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viernes, 30 de marzo de 2012

OPINIÓN: La derrota de Chile, ser una sociedad de subsidios en vez de una sociedad de oportunidades.

Lavín mantiene la entrega de regalos al congelar la ficha...¡y quieren más regalos!

Lamentablemente, al parecer, el socialismo transversal ha tenido éxito en su tarea ideológica en Chile, pues se ha hecho público que tres millones 800 mil familias o 12 millones de personas o el 70% de la población, reciben regalos y subsidios estatales por un generoso total de US$4.600 millones anuales, ¿Que hemos hecho para merecer este castigo?.

En otras palabras, esta enorme cantidad de gente con mentalidad de subsidio resulta ser un lastre y una carga demasiado grande para que salgamos del subdesarrollo, porque el desarrollo es el resultado del esfuerzo individual que se agrega a nivel macro. El desarrollo es el resultado del trabajo de todos, y no de los demagogos políticos socialistas que, para mantenerse en el poder, siguen regalando la riqueza a rémoras sociales que nada hacen para merecerla, excepto marchar, marchar y marchar, no para pedir más trabajo sino para que les aumenten las transferencias y los regalos.

Y, claro está, todos estos siempre votan “socialismo” en cualquiera de sus versiones.

La decisión del gobierno socialista de Piñera.

Esta situación tragicómica se hizo pública porque el gobierno, para congraciarse con las organizaciones socialistas, anunció que los puntajes de la Ficha Protección Social (con la cual se asignan los regalos estatales) no tendrán modificaciones hasta que entre en vigencia la nueva Ficha Social en enero de 2013. Y dichas organizaciones socialistas lo consideraron “un avance” pero insistieron en rechazar la nueva medición, amenazando que "vamos a seguir en las calles y parlamentando con las autoridades".

¡Todas estas organizaciones socialistas y sus integrantes reciben regalos sin hacer nada a cambio y se atreven a amenazar ¡…¡Quieren más regalos y en forma permanente!...¿en donde acabará todo esto?.

El anuncio de congelar la actual ficha fue realizado por el ministro de Desarrollo Social, Joaquín Lavín, en el patio de Las Camelias de La Moneda, luego de una reunión con parlamentarios, alcaldes y dirigentes de organizaciones sociales. Indicó que “esto es muy importante, porque hay personas que nos están diciendo que, porque les suben sus puntajes, están quedando fuera de subsidios. Por esa razón, de ahora en adelante, los puntajes se congelan hasta el 1 de enero de 2013, cuando comience a regir la nueva Ficha Social”.

En otras palabras, todas estas organizaciones sociales no desean más oportunidades ni más trabajos sino ¡más regalos!.

Además, Lavín indicó que “la actual forma de medir la pobreza y vulnerabilidad social, que da origen a quiénes pueden tener y quiénes no pueden tener beneficios, no está bien y se ha prestado para muchas situaciones injustas”. Por ejemplo, el instrumento no contempla diferencias regionales, no toma en cuenta gastos y se presta para que personas manipulen su real situación socioeconómica.

Además, el alcalde de Puente Alto, Manuel José Ossandón, en representación de la Asociación Chilena de Municipalidades felicitó a Lavín por la iniciativa y le sugirió que en el futuro el ministerio financie completamente la ficha, que hoy funciona con un 30% de recursos provenientes de los municipios. Es decir, los socialistas de derecha desean que se centralice la entrega de regalos estatales.

¿Y qué dicen las organizaciones socialistas?.

En principio, la decisión del Gobierno fue bien valorada por las  organizaciones socialistas que asistieron a La Moneda, pero Lautaro Guanca, concejal de Peñalolén y representante del Movimiento de Pobladores en Lucha e integrante de la Federación Nacional de Pobladores, consideró “el principio de subsidiariedad está agotado en Chile, hay que pasar al principio de la universalidad...

…Es decir, no hay chilenos de primera y segunda categoría y los fondos fiscales tienen que ser administrados de forma popular, a través de procesos de autogestión, donde sean las organizaciones de base las que administren la billetera...

…Las lucas fiscales las deberíamos administrar nosotros mismos y deberíamos acceder a ellas a través del principio del esfuerzo. No como beneficiarios, sino como productores. No somos mendigos, somos trabajadores y sabemos perfectamente qué pueden lograr nuestras manos…

…La Federación demandó esto, hoy tenemos los puntajes congelados, pero no estamos totalmente satisfechos. Vamos a seguir en las calles y parlamentando con las autoridades…”.

Sociedad de subsidios.

La soberbia socialista no tiene límites. En este caso, las organizaciones socialistas formadas por integrantes incapaces de generar riqueza por sí mismos, se encuentran muy capacitados para administrar la riqueza ajena, ¿Cómo es eso posible?, ¿Por qué no usan esas “enormes capacidades” para trabajar y progresar con sus propias manos sin necesidad de estar pidiendo regalos al Estado en forma permanente?.

Así, el mecanismo de entrega de subsidios actual es un instrumento que profundiza la pobreza y la flojera porque, ¿para qué trabajar si el Estado me regala lo que requiero?, ¿para qué trabajar si solo con marchar en las calles logro que el Estado me regale más y más?.

El modelo de la entrega de regalos estatales en forma permanente es un enorme lastre porque desvía recursos de usos más productivos, hace más dependientes a las personas, y castra su iniciativa. Pero, logra la meta de tener cautivos a los electores con los regalos. Por ejemplo, en el norte hay alcaldes que en época de elecciones regalan en las poblaciones alimentos y juguetes para los niños.

Dice Ludwig von Mises que “en una sociedad, el sujeto puede atribuir la adversidad de su destino a circunstancias ajenas a sí mismo. Le hicieron de condición servil y por eso es esclavo. La culpa no es suya; no tiene por qué avergonzarse…

…La mujer, que no se queje, pues si le preguntara: "¿Por qué no eres duque? Si tú fueras duque, yo sería duquesa", el marido le contestaría: "Si mi padre hubiera sido duque, no me habría casado contigo, tan villana como yo, sino con una linda duquesita. ¿Por qué no conseguiste mejores padres?"…

…La cosa ya no pinta del mismo modo bajo el capitalismo. La posición de cada uno depende de su respectivo aporte. Quien no alcanza lo ambicionado, deja pasar oportunidades, sabe que sus semejantes le juzgaron y postergaron. Ahora sí, cuando su esposa le reprocha: "¿Por qué no ganas más que ochenta dólares a la semana? Si fueras tan hábil como tu antiguo amigo Pablo, serías encargado y viviríamos mejor", se percata de la propia humillante inferioridad…

La tan comentada dureza inhumana del capitalismo estriba precisamente en eso, en que se trata a cada uno según su contribución al bienestar de sus semejantes. El grito marxista "A cada uno según sus merecimientos" se cumple rigurosamente en el mercado, donde no se admiten excusas ni personales lamentaciones. Advierte cada cual que fracasó donde triunfaron otros, quienes, por el contrario, en gran número, arrancaron del mismo punto de donde el interesado partió. Y, lo que es peor, tales realidades constan a los demás. En la mirada familiar lee el tácito reproche: "¿Por qué no fuiste mejor?". La gente admira a quien triunfa, contemplando al fracasado con menosprecio y pena…”.

¡Cuánta razón tiene Mises! Puesto que muchos de estos fracasados que culpan al sistema, al entorno, al vecino más talentoso, a la hora que sale al sol, etc., terminan englosando las filas de las organizaciones socialistas que ruegan (¡y ahora exigen!) financiamiento proveniente de la expropiación de la riqueza que generan los más aplicados y trabajadores…

Sigue Mises diciendo que “se le critica al capitalismo, precisamente, por otorgar a todos la oportunidad de alcanzar las posiciones más envidiables, posiciones que, naturalmente, sólo pocos alcanzarán. Lo que en la vida consigamos nunca será más que una mínima fracción de lo originariamente ambicionado…

…Tratamos con gentes que lograron lo que nosotros no pudimos alcanzar. Hay quienes nos aventajaron y frente a ellos alimentamos subconscientes complejos de inferioridad. Tal sucede al vagabundo que mira al trabajador estable; al obrero ante el capataz; al empleado frente al director; al director para con el presidente; a quien tiene trescientos mil dólares cuando contempla al millonario. La confianza en sí mismo, el equilibrio moral, se quebranta al ver pasar a otros de mayor habilidad y superior capacidad para satisfacer los deseos de los demás. La propia ineficacia queda de manifiesto…”.

La propia ineficacia queda de manifiesto. Y esta es la verdadera razón del accionar de esta horda de parásitos que desean profitar gratuitamente del trabajo y la riqueza generada por otros.

Sociedad de oportunidades versus la justicia social.

Vamos a ser brutalmente sinceros. En la actualidad, en Chile, la carrera de las oportunidades es muy desigual. Algunos, tienen bibliotecas en casa, entran a los mejores colegios y viajan por el mundo; otros, estudian en colegios públicos con becas y apoyos, y los de más abajo, solo asisten a los colegios para cumplir la ley. Y como estos últimos son mayoría el mensaje de la justicia social les cala muy profundamente puesto que han encontrado las respuestas a su situación: ¡no es culpa de ellos…es culpa de los otros…ellos son buenas personas…los otros son malas personas…es justo que ellos reciban lo mismo que los otros, es injusto que otros tengan más…”. Y así hasta el infinito.

Se encogen de hombros cuando se les dice que muchos ricos trabajan de sol a sol para ser mejores…¿Por qué los inmigrantes recién llegados parecieran avanzar económicamente más rápido que los nativos?. El esfuerzo arduo y el trabajo duro es la única respuesta que una persona proactiva debe tener, por eso es válido decirles a los más jóvenes que si se esfuerzan brotarán más oportunidades de progresar en la vida.

Suponiendo que la entrega de regalos y subsidios sea justa, ¿Cuánto debe ir a cada uno?. En El Atavismo de la Justicia Social, Hayek, planteó que “una pequeña investigación demuestra que, a pesar que muchas personas no están satisfechas con los modelos de distribución existentes, ninguna de ellas tiene realmente una idea clara sobre cuál sería el patrón que consideraría justo. Todo lo que encontramos son evaluaciones intuitivas de casos particulares como injustos. Nadie ha encontrado ni siquiera una sola regla general; de la cual podamos deducir lo que es "socialmente justo", en todas las instancias particulares que cabrían bajo ella, salvo la regla de "igual pago por igual trabajo". La libre competencia, evitando todo aquello que considere mérito, necesidad y conceptos similares, sobre los cuales se basan las demandas de justicia social, tiende a reforzar la regla de igual pago…

…La razón por la cual la mayoría de la gente continúa creyendo firmemente en la "justicia social", incluso después de haber descubierto que no saben realmente lo que significa la frase, es que piensan que si casi todos creen en ella, por algo debe ser. La base para esta aceptación de una creencia casi universal, cuyo significado no es comprendido por la gente, es que todos hemos heredado de un tipo anterior y diferente de sociedad, en la cual el hombre existió por mucho más tiempo que en la presente, algunos instintos hoy profundamente arraigados que son inaplicables a nuestra civilización actual. De hecho, el hombre emergió de una sociedad primitiva cuando, en ciertas condiciones, un número cada vez mayor de individuos tuvo éxito, descartando aquellos mismos principios que habían mantenido unidos a los grupos más antiguos…”.

La gente cree en la “justicia social” porque es un concepto cómodo y que solo requiere ser un buen actor o actriz: poner cara de sufrimiento y parecer desvalido. Lo que no se dan cuenta muchos de estos abusadores es que están condenando a sus descendientes a la miseria y a la pobreza, porque ciertas conductas se replican en las generaciones futuras y no es extraño que la pobreza genere pobreza.

¿Cómo es posible que los actuales adultos sean tan irresponsables de no transmitir a las futuras generaciones el amor por el esfuerzo arduo y el trabajo duro?. Y la única respuesta es la contaminación ideológica que considera que la riqueza debe distribuirse en forma igualitaria sin tener en cuenta el aporte que se realiza a la sociedad.

Los socialistas consideran que el bienestar en la vida no puede depender del aporte que haga cada uno. El ser humano es proclive a sobreestimar sus propias capacidades y merecimientos; y por eso que buscan las causas de su actual condición socio-económica en factores ajenos a sí mismos. Así, los que ocupan lugares inferiores en la escala social, sacan pecho mostrando orgullo al tolerar dicha situación, lo que les permite conservar su dignidad y estima intacta, convencidos de que valen tanto o más que los otros.

Es decir, los socialistas rechazan la lógica de que el lugar en la escala social está fuertemente correlacionado con el aporte personal a la sociedad, porque dicha situación los hace sentirse fracasados y humillados. Por eso, rezuman odio y animosidad contra todos los que los superen.

Por lo tanto, los socialistas y los oportunistas, para consolarse y recuperar la confianza propia, buscan siempre sus chivos expiatorios. El fracaso no es culpa de ellos puesto que se consideran muy brillantes, eficientes y diligentes como cualquiera. Es el sistema que genera un orden social dominante lo que causa su desgracia; es este sistema el que no premia a los mejores, beneficiando a los egoístas carentes de escrúpulos, a los estafadores y a los explotadores.

Así, en el sistema actual, se debe optar entre la pobreza honrada o la turbia riqueza. Los socialistas prefieren ser pobres subsidiados por el Estado y por eso marchan por las calles para que todos los apoyen en la noble cruzada de devolverles lo que les corresponde. Por eso, algunos de los que ven que sus ambiciones no se cumplen a su satisfacción se convierten en rebeldes resentidos. Algunos, desde su púlpitos, se dedican a calumniar y difamar; otros, hábiles, enmascaran su odio tras filosóficas elucubraciones anticapitalistas; la masa de resentidos, salen a marchar y son la carne de cañón del resentimiento.

Pero, todos ellos, ahogan la voz en su interior que les grita en silencio que están equivocados pero los intereses superan a sus convicciones y eso es lo más terrible. Han perdido para siempre la capacidad humana de la responsabilidad personal y no pueden saltar el abismo entre su capacidad de realización y la valoración que el propio sujeto concede a su comportamiento.

Los socialistas son soñadores despiertos que exageran su propia valor y les gusta refugiarse en el soñado mundo "nuevo y mejor" en el que cada uno será recompensado con arreglo a su "verdadero" mérito.

Mientras tanto, salen a las calles a mostrar lo que son: oportunistas y parásitos sociales.

PANORAMA Liberal
Viernes 30 Marzo 2012

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