triunfadores que gozan de la vida con niveles de ingreso envidiables y que –dicen ellos- no debieran tener…y se preguntan: ”y yo que estudié por largos años, ¿por qué gano una miseria y estos ganan millones?”...Otro le contesta de la vereda de enfrente: “Lo que pasa, colega, es que el chancho está mal pelado…”.

LA MENTALIDAD SOCIALISTA Y LO QUE ENSEÑAN LOS QUE TRIUNFAN…

Las personas que piensan y hablan de esa manera, no son capaces de ver el lado positivo del tema, y felicitar a estos chilenos que se están esforzando por mejorar su bienestar explotando un talento que la naturaleza les entregó. Y la gran mayoría es de extracción humilde lo que implica que, además, están sacando a sus familias de la pobreza, por lo que, en vez de aprender de estos triunfadores gasta su tiempo en criticarlos mordazmente.

Pero, ¿qué se puede aprender de estos chilenos triunfadores?. Lo que enseñan estos triunfadores, es que las personas deben abrir sus ojos y concentrarse en desarrollar los talentos con que la naturaleza los dotó, para explotarlos de la mejor manera y ascender económicamente en la vida. El trabajo más importante en la vida de cada persona es encontrar la razón de su vida. La respuesta es interna y la tiene cada persona, pero siempre va ligada a los talentos naturales que se poseen. El hecho de descubrir los talentos personales con prontitud permitirá que cada persona dirija su vida en el sentido correcto, viviendo una vida plena y llena de significados.

Pero, cuando una persona es incapaz –por flojera, adoctrinamiento o desidia- de buscar los talentos con los cuáles está dotado para sacarles provecho económico y social, vivirá una vida de sufrimiento, dolor y resentimiento contra todo el mundo ganándose la vida haciendo labores que no le agradan; trabajará en labores para las cuáles no es competente y siempre debe estar dando excusas; trabajará por obligación y para pagar las cuentas; trabajará para poder tener vacaciones; trabajará para desgastar los días del calendario; trabajará para poder escapar de su lugar de trabajo cuando termina su turno; trabajará para permitirse escapar de la ciudad cuando hay largos festivos; trabajará con dolor hasta los 60 o 65 años, para jubilar y morir…Este tipo de personas están como dormidas, se dejan llevar por la vida y no son capaces de dirigir su rumbo; el viento los lleva, los zamarrea y los voltea…Viven sus vidas amargados, indignos, resentidos, y adoptan la mentalidad socialista, socializante, empobrecedora, que les da argumentos para justificar su flojera y desidia.

Sin embargo, todas las personas debieran preguntarse si merecen estar vivos, y si son dignos de vivir. Las personas que disfrutan y sacan provecho de sus talentos no tienen tiempo ni dinero para perderlo en discusiones estériles, sino en crear y disfrutar de su vida. Por eso, las personas que han encontrado su camino disfrutan la vida tal como se les presenta y jamás se enfrentarán a ella, porque ya lo tienen todo. Y no hablamos de cosas materiales, sino de la expresión de la voluntad individual transformadora.

Por eso, la suerte (¿suerte?) de los futbolistas de élite es que su talento es disputado por los más grandes clubes del mundo desarrollado, para los cuales este deporte es un espectáculo de entretención masivo que requiere a los mejores artistas. En otras palabras, el deporte de élite y el futbol, en particular, han escapado, a la regulación y control socialista de la producción como si acontece en muchas otras actividades. En el futbol, los muchachos con talento son disputados por los clubes en una especie de subasta y se terminan pagando grandes sumas por sus servicios. Todos ganan: el jugador, el club que puede presentar un buen espectáculo, y el espectador que puede disfrutar de deportistas talentosos de alto nivel.

Y los únicos que se indignan son los que ya hemos identificado: las personas de mentalidad socialista a las cuáles les molesta que algunos –por cierto, que no son ellos- muestren la riqueza que han ganado gracias a sus talentos, esfuerzo y sudor, mientras despotrican entre dientes que ellos “reciben migajas…”.

El talento socialista siempre se enfoca en envidiar y resentir los logros de los otros, ¿será por eso que Chile es una nación tan “chaquetera” y subdesarrollada mentalmente?. Cualquier chileno o chilena que tiene un mediano éxito es perseguido con saña para intentar descubrir una rendija en sus vidas que muestre sus limitaciones y debilidades. Así, muchos se conforman…”¡Ah…ese gana más porque es ladrón!”…”ese gana más porque es amigo/a del jefe”…“ese gana más porque ha tenido suerte…”, etc.

LA INDIGNACIÓN, ESPANTO Y FRUSTRACIÓN SOCIALISTA.

A las personas de mentalidad socialista les produce disgusto el observar el progreso económico de otras personas. Sorprendentemente, también les produce disgusto el progreso de personas de extracción social humilde y cuya gran virtud es tener un talento deportivo.

En contrapartida, la mentalidad socialista de los que se precian de intelectuales les ha convencido que porque estudiaron 16 años “tienen derecho” a un nivel de ingresos que les permita disfrutar del nivel de vida de sus sueños más caros. Y sufren, se amargan, y miran con frustración como estos “cabros atorrantes” manejan autos de miles de millones, tienen a las mejores mujeres, recorren el mundo, y viven como reyes…Y se preguntan: “¿Por qué el Estado permite esta desigual distribución…?”. En su delirio, consideran que no es justo que otros –menos preparados académicamente- los superen en la lucha por el sustento.

Algunos de estos socialistas rematan la situación diciendo que “está mal pelado el chancho”…¿Qué tiene que ver la justicia en esta situación?. Aparentemente, al conocer los sueldos estratosféricos por patear una pelota de plástico y compararlos con los sueldos que reciben los que estudiaron “con gran sacrificio”, no deja de causar asombro la gran diferencia de montos. Por ejemplo, un profesor recibe como sueldo promedio al mes alrededor de 700 mil pesos; un futbolista de primera división chilena puede llegar a ganar entre un millón y 15 millones de pesos mensuales, y un jugador como Alexis Sánchez gana cerca de 300 millones de pesos mensuales. Además, algunos personajillos de la farándula ganan entre $500 mil a $2 millones por participar en un evento y los políticos ganan de $8 a $15 millones por “despertarse, para seguir durmiendo”.

Por eso, gritan “¿cómo es posible que estos tipos ganen tanto y la gran mayoría –o sea, yo- gane una miseria?”. A los socialistas les indigna que existan los que consideran trabajos mal pagados o subvalorados, pero no son capaces de pensar en las razones que llevan a esa situación. Por ejemplo, les disgusta que una persona que limpie los baños gane mucho menos que un personaje sentado en un escritorio; no les agradan los bajos sueldos ni la cesantía ni el esfuerzo subvalorado ni el nulo reconocimiento social. Pero, el problema está en que su ideología les ha cerrado la mente para explicaciones racionales respecto de cómo funciona el mundo lo que no les permite captar el real sentido de la cosas.

RESPONDIÉNDOLE A LOS SOCIALISTAS…¡ES LA DEMANDA, ESTÚPIDOS!

Insistimos. Los socialistas se equivocan en el diagnóstico y, aún más, se equivocan en la receta, cuando piensan que existe algo erróneo en el hecho de que Alexis Sánchez gane 300 millones de pesos mensuales, mientras un profesional gane $700 mil. La respuesta tiene su origen en la demanda de bienes y servicios, es decir, en la forma en que cada uno de nosotros cómo consumidores, libremente, gastamos nuestros ingresos en lo que nos agrada.

La respuesta, precios y cantidades de bienes en los mercados libres, se debe fundamentalmente a la interacción de las distintas demandas y ofertas. En un país pobre, como el nuestro, las personas obtienen sus bajos ingresos en trabajos como la construcción, industria, turismo y algunos servicios, y con el objetivo primordial de satisfacer las necesidades más básicas de acuerdo a la pirámide de Maslow, las fisiológicas o de seguridad.

Por lo tanto, la verdadera cuestión es: ¿Por qué las personas tienen como únicas opciones de trabajo los bajos salarios de sectores como la construcción, industria, turismo y algunos servicios?, ¿no hay otras opciones laborales?.

O dicho de otra manera: ¿A quién le puede servir o interesar, los talentos que una persona tenga como para que le paguen muy bien por ellos?.

Si la respuesta a esta pregunta es “a nadie le interesan mis servicios”, entonces, sus servicios tienen un valor = cero y estamos en problemas si tenemos una mentalidad socialista porque este tipo de personas están adoctrinadas en la creencia de que “todos somos iguales y tenemos los mismos derechos”. Por ejemplo, creen que es injusto e inmoral que algunos ganen más que otros, por lo que siempre miran hacia los que tienen más, pero nunca vuelven la mirada hacia los que tienen menos, excepto, para ponerlos como excusa y, de esa manera, mejorar su propia suerte. Por eso, estas personas buscan en el poder del Estado la fuerza necesaria para hacernos iguales, aunque no tengamos ni los mismos talentos ni nos esforcemos lo mismo.

En cambio, las personas con mentalidad capitalista tienen la convicción de que solo el resultado de su esfuerzo le producirá la necesaria retribución. En el fondo, todos somos capitalistas. Por eso, los futbolistas de extracción humilde se esfuerzan y ponen su talento al servicio de los clubes que pagan por ellos y los consideran valiosos.

La camiseta de Sánchez que vale millones
La clave está en que el valor que le damos a las cosas es subjetivo y personal, pero el que exista una demanda o alguien en condiciones de pagar dicho valor –o más- es objetivo y muy concreto. Por eso, mientras mayor sea el número de personas que le asignen valor a ver los partidos de Alexis Sánchez, compren las revistas en que salen sus noticias, compren las camisetas con su nombre y número o miren el programa de televisión que opina de él, es más probable que Alexis reciba mayores ingresos por concepto de publicidad y de contratos.

Por lo tanto, como la demanda es objetiva, cada uno de nosotros como consumidores influimos en la demanda de ciertos bienes y servicios cuando miramos la televisión o compramos una revista, en vez de destinar ese dinero a una deliciosa cena o un maravilloso libro de economía; tomarse tres cervezas equivale a no comprar un libro por lo que se reduce la demanda de libros, de traductores y de libros impresos; el gasto mensual de $100.000 en ir a un estadio de fútbol en vez de comprar un mejor computador para mi trabajo implica que aumenta la demanda de entradas al estadio y se reduce la demanda de computadores; el mirar un partido por la televisión en vez de comprar una película clásica reduce la demanda de películas clásicas; el comprar productos piratas en el Mall Cuneta reduce la demanda de productos originales, etc.

En economía, el concepto de costo de oportunidad nos muestra las mejores alternativas que dejamos de lado por optar por otra de ellas. Por ejemplo, si este fin de semana vemos los partidos de las eliminatorias para el mundial, dejaremos de asistir a los cines y lugares de recreación. ¿Hay algo malo en ello?. No hay nada malo porque las personas son libres de consumir, gastar su dinero y su tiempo en lo que les plazca.

En la actualidad, la sociedad de masas ha llevado a la masificación de ciertas demandas, y ciertos mercados tienden a ser preferidos a otros. Por eso, el gran crecimiento de la industria del fútbol ha llevado a que se reduzcan las demandas en otras áreas de la entretención, y la inversión se concentra en esta actividad. Las demás actividades pueden quedarse mirando como el fútbol las avasalla pero algunas de ellas son lideradas por personas inteligentes que comienzan a desarrollar nuevas capacidades para re-encantar a las masas, por ejemplo, el cine de tres dimensiones. Es decir, no le tengamos miedo a las decisiones humanas como para intentar regularlas, sino que permitamos que se expresen porque al final siempre hay espacios para el talento en cualquier área. Y al final, mejora el bienestar de todos.

El gran reto de un país desarrollado es convertir una sociedad socializada y socializante en una sociedad individualizada. Si queremos construir un nuevo mundo, debemos hacerlo en forma independiente y desde nuestro poder adquisitivo comprando los bienes más apreciados y dejando de comprar los que no interesan. El poder de un individuo se expresa en sus acciones...”dadme una palanca y construiré un nuevo mundo”.

En una sociedad socializada y socializante, algunos creen –o los han convencido- que por tener 20 años de estudios de un nivel que no le interesa a nadie, se es merecedor de aprecio y reconocimiento. En la vida real, nadie se merece nada si no se lo gana aportando algo a los demás que lo rodean. Ese “algo” debe ser interesante y debe provocar que los demás estén dispuestos a pagar por ello. Por ejemplo, Alexis Sánchez aporta mucho más bienestar a la sociedad con su juego divertido y goles que un señor con 20 años de estudios de materias que no le sirven a nadie…¡ni a él mismo!.

Mucha gente encuentra un especial placer en pagar para ir a un estadio a vitorear a Alexis Sánchez, comprarse la camiseta con su nombre, hacerse los mismos cortes de pelo; mucha gente encuentra un especial placer en conocer la vida de la geisha, la Raquel o Bam Bam…Todos estos generan valor, bienestar y diversión en un sector importante de la sociedad y por eso es necesario que existan. Muchos manifiestan que “aborrecen” este tipo de productos y a las personas que se los devoran, pero la demanda por ellos es alta porque divierten a un gran segmento que vive vidas grises, apagadas, y están dispuestos a pagar para divertirse de una manera sana y sin transgredir ninguna ley.

¿Y qué pasa con los profesionales con 20 o más años de estudios?. En los países socializados y socializantes, como el nuestro, este tipo de profesionales sólo pueden sobrevivir a costa del Estado o de un mecenas que les financie las excentricidades que a nadie le interesan; como se consideran dotados de una sabiduría superior a la media, no se les pasa por la mente trabajar en actividades de categoría “inferior” ya que sería denigrante para su persona; por el mismo motivo, consideran denigrante que los “atorrantes” del fútbol ganen mucho más que él; consideran que es muestra de una gran sabiduría memorizar y repetir conocimientos creados por otros…

En los países socializados y socializantes, muchas personas aún no hacen la transición desde el mundo de las ideologías al mundo real. No logran comprender que en la vida real los ingresos se obtienen cuando se satisfacen las necesidades de otras personas por medio de la entrega de bienes y servicios valiosos.

En los países socializados y socializantes, muchas personas han sido convencidas de que invertir y ganar dinero es algo intrínsecamente malo y perverso; es un pecado tener dinero o desearlo; el dinero es un invento satánico; los empresarios son explotadores y abusadores; los banqueros son todos unos sinvergüenzas, etc.

En los países socializados y socializantes, muchas personas son pobres porque los han convencido de que “la riqueza es mala”, mientras que “la pobreza es algo puro y noble”. Y los profesionales con más de 20 años de estudios, creen que la sociedad es injusta con ellos cuando, en realidad, ellos mismos no están poniendo su creatividad y talentos al servicio de todos.

Lo irónico de todo esto es que los intelectuales tienen mayores opciones de mejorar sus ingresos en un país próspero y libre, que en un país socializador y socializante. Sin embargo, luchan para que el Estado avasalle a todas las empresas y ciudadanos para apropiarse de la riqueza generada por estos.

¿Realmente estos profesionales de 20 o más años de estudios, se merecen más ingresos si no son capaces de satisfacer sus propias necesidades?. Lo dudo mucho.

PANORAMA Liberal
Viernes 1 Junio 2012

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