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domingo, 1 de mayo de 2011

EL PRINCIPIO DE PETER Y COMO FUNCIONA EL PARLAMENTO


En 1969, Laurence Peter escribía que el Principio de Peter se sistematizó tras varios años de observación de la incompetencia del ser humano en las más variadas jerarquías y organizaciones como colegios, fábricas, talleres, iglesias, política y Gobierno.

Después de algunos años, se presentó en sociedad el Principio de Peter:

"En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia"

Pero, en realidad, estamos sitiados por los incompetentes e incluso nosotros mismos somos incompetentes para realizar muchas y diversas labores. En una oportunidad, en un empleo me ascendieron a un cargo para el cual yo no reunía las competencias y se lo manifesté con claridad a las personas respectivas. La respuesta fue algo así como “si no sirve en ese cargo, no puede servir en ninguno”, y me ascendieron, para después de un tiempo verme despedido sin ningún tipo de argumentos.

En conclusión, dado nuestro estado actual de desarrollo y las instituciones que hemos construido, lo normal es ser incompetente porque hemos creado instituciones que van más allá de nuestras capacidades humanas y para las cuáles no estamos dotados como especie. Los perros son perros y no les interesa ser otra cosa, pero los humanos quieren ser dioses y quieren construir el futuro que sueñan...

Y respecto de la política, a Peter le preguntaban: ¿el mundo está gobernado por hombres inteligentes que nos están engañando o por imbéciles que no se dan cuenta que lo son?. Y esto es lo que planteaba el profesor Peter:

“EL PARLAMENTO

La mayoría de los Parlamentos modernos -aun en los países no democráticos- son elegidos por voto popular. Cabría pensar que los votantes, por su propio interés, reconocerían y elegirían a los estadistas más competentes para que los representasen en la capital. Esa es, en efecto, la teoría simplificada del Gobierno representativo. En realidad, el proceso es algo más complicado.

En la actualidad, la política se halla dominada por el sistema de partidos. Hay países que solamente tienen un único partido oficial; otros tienen dos; otros tienen varios. El partido político suele ser ingenuamente descrito como un grupo de personas de ideas semejantes que cooperan en promover sus intereses comunes. Esto ya no es válido. Esa función se halla hoy día enteramente desarrollada por los pasillos, y hay tantos pasillos como intereses especiales.

El partido político existe hoy primariamente como aparato para la selección de candidatos y para conseguir su elección.

Una raza a extinguir

Desde luego, de vez en cuando un candidato «independiente» resulta elegido gracias a su propio esfuerzo, sin contar con el apoyo de ningún partido. Pero debido al enorme gasto de las campañas políticas este fenómeno es muy raro en los niveles local y regional, y desconocido en las elecciones nacionales. Puede decirse que, en la política moderna, compete a los partidos la selección de candidatos.

La jerarquía del partido

Todo partido político, como cualquier miembro de ellos sabe, es una jerarquía. Cierto que la mayoría de sus miembros trabajan sin percibir remuneración alguna a cambio, y que, incluso, pagan por ese privilegio, pero existe, no obstante, una bien delineada estructura de grados y un definido sistema de ascenso de un grado a otro.

He expuesto hasta ahora el Principio de Peter en su aplicación a los trabajadores a sueldo. A continuación verá usted que también es válido en este tipo de jerarquía.

En un partido político, como en una fábrica o en un ejército, la competencia en un grado es requisito para el ascenso al siguiente. Un competente captador de votos a domicilio resulta elegible para el ascenso; puede que se le permita organizar un equipo de captadores de votos. El captador ineficaz o antipático continúa llamando a las puertas y alienando votantes.

Un rápido rellenador de sobres puede esperar llegar a jefe de un equipo de rellenadores de sobres; un incompetente rellenador de sobres continuará rellenando sobres lenta y torpemente, metiendo dos octavillas en unos, ninguna en otros, doblándolas mal, dejándolas caer al suelo, etc., tanto tiempo como permanezca con el partido.

Un competente recaudador de fondos puede ser ascendido a miembro del comité que designa al candidato. Aun siendo un buen pedigüeño, tal vez no sea competente para juzgar a los hombres como legisladores y tal vez apoye a un candidato incompetente.

Aunque la mayoría de los miembros del comité de designación se componga de competentes jueces de hombres, este comité seleccionará al candidato, no por su potencial sabiduría como legislador, ¡sino por su presunta capacidad para ganar las elecciones!

En un partido político la competencia en una categoría es requisito para ser ascendido a la siguiente.

El gran paso: candidato a legislador

En pasados tiempos, cuando las grandes concentraciones de masas decidían los resultados de las elecciones, y cuando la oratoria era un noble arte, un orador fogoso podía esperar ser nombrado candidato por un partido, y el mejor orador de todos los candidatos podía obtener el escaño. Pero, naturalmente, la capacidad de hechizar, de divertir, de inflamar a una multitud de diez mil votantes con los gestos y con la voz no llevaba consigo la capacidad de pensar juiciosamente, de deliberar serenamente y de votar sabiamente sobre los asuntos de la nación.

Con el desarrollo de las campañas electrónicas, un partido puede nombrar como candidato al hombre que mejor aspecto ofrezca en la televisión. Pero la capacidad de dar con la ayuda del maquillaje y la iluminación- una imagen atractiva en una pantalla fluorescente, no constituye garantía alguna de una competente actuación en el Parlamento.

Muchos hombres, bajo los antiguos y los nuevos sistemas, han dado el paso ascendente de candidato a legislador, sólo para alcanzar su nivel de incompetencia.

Incompetencia en el Parlamento

El parlamento mismo es una jerarquía. Un representante elegido que se revela incompetente como parlamentario ordinario no obtendrá ningún ascenso. Pero un legislador ordinario competente es elegible para ser ascendido a un puesto de mayor poder, miembro de un importante comité, presidente de comité o, en ciertos sistemas, ministro del Gobierno. También en cualquiera de estos grados el ascendido puede ser incompetente.

Vemos, pues, que el Principio de Peter controla todo el brazo legislativo del Gobierno, desde el miembro más humilde del partido hasta los que ocupan los más elevados puestos electivos. Cada uno tiende a elevarse hasta su nivel, y cada puesto tiende, con el tiempo, a ser ocupado por alguien incompetente para desempeñar sus deberes”.

Al parecer, luego de esta lectura, podemos ir mejorando la comprensión de porque nuestros políticos funcionan como funcionan.

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