Los comunistas (¡los comunistas!) plantean que “el neosocialismo chavista es una nueva forma de redistribución de la miseria”. En resumidas cuentas, no están de acuerdo con los fundamentos del “socialismo del siglo 21”, pregonados a los cuatro vientos por este dictador, dado que solo es un simple reemplazo del sistema capitalista de libre empresa por un sistema capitalista estatal…Cualquiera hubiera pensado que el comunismo era cercano al chavismo pero la realidad es que “el socialismo del siglo 21” es percibido como una especie de totalitarismo de derecha…
En suma, el neosocialismo chavista es considerado por los comunistas como “un proyecto netamente burgués”. El argumento es que el ascenso al poder de un personaje populista como Chávez se debería a una burguesía que, en el siglo pasado, gobernaba Venezuela de espaldas a la sociedad, abusando del poder y de sus regalías, en un ambiente de corrupción y deterioro de la convivencia entre las distintas clases sociales manteniendo a las grandes mayorías en la pobreza y la miseria. Este fue el caldo de cultivo para un mesiánico como Chavez, “poseedor” de las soluciones para las mayorías postergadas.
Así, en 1994 se lanza en un carrera política basado en un discurso contrario a la burguesía dueña del poder y sembrando la esperanza en los pobres de que él representaba un “nuevo futuro y una nueva esperanza”. Sin embargo, lo que acontece es que para apoyar a Chávez surge “una nueva burguesía” (los que estaban excluidos del poder) que comienzan a enfrentarse a la antigua burguesía (los que tenían el poder).
Es decir, Chávez derriba una burguesía para terminar imponiendo otra. El juego cambia de signo, pero la miseria se mantiene. Por lo tanto, según los comunistas, Chávez es solo el resultado de la descomposición del capitalismo de libre empresa aplicado por la burguesía venezolana. Y no representa el legítimo triunfo del “proletariado sobre la burguesía” sino el reemplazo de una burguesía por otra burguesía, manteniendo al pueblo sumergido en la pobreza y la miseria.
Dicen los comunistas que en “el capitalismo decadente, la burguesía, sea de derecha o izquierda, no tiene otra opción que recurrir a aplicar variantes al capitalismo de Estado, así lo adorne de bolivarianismo o de otro recurso ideológico. Ni las fuerzas de derecha ni de izquierda del capital pueden introducir reformas al sistema capitalista, y mucho menos hacer una revolución: la época en que la burguesía era una clase revolucionaria quedó cerrada cuando el modo de producción capitalista llegó a todos los confines del planeta; así mismo. Desde entonces hasta nuestros días el capitalismo sobrevive gracias a un ataque despiadado a las condiciones de vida de los trabajadores y pauperizando a millones de seres humanos, labor que realiza con el apoyo de sus partidos de derecha e izquierda, y los sindicatos”.
Esta es la “verdad” comunista respecto del chavismo y su socialismo del siglo 21, pero para los liberales solo es una muestra de la descomposición de una ideología propia de museos, fosilizada por la historia y la experiencia humana.
El socialismo y su extremo comunista son ejemplos de creaciones de una razón arrogante. Tal como planteaba Hayek en La Fatal Arrogancia, algunos intelectuales (y los mesiánicos que siguen sus ideas) continúan en la búsqueda de sociedades perfectas gobernadas por la razón. La sociedad socialista, en todas sus variantes, es una creación arrogante de la mente humana. Construir utopías está en los genes de los socialistas totalitarios dado que creen que mediante la razón podrán crear sociedades humanas prósperas, ordenadas, igualitarias y libres. Y lo único que crean es miseria y pobreza.
Solo el ideal de la libertad puede inspirar en las modernas sociedades y lograr maximizar sus logros. Nuestra civilización está edificada sobre el principio de la libertad que permite generar beneficios impensados por otros medios, por eso debemos estar alertas contra aquellos mesías “poseedores de verdades únicas y exclusivas” para generar riqueza.
El comunismo y el socialismo siempre traen consigo más y más pobreza y miseria. Basta con mirar la Venezuela chavista y la Cuba castrista para percibir que son una muestra de la decadencia de ideas pretenciosas y perniciosas.
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