El martes de esta semana, los coroneles de la UDI Longueira y Chadwick llegaron hasta la oficina de partes de la Cámara Alta con el fin de presentar una reforma constitucional que establezca que el matrimonio sólo puede ser contraído entre un hombre y una mujer.
El proyecto, de un sólo artículo, busca incluir en el inciso dos del artículo uno de la Constitución que "en garantía y protección de la familia, sólo un hombre y una mujer, tienen derecho a contraer matrimonio".
Por lo tanto, al respecto, el reformado artículo quedaría:
“Artículo 1. Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos.
La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. En garantía y protección de la familia, sólo un hombre y una mujer, tienen derecho a contraer matrimonio...".
Y ardió Troya.
Los alcances de esta fugaz iniciativa.
Resulta claro que el objetivo de esta iniciativa tiene dos alcances. En primer lugar, el hecho de declarar inconstitucional el matrimonio entre parejas del mismo sexo permite calmar las aguas en los sectores más conservadores de la sociedad que temen (¡oh…dios mío¡) que el debate sobre regulación de las uniones de hecho de parejas heterosexuales y homosexuales pueda abrir las puertas a la legalización del matrimonio homosexual.
Pero, en segundo lugar, se presenta a pocos días del mensaje presidencial del 21 de mayo, para presionar a Piñera ante algún inminente anuncio de un proyecto de ley para regular las uniones de hecho. Con esta iniciativa, los coroneles le han mandado un ‘téngase presente’ a Piñera con el objetivo de indicarle que no le dejarían pasar un desliz en esta materia.
¿Quién le cree a Piñera? |
Y cuando Piñera manifestó públicamente que "creo mucho en el matrimonio como debe ser: entre un hombre y una mujer, que se casan para compartir un proyecto de vida y para recibir a los hijos que Dios nos mande. Siento que en Chile ni la familia ni el matrimonio tienen el reconocimiento que debieran", los coroneles dieron pié atrás y retiraron el proyecto. El objetivo estaba cumplido.
El matrimonio, ¿no es solo un contrato?.
El Código Civil chileno fue obra del jurista venezolano Andrés Bello y entró en vigencia el 1 de enero de 1857 y ha permanecido en vigor desde entonces, con variadas modificaciones. Por ejemplo, en el Título IV, Del Matrimonio, Art. 102, dice que “el matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente, y por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear, y de auxiliarse mutuamente”.
La sociedad ha avanzado enormemente en variados ámbitos pero en algunos aspectos legales estamos claramente sobrepasados por la realidad. El mismo Andrés Bello definía la ley, en el artículo 1º del Código Civil de Chile, como "una declaración de la voluntad soberana, que manifestada en la forma prescrita por la Constitución, manda, prohíbe o permite".
Por otra parte, es claro que las leyes delimitan el libre albedrío de las personas dentro de la sociedad y son un control externo que existe para que la conducta humana se ajuste a ciertos parámetros. Pero, el avance social logra consensos respecto de las interrelaciones humanas que obliga a las instituciones a realizar ciertos cambios para no verse sobrepasados.
Por ejemplo, es indudable que los homosexuales son personas como todos, con los mismos derechos y las mismas responsabilidades. Y que producto de un hecho natural tienen distintas preferencias sexuales.
Y dado que el matrimonio es un contrato como muchos tipos de contratos, ¿no puede ser posible ampliar las uniones de hecho a personas del mismo sexo?, ¿qué lo impide?, ¿quién es dueño de la verdad?, ¿quién puede tener la sabiduría para determinar que es bueno y que es malo para la sociedad?, ¿no es un avance permitir que las personas vivan su vida de la manera que deseen?, ¿Por qué algunas personas que piensan distinto usan el poder de que disponen para impedir legislar?, ¿de eso se trata todo: de quién tiene el poder?.
Las sociedades deben avanzar y no quedarse estancadas. Por ejemplo, cuando se está en presencia de una poza de agua sin circulación, con el paso del tiempo comienzan a sentirse los malos olores, la aparición de plagas y un deterioro de la calidad de vida. Y lo mismo pasa en una sociedad estancada que tiene urgente necesidad de abrir las puertas y ventanas para oxigenar la institucionalidad ya caduca y obsoleta. El paso del tiempo pudre desde adentro a cierto tipo de instituciones que deben ser renovadas.
Los homosexuales, como personas valiosas para la sociedad, requieren tener los mismos derechos y las mismas obligaciones que todos comparten y si quieren vivir en pareja, no es razonable que aquellos que detentan el poder de turno les cierren las puertas sin más argumento que el poder de un cargo.
Los proyectos deben tener un rostro humano.
Planteamos que los proyectos que se presenten deben tener rostro humano, y en este caso, significa darles una opción de vida a las personas de igual sexo para formar una familia con los mismos deberes y responsabilidades de todos. Coincidimos que esto requerirá cambios adicionales pero es el precio que debemos pagar para incorporar a la sociedad a personas de talento y que son discriminadas tan duramente.
En tal sentido, solicitamos a la autoridad respectiva una primera modificación al Título IV, Del Matrimonio, Art. 102, que diga que “el matrimonio es un contrato solemne por el cual dos personas se unen actual e indisolublemente, y por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear (en el caso de parejas heterosexuales), y de auxiliarse mutuamente”.
Esta es una obligación que tenemos como sociedad para acogernos entre todos, de darnos espacios y posibilidades para desarrollarnos integralmente. Ya no es posible creer que el único tipo humano sea el mayoritario, sino que debemos respetar a las minorías porque son los que marcan las diferencias.
La discriminación es una pobre muestra de lo que algunos pueden hacer en su tránsito por la vida; aquellos que detentan el poder temporal tienen mayor obligación de mirar que el futuro que se acerca a pasos agigantados ya nos sobrepasó.
Está bien tener creencias sólidas, pero que beneficien al género humano.
El matrimonio homosexual es un proyecto contrario a la naturaleza biológica humana. Y no hay más.
ResponderEliminarComo bien ha comentado el primer ministro Cameron, no hay nada más conservador que el matrimonio. Por eso me pareció un error cuando ZP legalizó los matrimonios homosexuales en lugar de equiparar las uniones civiles y parejas de hecho con los matrimonios.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, exigir un derecho, anclado en un pasado rancio y que debe ser superado es un tremendo error. Pero mientras así estén las cosas, mejor lo malo conocido (matrimonio homosexual) que lo óptimo por conocer (equiparación entre parejas de hecho y matrimonios).
Deberian empezar a pensar como personas del siglo en el que estamos, y ademas pensar que no son los unicos ni sus ideas son mejores que las del resto.
ResponderEliminarMe parece que esta ley deberia de haberse creado hace mucho tiempo y es que no consigo entender cuales son los contras de ella, significa libertad para cualquier persona por encima de todo.
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