La crisis del gas de Magallanes trajo consigo un cambio de gabinete que incluyó la designación de parlamentarios en ejercicio como ministros. Los partidos políticos, en un proceso interno y cupular, se entregaron a la tarea de buscar los reemplazantes que tuvieran los méritos que consideraran más adecuados para potenciar el rol del partido en el congreso. Una de las personas desechadas, en el proceso de búsqueda, planteaba públicamente que “tengo los méritos suficientes para ser senador…este tipo de cosas hechas tan rápidamente deja un sabor muy amargo…”.
Efectivamente, este tipo de designaciones son contrarias al espíritu democrático porque hacen que la decisión de los votantes no se respete. ¿Por qué razón la autoridad central nombra a otras autoridades en ejercicio para dichos cargos?, ¿no hay más personas capaces?, ¿es justo que un partido político designe a un parlamentario en base a un proceso cupular?.
Probablemente, hechos como el indicado aumentan el desprestigio y el desinterés de la política que la ciudadanía manifiesta.
El 16 de diciembre del año 2008, falleció el influente filósofo y experto constitucional, Bernard Crick que introdujo el concepto de educación ciudadana al escribir el libro En Defensa de la Política.
Crick planteaba en su clásico texto que, en muchas partes del mundo, la política es una palabra de connotaciones negativas y una de las actividades peor evaluadas por las personas pero a la que todos nos sometemos. ¿Cómo es posible que una actividad tan noble tenga tan baja aceptación?.
El término “política” es usado para identificar todo el proceso de interrelaciones humanas asociadas al concepto de “poder”. Y la molestia ciudadana se debe a tres aspectos confusos y no aclarados. En primer lugar, no hay claridad respecto del término “política” y de lo que realmente significa. En segundo lugar, se confunde toda la actividad que realiza el gobierno con política. Y en tercer lugar, por la falta de adecuados mecanismos políticos que terminan ensuciando y mancillando el nombre de la política por las ambiciones y deseos de los gobernantes.
El significado de política
Bernard Crick define la política como “la forma o las formas de conciliar intereses divergentes en el seno de un país plural. Es decir, buscar con astucia, tolerancia, prudencia y flexibilidad maneras para llegar a acuerdos sobre diferentes temas, desde diferentes intereses que están en pugna, en un país que es heterogéneo y tiene variedad de visiones sobre cómo debe resolverse o debe de tocarle a un grupo o actividad tal o cual cosa”.
Indica que el consenso no es un componente de la política, sino que más bien el consenso es la política en si misma porque “hacer política es estar buscando llegar a acuerdos inestables, pero eficientes, indefinida e ilimitadamente”. Estos acuerdos son Inestables por la enorme gama de intereses que están en pugna dentro de una variedad multicolor que compone un estado. Crick utiliza el término conciliación como el objetivo central de la política y lo entiende como la posibilidad de llegar a un punto aceptado por los conciliados, es decir, “que las ideas de vida, que pueden ser contrarias, acepten temporalmente una determinada situación”.
Esta conciliación, en muchas ocasiones, no es satisfactoria, dado que es un equilibrio inestable por estar dependiendo de un mínimo margen de ajuste de diferencias. Puede ser desventajosa para todos, incluso para los mismos conciliados, y como no supone éxito de una parte y derrota de la otra, puede haber éxito para todos y derrota para todos.
La tesis de Crick, es la de que “la política debe ser la diaria preocupación de los hombres libres, porque su vigencia es prueba de libertad”.
Lo que la política no es.
Tal como indicamos, se confunde toda la actividad que realiza el gobierno con política. Que un funcionario público hable de sueldos “reguleques” o de puentes que “valen callampa”, es una acción individual, y el gobierno hace bien en despedirlos, porque la política es más que una mera opinión personal que se hace pública. Lo mismo en el caso de entidades de gobierno que pagan los sueldos con un sobre.
Probablemente, la fuente básica de confusión está en que los gobiernos y parlamentos no profundizan procesos ni mecanismos políticos que den tranquilidad a la ciudadanía respecto del uso de los recursos de los contribuyentes. La falta de transparencia, la reelección permanente, la toma de decisiones cupulares a espaldas de los ciudadanos, la corrupción, el autoritarismo, la falta de canales de participación ciudadana, los pésimos servicios públicos en salud, educación y trasporte ; osnes que terminan ensuciando y mancillando el nombre de la política por las ambiciones y deseos de los gobernantes.
Crick plantea que “solo la estupidez permite aceptar el argumento de que porque hay políticos corruptos, la política debe ser despreciada. Los enemigos de la política, o quienes se benefician de su devaluación y desprecio, son precisamente los que no ven con buenos ojos la participación de su pueblo en el ejercicio del poder, como Fidel Castro o Augusto Pinochet en el pasado, que siempre denostaron a los políticos”.
Finalmente, Crick plantea que “reivindicar el valor moral de la política debe ser el camino. Sin ello, será difícil que las instituciones de gobierno reporten bienes públicos para la sociedad.. La política debe huir del oportunismo inmediatista y del imposible intento de escalar el cielo. La política descarta la anarquía, porque privilegia los objetivos de orden, seguridad y libertad igualitarias; pero al mismo tiempo condena lo contrario a la anarquía que es el ejercicio arbitrario del poder, porque creen en el Derecho. Debe huir también de las ideologías que exaltan las pasiones humanas y los deseos exacerbados de poder, que privilegian la sumisión, la coerción, la violencia y subyugan la libertad. Debe huir incluso de la democracia exagerada, porque advierte -Crick- que la libertad necesita ser defendida de la dictadura de la mayoría dando oportunidad a que las minorías también tengan participación en los procesos de tomas de decisiones. El sistema político de gobierno consiste en escuchar a esos otros grupos a fin de conciliarlos en la medida de lo posible y en ofrecerles categoría legal, protección y medios de expresión claros y razonablemente seguros, todo lo cual debe permitir que esos otros grupos puedan hablar y hablen con libertad. Además, la política debería acercar a esos grupos entre sí, de manera que cada uno de ellos y el conjunto de todos puedan hacer una contribución real al objetivo general de la gobernación: el mantenimiento del orden”
La política y la democracia van tomadas de la mano, y los sistemas alternativos son el autoritarismo, la monarquía, etc. que no deseamos para nuestro país. La clase política no cambiará su forma de actuar si los ciudadanos no empiezan a buscar las maneras, formas o medios de hacer verdadera política.
Por lo tanto, empezar a politizar y no a despolitizar es la clave para profundizar nuestra democracia.
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