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domingo, 23 de octubre de 2011

JÓVENES SIN FUTURO: EL CRUDO FRACASO DEL SOCIALISMO Y DE LA CLASE POLÍTICA


Los países más desarrollados están siendo recorridos por un viento helado que cala los huesos de los más jóvenes que están viendo como la crisis económica ha acabado con sus sueños y sus expectativas de vida. La mayoría de estos jóvenes tienen alta formación académica y muchos años de estudio, pero viven con trabajos muy precarios o sufren el virus del desempleo que inmoviliza y castra la iniciativa. Solo les queda ser un indignado más.
Jóvenes sin futuro gracias al socialismo y a la clase política

Años atrás les vendieron la promesa de que conseguirían mejorar su bienestar en base al esfuerzo, porque si estos jóvenes hubieran nacido en los años 50, les hubiera ido razonablemente bien, pero ahora no se pueden despertar de la pesadilla de “tener una vida miserable y desgraciada”. Ya no sorprende la pobreza de trabajos y salarios que se ofrecen a personas con enormes antecedentes académicos…

Pero, si allá los inteligentes sufren, acá en Chile, los más tontos salen a la calle pidiendo la misma receta que allá fracasó. Hay que ser tonto para salir a la calle a pedir una educación gratuita, de calidad y garantizada por el Estado, como si esa fuera una panacea que producirá la redistribución del ingreso esperada por todos.

La educación tiene por objetivo mejorar el bienestar y el nivel de vida de las personas, pero eso solo puede acontecer en una sociedad de libre mercado y competitiva, en la cual existan muchas empresas que puedan disputarse el talento humano que egrese de las universidades gratuitas.

Y, acá, no tenemos mercados competitivos…

Entonces, en Chile, ¿para donde vamos?

La ausencia de mercados competitivos son los resultados de un sistema perverso, pero eso no les interesa a los que marchan con Jackson, Vallejo o Guajardo. Tanto allá como acá, solo basta observar a la clase política para ver cómo han creado un sistema basado en la corrupción, uso de información privilegiada y entrega de privilegios a los que tienen poder; han construido un sistema en el cual está todo atado y bien atado…Mientras públicamente dicen una cosa, en la realidad hacen otra…Vean como controlan la información en la televisión y en los periódicos para tenernos aborregados.

Afortunadamente ahora tenemos internet. Y se puede saber cómo los señores parlamentarios contratan y viajan con familiares; reciben iPad de regalo; cenan de manera gratuita…y todo con cargo al dinero de los contribuyentes, pese a que con la renta que disfrutan estos señores y señoras, ¿cómo no van a ser capaces de comprar esos bienes y servicios?.

En realidad, la pregunta correcta es: con todos los privilegios de que goza la clase política, ¿van a estar dispuestos a cambiar un sistema que han perfeccionado en todos estos años?.

La clase política ha armado un tinglado complejo y que se ha ido perfeccionando con los años para ser perpetuado haciendo casi imposible cambiarlo. La izquierda le llama “modelo neo-liberal” y la derecha le llama “capitalismo”, pero lo único que sabe un chileno medio, que no tiene poder, es que este sistema, hoy, te devora sin contemplaciones y con los zapatos incluidos.

La efervescencia social pareciera ser la única esperanza, pero lo más probable es que acabe siendo liderada por los mismos demócratas dogmáticos que han hundido Europa, los mismos izquierdistas que te hablan de “libertad” pero que te ahogan con regulaciones…

Nuestro país no tiene futuro si seguimos rechazando el lucro como el gran culpable de que las cosas vayan mal. Si hoy día tenemos una colección de mierda de universidades clase X, Y o Z, no se debe al lucro, sino a la mierda de sistemas que los políticos han creado. Por ejemplo, se habla de que la Universidad Católica es una universidad de excelencia pero esta institución privilegiada, que ha recibido recursos económicos de la Iglesia y del Estado en montos enormes, solo le alcanza para ser la universidad número 400 de todo el mundo. Y lo anterior pese a que recibe a la flor y nata de nuestra juventud…

Nuestro gran problema: no tenemos libertad económica.

Nuestro gran problema es que no tenemos libertad económica para emprender a escala humana, y a su vez disponemos de muy poca libertad política. La Concertación clamaba a fines de los ’80 con la vuelta a la democracia, pero ellos se han convertido ahora en los nuevos dictadores. Piensan que “democracia” equivale a ir a votar cada cuatro años, y por eso se creen con el poder de decirnos que debemos o no hacer…y cuando les conviene, para cualquier problema, nos dicen que harán “un proyecto de ley para regular” cualquier cosa que siempre termina favoreciendo a los más grandes y que los hace más grandes.

Y, al final, agradecidos, los grandes empresarios privilegiados le cantan el feliz cumpleaños a Lagos al término de su mandato. No extraña, entonces, que en este gobierno de derecha, Piñera festeje su cumpleaños acompañado de empresarios.

Por lo tanto, la política y la economía se entrecruzan en una danza de millones, contactos, redes sociales y consecución de poder. Las isapres, las AFP, los bancos, las celulosas, las corredoras de bolsas, las aseguradoras, la televisión, el fútbol, los cementerios, el retail, la prensa escrita, el Transantiago, Sonda, Codelco, etc…forman un entramado que se sostiene por regulaciones infernales.

Pero, estas regulaciones infernales y su correspondiente régimen fiscal asfixiante, maximizan el tamaño de las grandes empresas y corporaciones, y solo terminan acabando con la iniciativa empresarial de pequeño tamaño. Los individuos más capaces se van del país para armar sus negocios, buscan sociedades más abiertas y competitivas que los validen…y aquí nos quedamos los que vivimos del subempleo y con trabajos miserables en el retail…Aquí no hay vida, es el mensaje más común. Empezando por la imposibilidad de crear empresas de tamaño humano en condiciones de generar ingresos.

Afortunadamente, nos podemos mover libremente por el mundo para buscar un futuro lejos. Los más jóvenes y capaces deben irse y no volver, dado que una carrera, magister o similar no garantiza un trabajo de calidad; las empresas no van a pelearse por un recién egresado; nadie te llamará para ofrecerte un generoso contrato en lo han estudiado; pasarán y pasarán meses mandando curriculums a diestro y siniestro sin ningún resultado…Entonces, o trabajas en cualquier cosa o te vas fuera de Chile en búsqueda del trabajo que deseas.

¿Cuál es la razón de todo ello?. No hay una masa crítica de empresas que estén disputando en los mercados y buscando talento humano debajo de las piedras, y a cambio solo hay empresas del retail y del comercio buscando vendedores y vendedoras de cosas que nadie quiere quiere…¿Puede alguien extrañarse de que se paguen bajos salarios?...

Por eso, la estupidez de las personas que siguen a la Vallejo, Jackson y similares, nos muestra la debacle de una educación que no nos ha enseñado a pensar por cuenta propia. Es decir, nuestra débil musculatura económica se refleja en grandes empresas participando en mercados muy poco competitivos y que languidecen en sus suculentas ganancias gracias a las exquisitas regulaciones que la clase política ha creado para, supuestamente, defender a los trabajadores. Y de esta manera han creado guetos laborales expuestos al abuso sin fin.

Y, con los liderazgos que tenemos, la situación no tiene pinta de solucionarse a corto plazo. Los jóvenes no tienen opción: atrapados entre la necedad de un discurso izquierdista y la terquedad de una clase política defensora de sus privilegios solo les queda emigrar hacia sociedades más necesitadas de talento; los que no podemos, debemos quedarnos y hacer brotar flores del desierto.

Agradezcámoselos al socialismo y a la clase política.

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