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lunes, 5 de diciembre de 2011

EL EQUILIBRIO NASH-COURNOT, ROL JUNJI Y LOS POLLOS: LA INSENSATEZ REGULATORIA


¿Verdadero cine de terror?. La estúpida regulación socialista 
La incongruencia es total. Durante años, los gobiernos socialistas han intervenido los mercados con más y más regulaciones y normativas obligatorias que solo pueden cumplir ciertas empresas y que ha terminado por generar altas barreras de entrada, expulsar la competencia y cerrar los mercados a unos pocos, provocando concentración económica. Y por lo mismo, no extraña que la otra consecuencia sean las probables colusiones y acuerdos de precios o producción.

Sin embargo, con motivo de la supuesta colusión de las empresas productoras de pollos, los socialistas ideólogos de la regulación, piden que se “aplique sanciones penales a los gerentes, miembros de directorio y dueños de las empresas involucradas en el caso de colusión de los productores de pollo” sin considerar que este es un mercado creado para que funcione de esa manera dada las múltiples regulaciones. Entonces, ¿cómo entender a los socialistas?, ¿si no quieren que las empresas se pongan de acuerdo respecto de precios o cantidades para que crean barreras de entradas con exceso de regulaciones?.

Una breve digresión de la estúpida regulación socialista: el empadronamiento Junji

Hace poco tiempo participé en un proyecto de instalación de un jardín infantil. Los estudios de mercado llevaron a la conclusión que parecía un plus incorporar el llamado rol Junji o empadronamiento que representa, para ciertos segmentos, una especie de certificación de calidad.
¿Es un estímulo para aumentar las oferta de jardines infantiles el Rol Junji?

De acuerdo a lo que se indica en el sitio web de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, www.junji.cl, “el empadronamiento consiste en una certificación de fe pública que la JUNJI entrega a la comunidad por medio de la cual acredita que un establecimiento en el que funciona una sala cuna y/o un jardín infantil constituye un espacio educativo ajustado a la normativa...reúne condiciones básicas de infraestructura, seguridad, personal idóneo y que cuenta con un proyecto educativo apropiado para los párvulos…garantiza aspectos clave referidos al cuidado y educación de los niños y niñas menores de seis años…tiene una vigencia indefinida…”

Y los “pocos” pasos “para optar al empadronamiento son:
1) Informarse de todas las disposiciones que reglamentan el funcionamiento de una sala cuna o de un jardín infantil (tamaño de las ventanas, ancho de las puertas, número de baños, metros cuadrados de patio, tipos de juegos, tipo de iluminación, etc.).
2)Gestionar la recepción definitiva (original o fotocopia) con copia autorizada de los planos del inmueble, entregada por la Dirección de Obras respectiva, el que a su vez, debe cumplir con las normativas que se encuentran en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción (capítulo 5) y Decreto Supremo 548 del Ministerio de Educación.
3) Presentar el original de aprobación sanitaria extendido por la autoridad de Salud competente.
4) Obtener la patente comercial.
5) Contratar personal en posesión de títulos profesionales y técnicos emanados de instituciones reconocidas por el Ministerio de Educación y contratos vigentes del personal que labora en el establecimiento.
6) Presentar en la dirección regional correspondiente los documentos legales y técnicos que son requisitos. Los requisitos para tal efecto son los establecidos en el Artículo N°4 de la Resolución JUNJI. Dichos requisitos son: Equipamiento necesario y adecuado en los recintos docentes, servicios de alimentación, higiénicos, administrativos y patios, de acuerdo a niveles pedagógicos, capacidades aprobadas y normativas básicas al respecto.
7) Solicitar visita de empadronamiento. Cuando se hayan reunido todos los antecedentes señalados en el punto anterior, la persona interesada deberá solicitar en la Dirección Regional de la JUNJI, una visita para la obtención del empadronamiento. Para ello, deberá llenar una solicitud por escrito e indicar los antecedentes generales de identificación del establecimiento.
8) Una vez realizado este paso, un profesional fiscalizador de JUNJI visitará el establecimiento para confirmar en terreno el cumplimiento de los requisitos y emitirá un informe técnico para la obtención del empadronamiento...”

Muchos emprendedores solo llegan al paso 2 que consiste en gestionar la autorización del inmueble para operar como jardín infantil. En el intertanto, al visitar la sede central de la Junji para requerir los antecedentes todos reciben el siguiente consejo de buena voluntad: “para que no le rechacen el empadronamiento y le salga más barato, demuela la propiedad actual, contrate un arquitecto con experiencia en jardines infantiles (es clave la experiencia), traiga los planos para que los revisemos, y solo después construya el jardín…Así se va a la segura porque si hace solo modificaciones menores al inmueble puede terminar rechazado”. Por supuesto, los costos involucrados en este consejo de la Junji no son despreciables: arquitecto, $3.000.000 y construcción, $40.000.000. Es decir, se debe disponer de, a lo menos, $43.000.000 para comenzar un jardín infantil que posea el rol junji. ¿Cuántos jardines infantiles nuevos se pueden construir con este requerimiento de capital?, ¿Cómo puede mejorarse la cobertura privada con estas obligaciones?, ¿quién estará dispuesto a asumir el riesgo en un mercado como éste?. Y el resultado final es que cada vez es más difícil instalar un jardín infantil puesto que la regulación socialista ahoga la competencia y la oferta, y reduce las opciones de elección de los consumidores. Y al final, el Estado debe terminar proveyendo lo que nadie puede proveer.

A muchos les parecerá natural y razonable el sinnúmero de permisos y obligaciones que se deben cumplir para poder instalar un jardín infantil, pero se mantiene la duda razonable respecto de que la regulación socialista considera que los padres son unos verdaderos incapaces de verificar y revisar por si mismos las condiciones del lugar en donde se educa su hijo. Por lo tanto, al regular y normar la industria para proteger al niño, se le quita la responsabilidad al verdadero responsable: los padres. Al final, las regulaciones socialistas convierten al Estado, es decir a todos o a nadie, en el único responsable de lo que sucede.

Otro ejemplo final. Hace poco tiempo atrás, 31 de los 33 mineros que sobrevivieron a casi 700 metros de profundidad demandaron al Estado en $ 7.750 millones basándose en que las minas estaban operando sin la adecuada fiscalización, pero, ¿alguien los obligó a trabajar en dichas condiciones o fue una decisión personal?. En realidad, es el Estado el que debiera demandarlos a ellos, para recuperar lo gastado en su rescate por su clara irresponsabilidad al trabajar en un ambiente inadecuado y en condiciones inseguras. Pero, prevalece la primera percepción: el Estado es el responsable. Y todos debemos pagar.

El modelo de Nash-Cournot-Bertrand

Cournot desarrolló, en 1838, un modelo de equilibrio entre empresas que compiten en forma simultánea fijando cantidades, adelantándose en más de un siglo a Nash. Básicamente, planteaba que dos empresas interactuaban tomando decisiones óptimas de producción en función de lo que producía la otra.

Por ejemplo, supongamos que existen dos empresas compitiendo, donde q1 y q2 son las cantidades producidas por cada una, por lo que la oferta total será Q = q1 + q2. Como el precio de mercado depende de las cantidades ofrecidas por ambas empresas, cuanto más produzcan ambas, menor será el precio; por lo tanto, cada empresa debe tener en cuenta cuanto producirá la otra para poder prever el precio, y por consiguiente los ingresos, que recibirá por sus ventas.

El equilibrio Nash-Cournot: entre el monopolio y la competencia
Cuando una empresa busca maximizar su beneficio igualando ingreso marginal y costo marginal, incorpora en la formulación de su propio ingreso (o ventas) la  cantidad que cree que producirá la otra, de modo de tenerla en cuenta al resolver su oferta óptima de bienes. Y ambas empresas hacen lo mismo, y así se obtiene un equilibrio colusivo cooperativo de Nash. Así, a cada empresa le conviene ofrecer más cuanto menos ofrezca la otra, y viceversa.

En otras palabras, el oligopolio se caracteriza  por la interdependencia  entre las acciones de  las diferentes empresas, por lo que la resulta crucial estudiar formalmente las relaciones estratégicas entre los distintos. En este caso, el comportamiento esperado de un agente racional cuando interactúa con otros agentes racionales, depende del conjunto de estrategias de que disponga.

El concepto más aplicado es el equilibrio de Nash-Cournot o equilibrio estratégico en el cual un vector de estrategias constituye un equilibrio de Nash si ningún jugador puede mejorar en sentido estricto su utilidad a través de un cambio unilateral de estrategia.

Por ejemplo, suponga un duopolio (que se puede hacer extensivo a más de 2 empresas) que se caracterizan porque el producto que ofrecen ambas empresas es homogéneo; el precio único de mercado resulta de la oferta agregada de las empresas y las empresas determinan simultáneamente la cantidad ofrecida. El resultado final es que la variable estratégica manipulada por cada empresa es la cantidad producida escogidas en forma simultánea.

Como ya hemos indicado, el beneficio de cada empresa es función de la cantidad  producida por esa empresa  y del precio de mercado, que a su vez es función de la cantidad producida por ambas empresas. Por lo tanto, la cantidad total en el equilibrio de Nash-Cournot es un valor intermedio entre la cantidad ofrecida por el monopolio  y la cantidad de competencia perfecta.

Al final, entonces, este conocido resultado solo formaliza la idea de que el modelo de competencia perfecta  debe ser entendido como un punto de referencia al que se aproximan mejor o peor  los mercados reales. Y se puede afirmar  que mercados con estructura  próxima a la competencia perfecta (número infinito de empresas) tiene un precio también más cercano a la competencia perfecta.

¿Quién tiene la culpa?, ¿el chancho o el que le da el afrecho?.

La conclusión del acápite anterior es la siguiente: los esfuerzos deben orientarse hacia la generación de mercados más y más competitivos, y evitar la proliferación de normativas y regulaciones que elevan las barreras de entrada e incrementan el poder de mercado de los participantes, ¿quién tiene la culpa?.

Los socialistas han creado una sociedad de enfermos de las normas y de las leyes; para ellos todo requiere una ley y una norma.

En estos días, los socialistas han estado rasgando vestiduras y planteando que "todos los países que quieren cuidar a los consumidores y a sus ciudadanos tienen una sanción penal cuando hay colusión para fijar precios o para establecer carteles y cuotas de producción y de mercado…

…para estas empresas que han depredado a la gente, la multa es casi irrisoria. La van a incorporar en los costos y la van a pagar los propios usuarios y consumidores. Por lo tanto, no es un verdadero desincentivo…

…lo que han hecho estas empresas es violar las normas más básicas de la libre competencia y establecer un conjunto de acciones tipo cartel a través de una asociación gremial para establecer cuotas de mercado y cuotas de producción que evidentemente redundan en una indirecta fijación de precios…

…se debe establecer en una Ley Antimonopolio la regulación de las cuotas de mercado y otros aspectos, recordando que en este caso, las tres empresas involucradas concentran el 90% de la producción de pollo del país, lo que es riesgoso…

…Aquí hay un conflicto sistemático. Es exactamente lo mismo que pasó con la colusión de las farmacias y también con las Isapres…la colusión está directamente relacionada con los niveles de concentración económica que existe en el país".

Los socialistas son tan hipócritas como el diablo vendiendo cruces. Se extrañan que las empresas productoras de pollos violen las normas más básicas de la libre competencia  en mercados en los cuáles ¡no hay competencia!, gracias a las insuperables regulaciones socialistas. Y quieren crear mercados de una manera artificial regulando cuotas de mercado y otras sandeces de este tipo.

Los mercados requieren libertad de operar, y la autoridad debe hacer esfuerzos para generar mercados competitivos, optimizando las regulaciones y normas, pero sin ahogar la innovación y el emprendimiento.

La clave está en más competencia y no en más regulación, pero esto difícilmente lo entiende una mente socialista que odia el lucro ajeno por definición.

La verdadera pregunta es, entonces, ¿qué hacemos con estos socialistas que propician las condiciones apropiadas para que surja este comportamiento predecible?, ¿hay que elegirlos de nuevo?. Por eso, la culpa no es del chancho, sino del que le da el afrecho.

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